Organizaciones humanitarias internacionales criticaron a la comisión especial de la ONU que se negó a calificar de genocidio la masacre de 400.000 personas en la occidental zona sudanesa de Darfur.
Los crímenes de guerra y contra la humanidad en Sudán no pueden ser considerados menos que genocidio, sostuvo el activista Claudio Cordone, de Amnistía Internacional, en respuesta al informe de 177 páginas divulgado el lunes por ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Por su parte, la organización Africa Action, con sede en Washington, rechazó las conclusiones de la Comisión de Investigación para Darfur y sostuvo que la comunidad internacional está buscando la quinta pata al gato mientras se perpetra una masacre.
Falta liderazgo para detener un genocidio que ya mató a 400.000 sudaneses y que continúa, señaló el grupo en un comunicado.
El presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Henry J. Hyde, del gobernante Partido Republicano, también discrepó con las conclusiones del informe.
Estoy profundamente decepcionado por la decisión de la comisión de atascarse en la semántica y dejar de lado su responsabilidad ante la población sudanesa, señaló.
Los problemas de Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzaron en los años 70 como una disputa por las tierras de pastoreo entre nómadas árabes y agricultores indígenas negros. Ambas comunidades étnicas comparten la fe islámica.
Pero la tensión se transformó en una guerra civil en febrero de 2003, cuando guerrilleros negros respondieron con violencia al hostigamiento de las milicias Janjaweed. Se estima que unas 400.000 personas han muerto, y 1,6 millones fueron desplazadas.
Los Janjaweed son acusados de llevar adelante una campaña de limpieza étnica contra tres tribus negras que respaldan a las organizaciones guerrilleras Ejército para la Liberación de Sudán y Movimiento por la Justicia y la Igualdad.
Se presume que las milicias árabes tienen apoyo de Jartum, o que éste hace la vista gorda ante sus crímenes.
Más de 200.000 habitantes de Darfur huyeron a campamentos para desplazados en la frontera con Chad, pero aún son vulnerables a los ataques.
La comisión de la ONU, encabezada por el italiano Antonio Cassese, ex presidente del Tribunal Especial para la ex Yugoslavia, concluyó que el gobierno de Sudán no es culpable de genocidio, aunque sí de serias violaciones a los derechos humanos y a la ley humanitaria internacional.
El hecho de que se califique la crisis de genocidio obliga a la comunidad internacional a intervenir.
La comisión recomendó especialmente que los 15 países miembro del Consejo de Seguridad de la ONU pidan a la Corte Penal Internacional (CPI) que investigue a fondo la situación en Darfur.
Sin embargo, esto dependerá de los cinco miembros del Consejo de Seguridad con poder de veto: China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, que en más de una ocasión se mostraron renuentes a reconocer a la crisis en Sudán como un genocidio.
Estados Unidos, que se opuso a la creación de la CPI, prefiere instalar un tribunal especial en Tanzania para juzgar a los acusados de crímenes de guerra, pero el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y la Unión Europea prefieren que el juicio se realice en La Haya.
Mi apoyo a la CPI es bien conocido, pero la decisión depende del Consejo de Seguridad, no de mí. Lo que es vital es que estas personas en verdad sean juzgadas. Los crímenes no pueden ser cometidos con impunidad, dijo Annan a periodistas el martes.
Por su parte, Cordone sostuvo que Estados Unidos, China y Rusia, en particular, deberían dejar a un lado sus reservas sobre la CPI y hacer justicia al pueblo de Sudán.
Amnistía Internacional exige al Consejo de Seguridad que reconozca la jurisdicción de la CPI en la crisis y apoye una estrategia completa y a largo plazo para llevar a la justicia a todos los responsables.
Pero las discusiones sobre la situación de Sudán en el Consejo de Seguridad se han visto bloqueadas por miembros clave que intentan proteger sus intereses políticos, económicos y militares en ese país del este africano.
La directora de Análisis Político y Comunicaciones de Africa Action, sostuvo que hay dos razones por las cuales el Consejo de Seguridad se niega a actuar en Darfur.
En primer lugar, parece que siempre hay falta de voluntad política cuando se trata de tomar acciones contra un genocidio en África, como pasó hace un decenio en Ruanda, dijo a IPS.
Y en segundo lugar, varios miembros permanentes del Consejo de Seguridad tienen intereses creados que les impiden tomar una actitud antagónica con Jartum, añadió.
China es el mayor inversor en la industria petrolera de Sudán, y Rusia es el mayor proveedor de armas a Jartum, explicó Colgan.
Esos dos países se oponen a sancionar al gobierno sudanés.
El año pasado, el Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos indicó que veía con gran preocupación la venta de 12 aviones rusos MIG-29 Fulcrum a Jartum.
La cancillería rusa confirmó la operación, pero aclaró que no tenía ninguna relación con la situación en Darfur.
Amnistía Internacional también exigió a Beijing y a Moscú que dejen de armar a los asesinos y permitan que el actual embargo de armas sobre Darfur se extienda a todo Sudán.
Estados Unidos es el único país que ha reconocido la crisis de Darfur como un genocidio.
Pero Washington no está dispuesto a invertir capital político para instar al Consejo de Seguridad a que actúe. Hay una indignante falta de voluntad para asumir el liderazgo y enfrentar otro genocidio en África, dijo Colgan.