La propuesta de Francia y Alemania de gravar el combustible de aviones y destinar lo recaudado a la financiación del desarrollo puede enfrentar una fuerte oposición este jueves en una reunión de ministros de la Unión Europea (UE).
Los ministros de finanzas del bloque regional considerarán un impuesto al queroseno usado para vuelos comerciales a fin de recabar fondos para ayudar a los países más pobres, principalmente de Africa, y apoyar en ese continente una campaña de inmunización y medidas de prevención del sida.
Las cuatro principales economías de Europa (Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia) acordaron la iniciativa en la última reunión de ministros de Finanzas del Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados, realizada en Londres el 5 de este mes.
El ministro de Finanzas de Francia, Hervé Gaymard, y su homólogo alemán Hans Eichel, respaldaron firmemente la propuesta.
La Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE, las apoyó el miércoles, pero observó que el impuesto no debe sustituir a los programas normales de cooperación para el desarrollo y recordó que los países ricos deben destinar al menos 0,7 por ciento de su producto interno bruto (PIB) a ese rubro.
Ese porcentaje está integrado a los Objetivos de Desarrollo del Milenio acordados por los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas en 2000, que incluyen la reducción de la pobreza extrema y el hambre a la mitad, la educación primaria universal, la reducción de la mortalidad materno-infantil, el combate al sida, la malaria y otras enfermedades.
Los objetivos específicos deben cumplirse antes de 2015 y tienen como referencia los niveles de 1990.
La Comisión ha dicho que está a favor de tal impuesto o cualquier otra fuente de financiación para el desarrollo, con determinadas condiciones, declaró la portavoz Françoise Le Bail a la prensa. Las condiciones son que lo recaudado debe ser adicional al presupuesto regular de cooperación y que los fondos deben reservarse estrictamente para el desarrollo, explicó.
Organizaciones de desarrollo recibieron con beneplácito las propuestas y coincidieron en que no deben sustituir otros esfuerzos de cooperación.
Dada la urgencia de movilizar incrementos sustanciales en la ayuda a los países más pobres del mundo, propuestas innovadoras como ésta son bienvenidas. Sin embargo, este impuesto no debe reemplazar cronogramas obligatorios de los países donantes para cumplir el objetivo del 0,7 por ciento, dijo a IPS Marta Arias Robles, del departamento de campañas de la organización humanitaria Oxfam.
Esto no es una alternativa a los cambios necesarios en las reglas del comercio internacional ni a la cancelación de la deuda externa de los países más pobres. Los países que respaldan la propuesta deben brindar más detalles sobre la forma de uso de los recursos recaudados, instó.
Alex Wilks, de la Red Europea sobre Deuda y Desarrollo, agregó que es importante considerar las propuestas como complemento de la ayuda tradicional.
Los asuntos fiscales requieren el acuerdo de los 25 países miembros de la UE.
Algunos gobiernos expresaron preocupación sobre el efecto que el impuesto al combustible de aviones podría tener sobre las aerolíneas europeas en ausencia de un gravamente internacional coordinado. Irlanda y España se oponen a la medida y podrían bloquearla.
Las aerolíneas reaccionaron duramente en contra de la propuesta, y arguyeron que podrían resultar muy perjudicadas frente a la competencia.
Por supuesto que aplaudimos iniciativas humanitarias, ¿pero por qué apuntar a las aerolíneas? Nuestra industria atraviesa una gran crisis, se quejó Ulrich Schulte-Strathaus, secretario general de la Asociación de Aerolíneas Europeas.
Nuestros miembros están despidiendo personal y recortando su oferta de servicios para poder ofrecer los productos económicos que los clientes buscan, y ahora una vez más se enfrentan a una medida que incrementará sus costos. Siempre decimos a los gobiernos europeos que las aerolíneas no son una fuente inagotable de recursos fiscales, agregó.
Schulte-Strathaus destacó además que las aerolíneas cumplen una función esencial al facilitar el comercio y el turismo y las regiones más desfavorecidas del mundo.