Monjes budistas y grupos contra el alcoholismo esperan que las autoridades de la Bolsa de Valores de Tailandia rechacen este miércoles la intención de la firma cervecera Thai Beverages de cotizar sus acciones.
El deseo de la firma de entrar al mercado bursátil se convirtió en centro de una polémica nacional el viernes, cuando más de 2.000 monjes budistas realizaron una protesta en la puerta del centro de transacciones públicas, portando carteles con la frase Alcohol, vete al infierno.
El Centro de Coordinación Nacional de Monjes Budistas señaló que la inclusión de Thai Beverages en la bolsa sería una grave amenaza a la salud y la cultura de la sociedad tailandesa y advirtió sobre los peligros de la proliferación de la industria del alcohol.
Un monje budista tiene el deber de promover la moral en el mundo. Ya hemos protestado antes derramando alcohol y quemando cigarrillos, dijo a periodistas el religioso Phra Kittyano Bhikku, durante la manifestación.
Noventa y cuatro por ciento de los 64 millones de tailandeses son budistas.
Las autoridades bursátiles prometieron dar una respuesta este miércoles a las demandas de los monjes.
Thai Beverages, productora de la cerveza Chang y del whisky Mekhong, es propiedad del empresario Charoen Sirivadhanbhakdi, considerado por la revista financiera estadounidense Forbes el hombre más rico de Tailandia.
Charoen, fiel colaborador político y financiero del primer ministro Thaksin Shinawatra, pretende vender un tercio de las acciones de su compañía, por cerca de 1.000 millones de dólares, lo que sería la cotización más alta en la historia de la bolsa de Bangkok.
La cerveza Chang fue creada junto con la firma danesa Carlsberg Breweries en 1996, y recibió una medalla de oro dos años más tarde en los Premios Australianos a la Cerveza.
Chang controla cerca de 80 por ciento del mercado cervecero tailandés, de unos 2,1 millones de dólares, desde que desplazó a Singha, por años la más vendida.
Thai Beverages señaló en un comunicado que desea hacer la operación en la bolsa de Bangkok, aunque puede realizarla en otras, como Londres, Singapur y Hong Kong.
La compañía quiere empezar a negociar cuanto antes sus acciones para poder hacer frente a una deuda y crecer más allá de sus fronteras, compitiendo con empresas como la filipina San Miguel.
Si Thai Beverages es cotizada podría ser útil al mercado y a toda la economía tailandesa, ya que la empresa se hará más fuerte y estará en condiciones de obtener más dinero y reducir la deuda, dijo el presidente de la Bolsa de Valores de Tailandia durante un seminario el fin de semana.
Pero la operación enfrenta duras críticas no sólo de los monjes budistas sino también de organizaciones civiles que luchan contra el alcoholismo.
Un tailandés promedio bebe más de 14 litros de alcohol por año, más que cualquier otro habitante de Asia, según la Red para Detener el Consumo de Alcohol.
Esta organización constató además que la ingestión de bebidas alcohólicas por parte de adolescentes tailandesas creció 600 por ciento entre 1996 y 2003.
Algunos médicos, como Duenden Nikhomborirak, del Instituto de Investigación Tailandés para el Desarrollo, sostienen que la cotización de Thai Beverages hará que la empresa se vuelva más fuerte y por tanto más difícil de controlar.
No deberíamos permitir que productos alcohólicos se coticen en la bolsa mientras grandes cantidades de estas bebidas se vendan a los jóvenes sin ningún control por falta de leyes severas, afirmó.
Primero tenemos que crear mecanismos para reducir el consumo de alcohol, añadió.
En Tailandia se prohíbe la venta de alcohol al público en horas de la mañana y en la madrugada.
Millones de niños y mujeres son víctimas de violencia a manos de borrachos todos los días, señaló el grupo Mujeres Líderes Tailandesas para el Desarrollo de la Comunidad, que también condenó la cotización de las acciones de Thai Beverages.
La organización criticó a la empresa de Charoen por perseguir objetivos económicos sin considerar el interés social y cultural del país.
Debido a su estrecha relación con el empresario, no se puede descartar que en los próximos días el primer ministro Thaksin intervenga en la controversia.
El viceministro del Interior, Somchai Sunthornvut, dijo al periódico The Nation durante una reunión del gobernante partido Thai Rak Thai, que cualquier actitud que tome el primer ministro será un asunto individual.
Por su parte, el secretario general de la organización civil Campaña para la Democracia Popular, Suriyasai Katasila, dijo el fin de semana a periodistas que las autoridades de Tailandia deberían oponerse a la cotización de la empresa cervecera.
Si en verdad son sinceras en asuntos morales, no deberían oponerse a algunas cosas sí y a otras no. Eso traería sospechas, afirmó. (