La parte oriental de la región Asia-Pacífico experimentó un crecimiento económico sin precedentes en los últimos 14 años, pese a varias crisis, pero la prosperidad no llegó a todos, y entre los rezagados se cuentan 600 millones de niños.
Las crecientes brechas sociales y económicas amenazan a muchos de esos niños y niñas de desnutrición, exclusión de la enseñanza, problemas de salud y explotación.
La disparidad es uno de los principales problemas de la infancia en esta región, dijo Carol Bellamy, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Y tiende a aumentar, no a decrecer, advirtió.
En reconocimiento de este problema, representantes de 26 países de Asia-Pacífico oriental prometieron concentrarse en la reducción de las disparidades y la promoción de la situación de los adolescentes y la infancia.
Las promesas fueron realizadas el viernes al final de la Séptima Consulta Ministerial de Asia-Pacífico Oriental (Mincon), de tres días, bajo el lema Una región donde cada niño cuenta.
La Mincon, como se llama, es la única reunión regional de alto nivel dedicada exclusivamente a los niños. La primera se realizó en 1991, y desde entonces se celebra cada dos años, bajo el patrocinio de Unicef. Este año, se realizó en Camboya.
Reconocemos que la supervivencia, el crecimiento y el desarrollo de nuestros niños es un bien público nacional que garantizará el éxito futuro de nuestras sociedades, y que, como tal, amerita una inversión significativa de fondos y recursos públicos, señalaron los países en la Declaración de Siem Reap-Angkor.
Las consecuencias de la disparidad para los niños pueden ser graves: mayor vulnerabilidad al tráfico y otras formas de explotación, falta de acceso a los servicios necesarios para la supervivencia y el desarrollo, dice la declaración. Las disparidades prolongadas y desatendidas pueden causar o inflamar tensiones sociales latentes, advierte.
Un claro ejemplo de disparidad interna se registra en China, donde florecientes ciudades costeras como Shangai contrastan cada vez más con otras zonas del país.
En cuanto a disparidades entre países de la región, la situación de Papúa-Nueva Guinea contrasta con la de Japón, por ejemplo. Papúa-Nueva Guinea registra altos índices de mortalidad infantil y violencia y falta de servicios médicos adecuados.
Jimmie Rodgers, director general adjunto de la Secretaría de la Comunidad del Pacífico, destacó en la reunión de Mincon que los países del Pacífico enfrentan problemas adicionales relacionados con el aislamiento geográfico, así como la división entre una generación mayor más tradicional y otra más joven que adopta nuevos estilos de vida y actitudes.
Además de las disparidades, Unicef identificó otros problemas en la región, como la epidemia de VIH/sida, la salud materna y neonatal, y el bajo índice de asistencia a la escuela secundaria.
Aunque la incidencia de VIH/sida es baja en comparación con la de África subsahariana, las cifras absolutas son altas debido a la enorme población de la región. Sólo China e India suman 2.400 millones de habitantes.
Pero la mayoría de las muertes infantiles en Asia-Pacífico oriental están vinculadas con la desnutrición. Mincon prometió trabajar en medidas preventivas, como la promoción de la lactancia materna en los primeros seis meses de vida.
Los delegados también acordaron redoblar los esfuerzos para fortalecer los mecanismos de protección contra la explotación, aumentar la inscripción en la enseñanza secundaria y reducir las deserciones, y fortalecer la prevención del abuso de drogas.
Mientras, una alianza de organizaciones no gubernamentales (ONG) urgió a los países de la región a ocuparse del problema de la violencia contra los niños y aumentar su participación en un estudio de la Organización de las Naciones Unidas sobre el asunto.
Una infancia sin violencia puede llevarnos a un mundo sin violencia, dijo un representante de una ONG. (