Parece ceder la resistencia de gobiernos europeos a la candidatura del subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Paul Wolfowitz, a encabezar el Banco Mundial. Mientras, europarlamentarios de centro e izquierda lanzan una campaña contra esa designación.
Wolfowitz, uno de los principales impulsores de la guerra en Iraq y de la unilateral política exterior de Washington, se enfrentará con algunos de sus mayores críticos en Bruselas, donde se entrevistará con los principales funcionarios de la Unión Europea (UE).
Pero aún se ignora la fecha de la visita, e incluso si ocurrirá antes o después de su consagración como sucesor de James Wolfensohn, cuyo periodo al frente del Banco Mundial concluirá el 31 de mayo.
Los ministros de Finanzas de la UE analizarán en su reunión de este martes y miércoles la candidatura del poderoso funcionario estadounidense, pero se prevé que no se tomará una posición en bloque.
Los 25 países de la UE suman alrededor de 30 por ciento de los votos en la junta directiva del Banco Mundial, mientras Estados Unidos, el principal accionista individual de la institución, cuenta con 16 por ciento.
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Pero la UE no actúa como bloque en el Banco. Alemania tiene 4,49 por ciento de los votos, y Francia y Gran Bretaña, 4,3 cada uno, por ejemplo.
Tradicionalmente, el Banco Mundial es encabezado por un estadounidense, y el Fondo Monetario Internacional (FMI), por un europeo. Las designaciones han sido siempre resueltas por consenso, sin que fuera necesario apelar al recurso de una votación.
Pero los oponentes a la designación de Wolfowitz recordaron que Estados Unidos impuso en 2000 el veto a la candidatura del alemán Caio Koch-Weser a director gerente del FMI. Finalmente, el cargo fue cubierto por el también alemán Horst Koehler.
El canciller (jefe de gobierno) de Alemania, Gerhard Schroeder, anunció que no se opondrá a la designación de Wolfowitz. Tengo la impresión de que nos veremos gratamente sorprendidos por la gestión del funcionario estadounidense, dijo Schroeder a la televisión alemana.
El canciller alemán pareció contradecir así a su ministra de Desarrollo, Heidemarie Wieczorek-Zeul, quien había advertido la semana pasada que el entusiasmo de la vieja Europa ante la candidatura de Wolfowitz no es exactamente abrumadora.
La vieja Europa fue el término acuñado por el secretario (ministro) de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld para referirse en 2003 a los países de ese continente que se opusieron a la invasión de Iraq, entre ellos Alemania y Francia.
Rumsfeld y Wolfowitz, su segundo, son dos de los pilares del ala neoconservadora del gobierno de George W. Bush, que ha dominado la política exterior estadounidense desde 2001.
Bush anunció la candidatura de Wolfowitz la semana pasada. El Banco Mundial es la principal agencia de asistencia al desarrollo del planeta, con un total de 20.000 dólares anuales aportados en concepto de créditos y donaciones.
En la próxima visita de Wolfowitz a Bruselas, procuraré reunirme con él para escuchar sus ideas sobre desarrollo, sobre los grandes desafíos venideros y sobre su visión del Banco Mundial, dijo el comisario europeo para Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel.
Como principal donante de asistencia del mundo, la UE ha forjado una alianza estratégica con el Banco Mundial para lograr su principal objetivo, el alivio de la pobreza. Esta institución (…) tiene una enorme tarea que solo puede ser asumida en un esfuerzo conjunto con la comunidad internacional, agregó Michel.
A pesar de sus antecedentes como defensor del unilateralismo en su carácter de funcionario del gobierno estadounidense, Wolfowitz insiste en que no tratará de cambiar el enfoque del Banco a uno más político.
De todos modos, algunas figuras del Parlamento Europeo, el único órgano de la UE directamente elegido por la ciudadanía de sus 25 países, reclaman el retiro de la candidatura.
El europarlamentario verde alemán Daniel Cohn-Bendit, el liberal-demócrata británico Andrew Duff, el demócrata cristiano francés Alain Lamassoure y el socialista austríaco Hannes Swoboda exigieron el lunes a los gobiernos de la UE, en una declaración conjunta, la no aceptación de la nominación.
