El hallazgo en Estados Unidos de una agresiva cepa del virus del sida puso en alerta al balneario mexicano de Cancún, que recibe en esta temporada un gran flujo de estudiantes estadounidenses de vacaciones, resueltos a darse la gran vida.
Las autoridades sanitarias mexicanas pidieron a los residentes del sudoriental Cancún, sobre el mar Caribe, precaución ante eventuales relaciones sexuales con turistas estadounidenses que llegan a mediados de febrero y en marzo, durante las vacaciones estudiantiles de primavera (spring break, en inglés) del país vecino.
Los spring breakers son jóvenes de 16 a 23 años que abarrotan playas, hoteles y discotecas de Cancún en esta temporada, y suelen asumir conductas de riesgo, como gran consumo de alcohol y drogas y relaciones sexuales sin condones.
El año pasado, cinco jóvenes turistas murieron en Cancún (nido de serpientes, en lengua maya). Dos por sobredosis de drogas, uno en un accidente automovilístico, otro ahogado, y el quinto se suicidó luego de asistir a una larga fiesta.
El representante de la Secretaría (ministerio) de Salud en Cancún, William Sauri Gutiérrez, dijo a IPS que la recomendación es adoptar mayores precauciones para evitar enfermedades de transmisión sexual, como el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Los casos de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) tienden a aumentar en esta temporada, dijo Gutiérrez.
El alerta es general, pero no excluye los temores ante lo que se anunció como una nueva cepa de VIH, que sorprendió a los científicos, pues no responde a los medicamentos antirretrovirales.
Autoridades de salud de Nueva York anunciaron la semana pasada que una persona infectada con VIH desarrollaba el sida a una velocidad inusitada.
Es un tipo de VIH que es difícil o casi imposible de tratar, reconoció Thomas Frieden, comisionado de Salud de Nueva York.
Aunque aún se investiga el caso, las autoridades mexicanas reforzaron la prevención y el monitoreo de nuevos casos en todo el país, especialmente en Cancún.
El alcohol y las drogas desencadenan libertinaje y muchos contagios de enfermedades de transmisión sexual, dijo Gutiérrez.
Entre 1983, cuando se registró el primer caso de sida en México, y 2004, los contagios registrados fueron 90.043, según el estatal Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/Sida. De esos casos, 84 por ciento corresponde a hombres.
Se estima que 91,4 por ciento de los contagios se producen por vía sexual, y que hay unas 160.000 personas con VIH, aunque muchas de ellas no lo saben.
En el estado de Quintana Roo, donde se encuentra Cancún, la incidencia del sida aún es baja, ocupando el lugar 23 en la lista de los 31 estados del país.
Pero no hay que bajar la guardia, pues la presencia de muchos extranjeros sexualmente activos en Cancún es un foco de contagio muy importante, indicó Gutiérrez.
La capacidad hotelera de Cancún, de 26.000 cuartos, está casi colmada esta semana, y se esperan entre 60.000 y 100.000 visitantes estadounidenses, según Eduardo Paniagua, presidente de la Asociación de Agencias de Viajes de Quintana Roo.
La temporada podría dejar ingresos de unos 60 millones de dólares.
Cancún recibe cada año tres millones de turistas que llegan a disfrutar del sol, la arena blanca de las playas y el mar color turquesa. Pero los spring breakers se inclinan más por las discotecas.
Muchos vecinos se quejan de los ruidos y escándalos que provocan, pero la mayoría de la población —que depende económicamente del turismo— le saca provecho a los visitantes.
El hoy famoso balneario fue construido desde 1970, como parte del proyecto Cancún-Rivera Maya, ideado para una franja de 150 kilómetros de playas caribeñas casi vírgenes, en la que existen numerosos vestigios arquitectónicos de la milenaria cultura maya.