La comunidad internacional sigue sin lograr una definición común del terrorismo, pese al trabajo de 200 expertos de 50 países y sus debates con ex mandatarios, que culminaron este jueves con la presencia del rey Juan Carlos de España y el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
El encuentro fue convocado como homenaje a las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid y con el objetivo de ”discutir una nueva estrategia global de ataque al terrorismo”, según manifestó el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), presidente de la entidad convocante, el Club de Madrid.
Los problemas llegaron a la hora de buscar una definición compartida de lo que se entiende por terrorismo, y en especial al discutir si pueden considerarse terroristas las acciones militares contra la población civil.
Al preguntarle IPS a Irene Khan, secretaria general de la organización no gubernamental Amnistía Internacional, si los bombardeos estadounidenses contra la población civil en Iraq deben ser definidos como ”actos de terrorismo”, contestó que no, porque el derecho internacional no tiene una definición de terrorismo de Estado.
No obstante, aclaró que ”el gobierno estadounidense ha mostrado un flagrante desprecio por los principios de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario”.
Ese desprecio ”ha quedado patente con el establecimiento de las comisiones militares de Guantánamo (base militar estadounidense en el extremo oriental de Cuba), las políticas de detenciones arbitrarias, los traspasos de prisioneros fuera del ámbito del Estado de derecho y las denuncias de tortura procedentes de (la cárcel iraquí de) Abu Ghraib y otros lugares”.
Khan, quien participó en el encuentro del Club de Madrid, añadió que ese comportamiento del gobierno estadounidense ”llevó a otros gobiernos a creer que es aceptable violar los derechos humanos en nombre de la seguridad”.
”El respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales no es optativo. No hay argumento sobre la seguridad o la libertad que justifique el abuso contra los derechos humanos. Ni los Estados, ni los grupos armados ni los individuos están por encima de la ley”, aseveró.
Cardoso no vaciló en vincular, indirectamente, a Estados Unidos con la violación de los derechos humanos y el auge del terrorismo, pues recordó que ”las condiciones para una respuesta conjunta de la comunidad internacional al terrorismo se fragmentaron después de la invasión de Iraq, en conflicto con la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y en contradicción con el derecho”.
”Las respuestas violentas pueden agravar el problema en lugar de resolverlo y la indulgencia puede ser incluso peor”, alegó.
Durante los debates, el ex primer ministro francés Lionel Jospin (1997-2002), destacó que hay diferencias en el combate al terrorismo entre Europa y Estados Unidos. Puso como ejemplo la alianza hispano-francesa ”de estrecha colaboración internacional, con la ley y el estado de derecho en la mano”.
El político francés agregó que esa política europea logró grandes éxitos, sin violar la ley ni los derechos humanos, mientras que Estados Unidos no los ha logrado ”con métodos como los empleados en Guantánamo”.
Cerca suyo estaba sentada la ex secretaria de estado estadounidense Madeleine Albright, quien lo apoyó y señaló que no se siente más segura con las medidas adoptadas por el gobierno de su país. Además, puntualizó, teme reconocer en público esa sensación de inseguridad porque daría una justificación para que, ”con la excusa de protegerme, recorten más las libertades y los derechos”.
Otro estadounidense, Ray Kendall, coordinador de los debates sobre el combate al terrorismo, enumeró prácticas antiterroristas que debería abandonar el gobierno de George Bush, como los encarcelamientos por tiempo indefinido, los interrogatorios ilegales, la negación del derecho a contar con abogados defensores y el traslado de los presos a otros países para eludir la legislación vigente, que en Estados Unidos prohíbe esas acciones.
”El terrorismo se debe combatir mediante la aplicación plena de los principios democráticos, la ley y el estado de derecho”, sentenció Kendall, en medio de generalizados gestos de aprobación a sus palabras.
En ese sentido, la réplica al terrorismo en España fue elogiada una y otra vez, tanto la aplicada al de ETA (Euskadi Ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad en vasco) como al islamista, por realizarse respetando la ley, sin torturas ni terrorismo de Estado y garantizando la defensa jurídica de los detenidos.
Annan señaló al hablar en la clausura del encuentro que un grupo de alto nivel creado por el foro mundial definió como terrorismo a ”todo acto que obedezca a la intención de causar la muerte o daños corporales a civiles no combatientes, con el objetivo de intimidar a una población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar o abstenerse de realizar un acto”.
También llamó a los países a elaborar y suscribir ”un convenio general por el que se condene el terrorismo en todas sus formas”.
Annan consideró que la definición internacional del terrorismo y la creación de un organismo para vigilar el cumplimiento de ese convenio tendrían una fuerza moral evidente, por lo que instó ”encarecidamente a los dirigentes mundiales a que se unan para respaldarla (la definición), a fin de aprobar el convenio general lo antes posible”.
Pero en la reunión de Madrid no hubo acuerdo sobre la definición, lo que Cardoso consideró positivo porque, explicó, ”no hemos venido aquí a estar de acuerdo sino a debatir”.
Las diferencias en la materia se hicieron notar en relación con el conflicto palestino-israelí. Efraim Halevy, ex director del servicio secreto de Israel afirmó que el recientemente fallecido líder palestino Yasser Arafat apoyó y fomentó el terrorismo. De inmediato le respondio Abdel Moneim Said Alí, director del centro de investigación Al Ahram de El Cairo, quien subrayó que ”no hay que confundir resistencia a la ocupación con terrorismo”.
En lo que sí hubo un acuerdo fue en recomendar que se cree una entidad que bajo los auspicios de la ONU regule las actuaciones de los gobiernos para luchar contra cualquier tipo de terrorismo, con el más estricto respeto a los derechos humanos, la ley y la justicia.
También se subrayó la necesidad de afrontar las situaciones de pobreza, marginación y violación de derechos humanos que sufren muchos países, porque las mismas sirven o pueden servir de base para el desarrollo de grupos terroristas.
En ese sentido se pronunció este jueves el parlamento español, en cuyo pleno se leyó un texto antiterrorista acordado por todas las fuerzas políticas.
En ese documento se afirma que: ”la colaboración internacional en la lucha contra el terrorismo es el activo más importante con que cuentan los Estados y la comunidad internacional para erradicar una lacra que asola nuestras sociedades y para profundizar en las condiciones políticas, económicas y sociales que contribuyan a la paz y la seguridad en el mundo”.
Satisfecho por el desarrollo de la reunión, Cardoso dijo que ésta no fue más que el principio y que espera ”un proceso que sirva para unir los espíritus en la lucha contra el terrorismo”.
”¿Cómo? Fortaleciendo nuestro sistema inmunológico, fortaleciendo los derechos humanos”, explicó.
Si se comprende que la lucha contra el terrorismo requiere una acción multilateral, ”no tengo dudas: venceremos. Madrid nos ha enseñado el camino de la dignidad. Seamos dignos nosotros ahora de recibir la enseñanza de Madrid”, concluyó en la ceremonia de clausura.