Los partidos nacionalistas kurdos se declaran vencedores de las elecciones en el centro petrolero del norte de Iraq, Kirkuk, pero otros sectores no reconocen la derrota y advierten que hubo un fraude masivo.
Estas elecciones se celebraron sin ninguna supervisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se lamenta Alí Mahdi, dirigente del Frente Turcomano Iraquí, principal representante político de los ciudadanos de origen turco de Kirkuk.
El Frente asegura que muchos de los 100.000 refugiados kurdos a los que se permitió votar en Kirkuk no fueron expulsados de la ciudad por el régimen del depuesto presidente Saddam Hussein, como ellos dicen. Muchos, según Mahdi, nunca vivieron en la ciudad.
Queremos que la ONU venga aquí e investigue nuestras acusaciones. Hasta entonces, no podremos decir que en Kirkuk hubo elecciones justas, advirtió el dirigente.
Las afirmaciones del Frente Turcomano Iraquí son recogidas por los partidos árabes, que directamente boicotearon las elecciones en esta ciudad. El resultado estaba establecido antes de las elecciones, dijo el jeque sunita Hosbi al-Ubaidi, dirigente de los árabes de Kirkuk.
Al-Ubaidi se refería a la decisión del gobierno interino iraquí de permitir a los refugiados kurdos votar en las elecciones en Kirkuk.
Además, según Al-Ubaidi, algunos de los funcionarios electorales que trabajaron durante los comicios en barrios árabes eran kurdos o turcomanos que registraron los votos de manera inapropiada.
También la filial del movimiento del clérigo chiita Muqtada al-Sadr en Kirkuk acusó a personas de uniforme policial de retirar las urnas de circuitos de áreas chiitas antes de que pudieran ser escrutados los votos.
La población árabe de Kirkuk se estableció en Kurdistán en los años 80 y 90, mientras cientos de miles de kurdos eran expulsados a áreas remotas, en el marco de una campaña de limpieza étnica dispuesta por el régimen del hoy detenido ex presidente Saddam Hussein.
Hoy, la comunidad árabe de Kirkuk, así como la de ascendencia turca, es muy importante. Tras la caída de Saddam Hussein, miles de exiliados kurdos retornaron al norte de Iraq, pero muchos encontraron sus tierras ocupadas.
Los partidos árabes decidieron el boicot luego de que la Comisión Electoral Independiente de Iraq decidió el 16 de este mes a los kurdos desplazados registrarse para emitir el sufragio en Kirkuk.
La retirada de los árabes de las elecciones locales asegura la victoria de los partidos kurdos en las urnas, pero alienta un enfrentamiento más violento en el futuro cercano.
Los partidos kurdos interpretan que la constitución interina, promulgada bajo la ocupación estadounidense el año pasado, demanda que la mayoría de los árabe de Kirkuk abandonen la ciudad. Los árabes, a su vez, acusan a los partidos kurdos de alentar una limpieza étnica.
La Organización Iraquí de Derechos Humanos y Comunidad Civil en Haweijah, un vecindario árabe al sudoeste de Kirkuk, informó que numerosas circuitos fueron trasladados de áreas árabes alrededor de la ciudad a zonas de mayoría kurda para impulsar la votación de esa etnia.
Ninguna de las acusaciones pudo ser confirmada, pero como todos los organismos de control electoral independientes se radicaron en Jordania durante los comicios no es sencillo descartarlas.
Las denuncias confirman, más bien, las dificultades que habrá para gobernar esta ciudad multiétnica.
El Centro Carter, organización dirigida por el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, se negó a observar las elecciones en Iraq porque no cumplían con sus criterios mínimos de transparencia y legitimidad.
La propia ONU no ha evaluado aún la legitimidad de los comicios, y para eso se entrevistará con los principales líderes políticos iraquíes.
El Partido Islámico Iraquí, de mayoría sunita, participó en el boicot a las elecciones y anunció que no reconocerá los resultados.
Otro problema que dificulta la situación es que todos los partidos tenían una base étnica o religiosa.
No es bueno tener una lista chiita, otra sunita, otra turcomana y una kurda. Eso no es una elección: eso es un censo, dijo el jeque Ubaidy.
Mientras, los partidos kurdos siguen cantando victoria.
El Frente Turcomano Iraquí está acabado, dijo el periodista kurdo Shuan Daoud quien, como muchos en el norte de Iraq, cree que ese partido representa más los intereses del gobierno de Turquía que el de la comunidad kurda en este país.
Al igual que los árabes sunitas, muchos turcomanos fueron funcionarios de los servicios militares o de inteligencia de Saddam, por lo que se oponen a las elecciones. Pero para ellos no hay punto de retorno: Kirkuk es una ciudad kurda, agregó Daoud.
Los partidos kurdos, que se presentaron en una lista única a pesar de años de sangrienta rivalidad, creen que habrán conquistado dos tercios de los escaños en el concejo local de Kirkuk.
Daoud consideró que los dirigentes kurdos acordaron con el gobierno interino de Iyad Allawi un plan de reubicar a todos los árabes instalados en la ciudad durante el régimen de Saddam Hussein en un plazo de 11 meses a partir de las elecciones.
Hosvi al-Ubaidy, como la mayoría de los árabes en Kirkuk, sabe que se acercan tiempos difíciles. Si los kurdos presionan mucho, nos veremos obligados a tomar acciones, advirtió.
Frente a la exigencia de los partidos políticos kurdos de restaurar la demografía original de Kirkuk mediante la expulsión de unos 750.000 árabes, los partidos sunitas los acusan de alentar una campaña de limpieza étnica. (