Wolfowitz es un derechista descarado cuyas políticas están desalineadas con las de la UE. Se comportará como un procónsul de Estados Unidos y nunca merecerá la confianza de la comunidad mundial de desarrollo, observó Duff en su página web.
El Comité de Desarrollo del Parlamento Europeo pidió a los gobiernos, a través de una carta firmada por su presidenta, la europarlamentaria comunista italiana Luisa Morgantini, la apertura de un proceso para aceptar otros candidatos a encabezar el Banco Mundial.
El presidente del Banco Mundial, debería tener conocimiento profundo sobre asuntos de desarrollo y resolución de conflictos interculturales, apoyar el multilateralismo y tener un compromiso personal con la equidad social y la erradicación de la pobreza, escribió Morgantini.
Mientras, la europarlamentaria laborista británica Glenys Kinnock urgió a la UE a esgrimir su poder de voto dentro del Banco Mundial para aguar la fiesta de Wolfowitz.
La UE tiene más peso en la directiva del Banco Mundial que Estados Unidos. Debería usarlo. La idea de que alguien sin experiencia ni conocimientos sobre desarrollo pueda caer en paracaídas en este puesto es inconcebible, dijo Kinnock.
Es un connotado neoconservador belicista para quien, por ejemplo, la democracia puede imponerse por la fuerza. Es el candidato de un gobierno opuesto al resto del mundo en materia de cambio climático, promoción de la justicia, comercio justo, la reforma de la deuda o el aumento de la asistencia, agregó.
Al conocerse la nominación de Wolfowitz, la reacción de Gran Bretaña, principal aliado de Estados Unidos en Europa, fue fría. El portavoz del primer ministro Tony Blair anunció que Londres esperaría a ver si hay otros candidatos.
Mientras, el ministro de Finanzas, Gordon Brown, manifestó: Es una nominación, habrá una discusión y luego otra en la reunión del Comité de Desarrollo del Banco Mundial.
Y el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Michel Barnier, indicó que su país pondría a Wolfowitz en el mismo nivel que a los otros candidatos.
En tiempos de la guerra en Iraq, Wolfowitz había dicho que Francia debería pagar algunas consecuencias por su rechazo a la invasión, y en particular por el veto que impuso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) del apoyo a Turquía ante la conflagración.
También en la sociedad civil cunde el descontento por la candidatura de Wolfowitz. Es una elección terrible. Es el hombre equivocado para el trabajo, sostuvo David Waskow, de la filial estadounidense de la organización ambientalista Amigos de la Tierra.
Lo único que ha demostrado Wolfowitz en materia de colaboración con otros países es desdén, aseguró.
La confederación de organizaciones no gubernamentales europeas Concord, dedicada a la asistencia al desarrollo, lanzó una campaña de recolección de firmas que acompañarán una petición dirigida a jefes de Estado y de gobierno para que rechacen la candidatura.
Una petición similar fue emitida desde su sede en Bruselas por la Red Europea sobre Deuda y Desarrollo, coalición de organizaciones que promueven la condonación de la deuda externa del Sur pobre.
Un mosaico de organizaciones sindicales, ambientalistas, estudiantiles y religiosas de todo el mundo, e incluso de Estados Unidos, se lanzaron a luchar contra la candidatura de Wolfowitz.
La campaña estadounidense Movilización por Justicia Global ubicó el rechazo al subsecretario de Defensa como principal punto de la convocatoria a sus acostumbradas manifestaciones en ocasión de las reuniones anuales del Banco Mundial y el FMI, que esta vez se celebrarán el 16 y el 17 de abril.
La candidatura de Paul Wolfowitz es un recordatorio del modo en Washington concibe al Banco Mundial: como una extensión del rol internacional del Departamento del Tesoro (ministerio de finanzas) y como herramienta de su política exterior, sostuvo Ian Vásquez, analista del Instituto Cato, un centro académico liberal estadounidense.
De todos modos, los observadores más cercanos de la política internacional son escépticos sobre la posibilidad de que Washington aborte la candidatura de Wolfowitz.
No creo que la UE pueda bloquear esto, dijo a IPS Greg Austin, director de investigaciones del Centro de Política Exterior, un instituto de análisis con sede en Londres. Será difícil que los países miembros de la UE se unan en una posición firme al respecto.
(*) Con aportes de Emad Mekay, desde Washington, y Sanjay Suri, desde Londres