El maltrato a los detenidos por Estados Unidos en Iraq ha sido una práctica mucho más generalizada de lo que Washington admite, según documentos militares obtenidos por la más antigua organización de derechos civiles de América del Norte.
Por otra parte, el ejército estadounidense no cumple a cabalidad con la orden judicial de entregar a quien lo solicite los documentos sobre estos abusos, según la Unión para las Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU).
La razón del retraso en la entrega de más de 1.200 páginas de textos castrenses es "evidente" en los ya analizados por la ACLU: informes sobre golpizas brutales, "ejercicios hasta la extenuación" y soldados urgidos a "beat the fuck off" (expresión grosera, equivalente a "reventar") a los detenidos.
Uno de los documentos menciona evidencias según las cuales personal de inteligencia militar "torturó" a detenidos bajo su custodia con el objetivo de "aflojarlos" antes de someterlos a interrogatorio, según los documentos.
Oficiales del ejército también dieron a conocer el primer informe completo sobre la investigación de 26 casos cerrados de homicidio cuyas víctimas eran detenidos en Afganistán e Iraq. Doce de esos crímenes se registraron en instalaciones estadounidenses en el extranjero entre fines de 2002 y fines de 2004.
La ACLU también difundió el memorándum emitido del 14 de septiembre de 2003 por el general Ricardo Sanchez, principal oficial militar estadounidense en Iraq, en que se autorizaba 29 técnicas de interrogatorio, entre ellas 13 que "excedían por lejos los límites de los propios manuales del ejército".
El memorándum de Sanchez autorizaba el uso de perros militares para "explotar el temor de los árabes" por esos animales, privación sensorial y posiciones corporales incómodas.
"Los documentos señalan, como mínimo, una colosal falta de liderazgo", dijo a IPS Jameel Jaffer, abogado de la ACLU. "Dejan en evidencia de que el abuso de prisioneros fue persistente en Iraq. La declaración gubernamental de que el abuso es una aberración está completamente descolgada de la realidad."
Los documentos debieron haber sido entregados a la ACLU el 21 de marzo, pero la organización no los recibió hasta el día 25, el viernes anterior a la semana de pascua.
"Un grupo selecto de periodistas recibieron un disco compacto con los documentos antes de que fueran entregados a la ACLU", indicó la institución.
Estos papeles oficiales, al igual que otros 30.000 más, fueron dados a conocer a la cinco organizaciones humanitarias, luego de que la justicia ordenara al Departamento (ministerio) de Defensa y otros organismos gubernamentales cumplir con las solicitudes en tal sentido.
La ACLU, el Centro de Derechos Constitucionales, Médicos por Derechos Humanos, Veteranos por el Sentido Común y Veteranos por la Paz pidieron a las autoridades esos documentos, al amparo de la Ley de Libertad de Información.
La nueva documentación incluye evidencias de abusos sufridos por un detenido adolescente, a quien le fue quebrada la mandíbula. Al joven se le cosieron los labios y sólo pudo comer a través de una pajilla. "Me ordenaron decir que me había caído y que nadie me golpeó", sostuvo.
También se conoció el caso de Abu Malik Kenami, quien no tenía ningún problema de salud pero murió bajo custodia estadounidense en la ciudad iraquí de Mosul. Kenami fue "castigado con (…) una práctica correctiva que consiste en obligar a un detenido pararse y luego sentarse rápidamente, manteniéndolo en constante movimiento y maniatado por la espalda".
Éste hombre también fue encapuchado. "La causa de la muerte de Abu Malik Kenami nunca se sabrá porque no se le practicó autopsia", indica el documento al respecto.
Papeles del ejército también revelan que se le ordenó a soldados en agosto de 2003 "sacar a los detenidos afuera y reventarlos".
La documentación obtenida por ACLU también sugiere la existencia de anuencia por parte de los oficiales superiores a los malos tratos sufridos por detenidos a manos de uniformados de rango inferior.
El Centro de Derechos Constitucionales sostuvo que "al menos 26 prisioneros muertos bajo custodia estadounidense en Iraq y en Afganistán desde 2002 fueron, al parecer, víctimas de homicidio".
Un soldado informó, según los reportes, que el prisionero "estaba molesto con su capucha, así que le quité las esposas y lo esposé por la espalda. Le seguí golpeando otros 20 minutos y lo dejé sentado."
El prisionero debió dormir con la capucha puesta y con las manos esposadas detrás de la espalda. Cuatro días más tarde, fue encontrado muerto en su celda. Estaba prevista una autopsia, pero no existen registros sobre ella.
Por otra parte, el ejército decidió no acusar a 17 soldados implicados en la muerte de tres prisioneros en Iraq y Afganistán en 2003 y 2004, a pesar de que los investigadores del Comando de Investigación Penal de esa rama militar recomendaron formularles cargos por asesinato, conspiración y homicidio por negligencia.