El tiroteo de recriminaciones entre israelíes y palestinos suena con la misma intensidad que en los peores tiempos de la intifada, luego del último atentado en Tel Aviv, reivindicado por la organización Jihad Islámica.
El ataque suicida en una discoteca de Tel Aviv el viernes de noche sacudió más que un tenue periodo de relativa calma. También demolió lo que decían los líderes de ambos lados: que el avance decisivo del proceso de paz estaba a la vuelta de la esquina.
Funcionarios palestinos en Ramalá responsabilizaron a Israel por este primer atentado en tiempos de cese del fuego. Es lo mismo que han dicho en circunstancias parecidas durante cuatro años, hasta que el nuevo primer ministro Mahmoud Abbas acordó una tregua este mes con su par israelí Ariel Sharon.
No es solo la atmósfera. Toda la experiencia ha sido muy negativa, dijo el nuevo vicecanciller palestino, Abdullah Abdullah, en su oficina en Ramalá. Luego, culpó a Israel por no cumplir con los compromisos asumidos en la cumbre de Sharm el-Sheikh, Egipto, hace tres semanas.
Los israelíes no devolvieron las ciudades que prometieron, bloquean el regreso de los deportados y no acordaron aún los criterios para liberar a los prisioneros palestinos, agregó.
Al mismo tiempo, el gobierno de Israel desarrolló políticas que no han sido de utilidad o que, incluso, fueron provocativas, como el anuncio de nuevas construcciones en asentamientos judíos de Cisjordania y el mantenimiento de las obras del muro alrededor de esa región, añadió Abdullah.
Estas actitudes dificultan a la Autoridad Nacional Palestina y a Abbas mantener tranquilos a los grupos combatientes, sostuvo el vicecanciller.
Las autoridades palestinas consideraron insignificantes los pasos tomados por Israel, como el fin del asesinato selectivo de dirigentes palestinos, el alivio del cierre de algunas ciudades, el permiso concedido a palestinos para volver a sus empleos en territorio israelí, la liberación de 500 prisioneros y el regreso de algunos deportados
¿Cómo podríamos devolver las ciudades si ellos son totalmente incapaces de hacerse responsables de la seguridad, como ya hemos visto?, dijo a IPS un asesor de Sharon, Raanan Gissin.
Israel sigue comprometido con los acuerdos de Sharm el-Sheikh, pero se reserva el derecho de actuar para proteger a la población, advirtió Gissin.
El cambio de tono quedó marcado en los dos lados. Gissin aplaudió algunas de las medidas tomadas por la Autoridad Nacional Palestina, pero también las consideró totalmente insuficientes.
No hemos visto que hayan hecho suficiente contra los grupos terroristas. No los desarman, no los arrestan. Detienen a unos pocos y después los dejan ir. Ya hemos visto los resultados, sostuvo.
Sharon llegó a amenazar con nuevas acciones militares luego de los atentados, que se cobraron la vida de cinco personas y causaron heridas a más de 60.
El gobernante israelí sostuvo que el proceso de paz no avanzaría mientras la Autoridad Nacional Palestina no tomara acciones vigorosas contra los combatientes.
De hecho, Israel suspendió la ya retrasada entrega de cinco poblados cisjordanos a su contraparte palestina, y suspendió sus conversaciones sobre la liberación de los prisioneros.
Por su parte, la Autoridad Nacional Palestina condenó el atentado. Abbas afirmó que iba contra los intereses del pueblo palestino y calificó a sus perpetradores de terroristas, al tiempo que postergó las conversaciones con las organizaciones combatientes previstas para esta seman en El Cairo.
El grupo fundamentalista islámico Jihad Islámica se responsabilizó por el ataque. Un portavoz de la organización lo atribuyó a violaciones israelíes de la tregua. El suicida que lo cometió procedía de Tulkarem, poblado bajo control israelí.
Dirigentes de Jihad Islámica en Damasco ordenaron el ataque, y Siria está detrás de la operación, aseguró este lunes el canciller israelí Silvan Shalom a los embajadores. El gobierno de Bahar al-Assad rechazó esa versión.
Pero también la seguridad palestina se refirió a factores externos detrás de los ataques. Un alto funcionario mencionó específicamente a Siria, Irán y al movimiento Hizbolá (Partido de Dios) de Líbano.
La influencia externa es real y hemos intentado detenerla por mucho tiempo. Es, para nosotros, un verdadero problema, dijo el funcionario.
Durante la intifada (insurgencia popular palestina contra la ocupación, iniciada en septiembre de 2000), células diversas de varias organizaciones —principalmente Jihad Islámica y la Brigada de Mártires de Al Aqsa— buscaron fuentes externas de apoyo, dijo el informante.
Cuando un movimiento tiene a sus líderes en Damasco, tomará en cuenta los deseos de Siria, agregó, en referencia a Hamas y a Jihad Islámica.
Por su parte, Gissin advirtió que Israel actuaría contra Jihad Islámica sin tomar en cuenta limitaciones geográficas, lo que implicaría un ataque dentro de territorio sirio. Mientras, el viceprimer ministro Shimon Peres afirmó que no es el momento de presionar a Damasco.
Las autoridades de la seguridad palestina admiten que necesitan mucho tiempo para reafirmar su control. Abdullah recordó que el nuevo gabinete está en funciones desde hace unos pocos días.
El informante anónimo de IPS dijo, por su parte, que será necesario al menos un año para reconstruir los servicios de seguridad palestinos.
Las fuentes señalan, además, un aspecto preocupante: Mahmoud Abbas está comprometido con la tregua, pero muchos en la estructura del gobierno palestino, sin mencionar a las organizaciones externas, no siguen la misma línea. (