Presionado por aliados y opositores, el gobierno de India logró aprobar una ley de patentes acorde con los criterios de la Organización Mundial del Comercio (OMC), al tiempo que protege intereses nacionales en materia de medicamentos.
La Ley de Patentes aprobada el martes en el Lok Sabha (cámara baja legislativa) y ratificada al día siguiente por el Rajya Sabha (cámara alta) espera ahora por la promulgación presidencial, un trámite eminentemente ceremonial.
Estamos satisfechos ante la adopción por parte del gobierno de los cambios que reclamamos en pro del interés nacional, dijo el parlamentario Nilodal Basu, del Partido Comunista de India-Marxista (CPI-M).
El suyo es uno de los partidos comunistas que brindan apoyo, aunque sin integrar el gabinete, al gobierno de la coalición centroizquierdista Alianza Progresista Unida que encabeza el primer ministro Manmohan Singh, del Partido del Congreso.
El derechista partido ultranacionalista e hinduista Bharatiya Janata (BJP) no sólo se opuso a la Ley de Patentes, sino que convocó manifestaciones públicas para rechazarla. Paradójicamente, la coalición de gobierno que encabezó ese partido fue la que propuso el proyecto original en 2003.
Vijay Kumar Malhotra, de Bharatiya Janata, dijo que su partido, perdedor en las elecciones de mayo pasado después de seis años en el poder, podría convocar ahora nuevas manifestaciones para protestar contra la ley.
Según Malhotra, el precio interno de los medicamentos en India se elevaría porque los consumidores deberán pagar altas regalías a los poseedores extranjeros de las patentes.
Los partidos comunistas tienen en este gobierno mayor influencia de la que han tenido en cualquier momento de la historia de India desde la independencia, en 1947. Esta semana concluyeron meses de enconados debates entre ellos sobre la ley recién aprobada.
La ley fue aprobada con Bharatiya Janata jugando a la política, el Partido del Congreso siendo inteligente y la izquierda, sorprendentemente constructiva, observó en un editorial el diario empresarial Hindustan Times.
Los comunistas pueden atribuirse el crédito de una cláusula de la ley que impide que las empresas farmacéuticas patenten invenciones viejas con variables mínimas.
El mero descubrimiento de una nueva forma de una sustancia conocida que no derive en el fortalecimiento de la eficacia de esa sustancia no será suficiente para el reconocimiento de la patente, indica esa norma.
Ese procedimiento, conocido como ever greening, es un subterfugio al que suelen apelar las compañías farmacéuticas para renovar una patente expirada mencionando un nuevo uso para el mismo medicamento.
La ley no fue, finalmente, tan restrictiva como temían los activistas por los medicamentos baratos.
Estos activistas lograron que se permitiera a los fabricantes de genéricos (medicamentos identificados por el nombre de su principio activo, mucho más baratos que sus equivalentes con marca registrada) copiar productos patentados pagando regalías razonables.
La nueva norma también reconoce el derecho de la sociedad civil y las empresas a oponerse ante las autoridades a solicitudes de patente antes de que sean concedidas.
La ley también establece rigurosas normas en materia de licencia compusiva, según las cuales el gobierno puede permitir la fabricación de genéricos en caso de emergencia sanitaria.
De todos modos, organizaciones de la sociedad civil manifestaron temor de que el precio de varios medicamentos fabricados en India sufran un aumento fenomenal.
El presidente de la Asociación Médica de Nueva Delhi, Krishan Kumar Aggarwal, consideró razonable esperar que gracias a la nueva ley desaparezcan de las farmacias varios genéricos.
Pronto no habrá ninguna píldora disponible por menos de un dólar. Los precios de medicamentos eficaces contra enfermedades como la diabetes o las cardiovasculares se acercarán a los niveles internacionales, aunque quizá no tan altos, dijo Aggarwal a IPS.
El lucro se verá en el gran volumen de negocios que los fabricantes de medicinas patentadas pueden lograr en un mercado de más de 1.000 millones de personas, aunque los pobres quedarán desprotegidos, agregó.
La nueva ley no se aplicará a medicamentos patentados antes de 1995, pero el médico Amit Sen Gupta, del Foro Científico de Nueva Delhi, consideró que existe un riesgo real: las sustancias se vuelven obsoletas con mucha rapidez.
De acuerdo con la norma, las compañías farmacéuticas tendrán 20 años de monopolio de fabricación para los medicamentos cuya patente poseen, igual que en Occidente.
Pero a medida que los pacientes de sida desarrollan resistencia a las viejas medicinas, los nuevos tratamientos se volverán menos asequibles.
Alrededor de 5,1 millones de los 1.100 millones de habitantes de India son portadores del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida).
Los promotores de un régimen de patentes acorde con las reglas de la OMC lo consideraban necesario para financiar los altos costos de las investigaciones científicas y la producción de nuevos medicamentos.
El régimen finalmente aprobado por el parlamento incluye previsiones de licencia compulsiva, pero esos procedimientos podrían ser muy complicados como para atender con rapidez una epidemia, según Sen Gupta.
Durante más de dos décadas, la ley india reconoció solo las patentes de procesos, no las de productos, lo que permitió a las compañías farmacéuticas nacionales fabricar versiones baratas de medicamentos patentados que beneficiaron a los enfermos de este país y a otros de todo el mundo en desarrollo.
Sin las restricciones de las leyes internacionales sobre patentes, la industria farmacéutica india se convirtió en una de las mayores del mundo y también una de las más fragmentadas, con más de 5.000 empresas, grandes y pequeñas.
El sector producía medicinas que se vendían a una fracción del precio de las patentadas, por ejemplo, en el vecino Pakistán. Como consecuencia, los genéricos indios se convirtieron en un rubro importante de contrabando.
Así, la industria farmacéutica de este país se convirtió en la cuarta del mundo en términos de volumen, con exportaciones a 200 países. Hasta ahora se regía por una ley de nacionalista vigente desde 1970 que alentó su crecimiento.
El gobierno encabezado por el Partido del Congreso decidió el año pasado impulsar una reforma de la ley para cumplir con el tratado de la OMC sobre Aspectos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio, que se conoce por su acrónimo en inglés TRIPS.
El TRIPS, vigente desde fines de los años 90, define protecciones contra la piratería de marcas. Los críticos del régimen internacional de comercio advierten que, en la actualidad, los regímenes de derechos de propiedad intelectual sirven para obstaculizar la competencia.
El acuerdo limita la exportación de genéricos, lo que perjudica a países en desarrollo que no tienen posibilidad de producirlos.
Pero en 2003 los países miembros de la OMC acordaron que las naciones en desarrollo podrán importar tales medicamentos para enfrentar enfermedades graves y epidémicas, como el sida, la tuberculosis y la malaria.
Una de las consecuencias de la nueva ley india será, de acuerdo con expertos, una serie de fusiones, con grandes empresas farmacéuticas engulléndose las pequeñas, que no podrán realizar las inversiones necesarias en investigación y desarrollo.
Eso sucederá, pronosticó Malvinder Singh, presidente de la multinacional farmacéutica de matriz india Ranbaxi, una firma que ha realizado grandes inversiones y cuyos intereses serán protegidos por la nueva ley. (