COMUNICACIONES: El mundo no se acaba en Internet

En una aldea pobre de las regiones rurales de India, el empleo de una simple calculadora ya representa un acceso a las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC), afirma Aruna Parmar, de la Asociación de Autoempleo de Mujeres.

Un grupo de mujeres activas en las comunidades de base de India llegó a Ginebra a reclamar que se adopte una amplia definición de las TIC, que incluya a las radios comunales, los vídeos, los teléfonos fijos y móviles y todas las comunicaciones sin hilo.

Basta de reducir la idea de las TIC al uso de la computadora y del correo electrónico, protesta Asha Sharma, trabajadora de los barrios marginales de Nueva Delhi que asiste a las deliberaciones del Segundo Comité Preparatorio (Prepcom II) de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI).

”Los antiguos transmisores de radio y los humildes receptores a transistores cumplen todavía una función vital en las comunidades rurales”, dijo a IPS Partima, coordinadora de un centro de asesoramiento rural del estado de Uttaranchal, al norte de India.

Por ejemplo, Partima usa las comunicaciones sin hilo para impartir instrucción y adiestramiento a centenares de niñas, niños y mujeres de los Van Gujjars, una comunidad de pastores nómades que se desplazan por las montañas de Uttaranchal.

La radio sirve también en esas altitudes para lanzar alarmas contra incendios, solicitar atención médica de urgencia y para prevenir de desastres naturales, como deslizamientos o inundaciones, explicó.

Partima, que pertenece a la tribu kolta, dijo que las TIC crean una oportunidad excelente para acelerar el proceso de desarrollo en los países pobres.

Pero el proceso de preparación de la segunda fase de la CMSI, que culminará en noviembre próximo en Túnez, debe reconocer una representación expresa de las comunidades de base e incorporar las preocupaciones de ese sector, reclamó.

Todos los grupos temáticos que debaten sobre el futuro de las TIC deberán incluir dos representantes de las comunidades de base y uno deberá ser una mujer, insistió Partima.

Ese requisito es clave para establecer una comunicación de dos vías y expandir el conocimiento entre las grandes masas de pobres urbanos y rurales de los temas vinculados a la CSMI, dijo.

La iniciativa de la CMSI, que sostuvo su primera conferencia en Ginebra en diciembre de 2003, fue adoptada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con la intención de reducir la brecha que separa a países pobres y ricos en el campo de esas tecnologías.

La india Aruna Parmar tuvo que abandonar la escuela a los 10 años para trabajar en el estampado de telas, donde obtenía recursos que ayudaban a sus padres y sus seis hermanos.

Pero Parmar retomó los estudios y se incorporó al sindicato Asociación de Autoempleo de Mujeres, conocido por su sigla en inglés SEWA, donde aprendió el manejo de las cámaras filmadoras y se convirtió en una productora de vídeos.

Con el manejo de esa tecnología, Parmar se dedicó desde la ciudad de Ahmedabad, en el estado occidental indio de Gujarat, a respaldar y dar expresión a las necesidades y preocupaciones de las mujeres rurales y de zonas periféricas de las ciudades.

En cierta ocasión, una vendedora de verduras que instalaba su puesto en las calles de la ciudad, fue expulsada por las autoridades con la excusa de que estorbaba el estacionamiento de vehículos.

La mujer, formada también en el manejo de la cámara como Parmar, realizó un filme sobre el problema de los vendedores callejeros. Una vez que las autoridades vieron la proyección, decidieron levantar las prohibiciones que perjudicaban a más 300 humildes trabajadores, relató Parmar.

Con esas experiencias, Parmar se ha convertido en defensora acérrima del uso de las TIC, aun de las más elementales, por parte de las poblaciones marginales. Por eso sostiene que en las aldeas pobres, inclusive una calculadora con un teléfono constituyen una tecnología.

Con igual decisión, P. Packialoutchmy, operadora de Internet de la Fundación de Investigaciones M. S. Swaminathan (MSSRF, por sus siglas en inglés) en su aldea tamil de Pondicherry, al sur de India, aboga por el multilingüismo en las comunicaciones y en las tecnologías de esa red.

”El teclado de los idiomas dominantes occidentales cuenta con apenas 28 o 30 caracteres, mientras que el alfabeto tamil tiene 250. A mí me toca el esfuerzo de ingeniarme para convertir los textos al tamil”, comentó sonriente Packialoutchmy.

El grupo de mujeres indias que asisten a la Prepcom II afirman que las decisiones de la Cumbre de la Sociedad de la Información deben otorgar prioridad máxima al empleo de los idiomas locales en Internet.

Respecto de los mecanismos de financiamiento, las representantes de las comunidades de base sostuvieron que los gobiernos y las poblaciones locales deben aportar recursos.

Si todos los fondos provienen del exterior, el control de las tecnologías y de su uso quedará en poder quienes los financian, previno Parmar.

La participación de las mujeres de India en la Prepcom fue propiciada por la filial de Asia del Sur de la organización OneWorld (un mundo, en inglés). El director de esa filial, Basheerhamad Shadrach, demandó mayor representación para las comunidades de base en el proceso de la CMSI y también el reconocimiento de las TICS favorables al mundo rural.

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