El primer tratado internacional sobre salud pública, el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, entrará en vigor este domingo, luego de obtener la ratificación de 57 países.
Las disposiciones del acuerdo promovido por la OMS (Organización Mundial de la Salud) establecen normas internacionales en materia de publicidad, patrocinio, etiquetado, fijación de precios y aumento de impuestos, comercio ilícito y tabaquismo pasivo, entre otras cuestiones.
El convenio, conocido por las siglas CMCT-OMS, permitirá salvar millones de vidas. Anualmente mueren cinco millones de personas por efectos del consumo, y serán 10 millones en 2020 de continuar la tendencia actual.
Este domingo 27, los primeros 40 países que lo ratificaron antes del 30 de noviembre de 2004 estarán jurídicamente obligados por sus disposiciones, sostuvo este jueves la OMS. Pero desde entonces otras 17 naciones cumplieron ese procedimiento legal.
El acuerdo demuestra que la acción en común de las naciones del mundo puede proteger a los pueblos de las prácticas irresponsables y peligrosas de las empresas, comentó Kathryn Mulvey, activista estadounidense que se encuentra en Ginebra para participar de los festejos en la OMS por la entrada en vigor del convenio.
Mulvey es directora ejecutiva de Responsabilidad Empresaria Internacional, una organización no gubernamental con sede en la nororiental ciudad estadounidense de Boston, denominada anteriormente Infact, que cuestiona los abusos cometidos por compañías privadas en todo el mundo.
La activista celebró, en conversación con IPS, la coincidencia de que febrero de 2005 se haya convertido en un mes hito para la cooperación internacional en cuestiones críticas de protección a la población, a causa del CMCT y de la entrada en vigor del Protocolo de Kyoto sobre reducción de emisiones de gases causantes del recalentamiento del planeta.
—¿Es motivo de júbilo para todos?
—No, como todo estadounidense, me siento avergonzada, por segunda vez en el mes, de ver a Estados Unidos al margen mientras un fundamental tratado internacional adquiere vigencia.
—¿Pero en los últimos días se han insinuado algunas posibilidades de cambios en esas políticas?
—Es cierto que el presidente (George W.) Bush recorre Europa esta semana para tratar de reparar las relaciones, pero se contradice esa postura que se pretende presentar pues cuando se trata de acuerdos humanitarios y ambientales, Estados Unidos no participa.
—¿Entonces es una situación irremediable?
—En el caso del CMCT, el panorama es algo diferente pues si los demás estados miembros de la OMS aplican las disposiciones del convenio anti tabaco, eso tendrá un efecto profundo. En Estados Unidos no tenemos una buena legislación al respecto, pero existe por lo menos un clima en la población que no tolera cierta clase de abusos.
—¿Cuales serán las primeras evidencias de la entrada en vigor del CMCT?
—Los primeros signos visibles surgirán en la publicidad, la promoción y los auspicios de los productos del tabaco en los países que han ratificado su decisión de aplicar las prohibiciones generalizadas. El hombre de Marlboro (el vaquero con su sempiterno cigarrillo en la boca que es la imagen de esa marca de cigarrillos) desaparecerá de las carteleras publicitarias. Tampoco se verá más a la gente usando gorros de béisbol u otras prendas con leyendas de las marcas de tabaco. Creo que ese será un gran cambio, al igual que las advertencias de peligro de muerte en todos los paquetes de tabaco.
—¿Y a mediano plazo?
—Creo que podremos asistir a una inversión de la tendencia de las epidemias. Pero uno de los efectos inmediatos se observará en los jóvenes que hasta ahora podían caer en la adicción al tabaco porque esa era la estrategia principal de la industria, de abarcar a toda la población joven y de seducir la mente de los adolescentes. Y eso lo conseguían a través de la publicidad. Pero con el cambio, una vez que se establezcan las prohibiciones y no permitamos que las empresas tabacaleras promuevan sus productos adictivos y letales como lo hacen ahora, ya no veremos a tantos jóvenes atrapados.
—¿Cuándo se podrán reducir la morbilidad y la mortalidad derivadas del tabaquismo?
—No soy experta en epidemiología, pero estimo que llevará un tiempo revertir la epidemia porque los consumidores de tabaco se enferman y mueren 20, 30 o 40 años después de adquirir la adicción. Los familiares de las personas fallecidas por enfermedades relacionadas con el tabaco revelan que habían comenzado a los 14 o 15 años de edad. Por eso, lo que básicamente estamos haciendo ahora es cerrar el acceso, en especial en los países en desarrollo, donde la epidemia no se ha afianzado con tanta firmeza como en Europa o Estados Unidos. Aunque algunos países en desarrollo muestran tasas de consumo relativamente altas, los montos no son tan elevados.
—¿Qué políticas aconsejan para los países en desarrollo?
—Antes de que las transnacionales tabacaleras se asienten allí y aumenten tanto el consumo absoluto como el relativo, podemos evitar algunos de los problemas y de las consecuencias que los países del Norte atravesaron durante los últimos 50 o 100 años. Y ese es un aspecto alentador. La razón por la cual vimos a África, al sudeste asiático y a Medio Oriente abrir la marcha en las negociaciones del CMCT es porque los pueblos de esos países se benefician.
—¿Hay diferencias entre tabacaleras estatales y privadas?
—Nuestra experiencia muestra que las transnacionales privadas son mucho más agresivas en sus métodos de promoción de los productos y en sus tácticas para inmiscuirse en la apertura de mercados. Han recurrido a influencias comerciales y han usado a gobiernos poderosos, como el de Estados Unidos. En el caso de un estado con intereses en la industria del tabaco, si opera dentro de sus fronteras, no tiene la misma imperiosa necesidad de crecer y de expandirse en los mercados como las transnacionales. Por eso, la posición de Japón es peligrosa. Aunque ha ratificado el CMCT, el Estado japonés continúa siendo accionista mayoritario de Japan Tobacco International (JT), que es su principal transnacional. Las tres grandes transnacionales del sector son Philip Morris Altria, British American Tobacco y JT.
—¿Y las compañías estatales?
—Las mayores son probablemente China National Tobacco Corporation, la ITC de India, la empresa de Egipto, y algunas más. Asia oriental fue un verdadero laboratorio. En muchos casos en que países de esa región tenían monopolios estatales del tabaco, el gobierno de Estados Unidos usó las amenazas de sanciones comerciales en las décadas de 1980 y comienzos de 1990, para tratar de abrir esos mercados a las empresas extranjeras. Y así asistimos al incremento en las tasas de consumo juvenil, en especial de las mujeres. En gran parte de esos países las mujeres no fumaban o lo hacían en proporciones muy bajas. Ahora vemos aumentos impresionantes.