El recorte del suministro de gas argentino a Chile y la incertidumbre sobre ese abastecimiento en los meses del próximo invierno austral vuelven a colocar en tensión las relaciones bilaterales y a exponer la dependencia energética chilena.
El presidente argentino Néstor Kirchner se comunicó telefónicamente con su par chileno Ricardo Lagos el miércoles por la noche, buscando superar la irritación de Santiago por las declaraciones del ministro de Planificación e Inversión Pública de Argentina, Julio De Vido, que dejaron en la incertidumbre las ventas futuras de gas natural a Chile.
Según la edición del miércoles del diario argentino La Nación, el ministro De Vido dijo que si este año el clima no es benévolo para Argentina y crece la demanda de gas, Chile será la variable de ajuste ante la escasez energética, durante un encuentro con dirigentes de la Unión Industrial Argentina.
Santiago plasmó su molestia por las declaraciones de De Vido en una nota entregada al embajador argentino ante Chile, Jorge Abihaggle.
En la noche (del miércoles) recibí el llamado del presidente Kirchner y próximamente habrá novedades al respecto, dijo Lagos este jueves, intentando despejar los temores respecto de un posible racionamiento energético durante el año, si cayera el suministro de gas argentino.
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Sabemos manejar los asuntos de Estado, sabemos cómo se maneja el gobierno, sabemos defender los intereses de Chile, lo hemos demostrado, agregó el mandatario.
Ésta es la segunda vez que Chile envía una nota a Argentina desde el inicio de la crisis energética de 2004, cuando por problemas en el abastecimiento interno de gas, las autoridades de ese país recortaron las exportaciones vitales para las generadoras térmicas de electricidad chilenas.
El 6 de abril del año pasado, la entonces canciller Soledad Alvear expresó la molestia de Santiago por el incumplimiento del protocolo de integración energética y venta de gas entre privados, firmado con Argentina en 1995.
El viernes, Kirchner ordenó redirigir 12,6 millones de metros cúbicos destinados a exportación a cubrir la creciente demanda interna.
Esa medida se tradujo en recortes del fluido hacia Chile, estimados en seis millones de metros cúbicos, que ya provocaron el cese del funcionamiento de la central termoeléctrica San Isidro, de la transnacional española Endesa.
Chile importa por día 22 millones de metros cúbicos de gas desde Argentina.
Las empresas eléctricas activaron planes de contingencia que incluyen el uso de gasóleo (más contaminante y más costoso), con el fin de no tocar el agua acumulada en embalses y guardada para generar electricidad durante el invierno.
El diputado del cogobernante Partido Por la Democracia (PPD), Antonio Leal, desestimó que estos problemas de suministro conduzcan a una crisis política entre ambos países, pero reconoció que esta situación no estaba prevista.
Hay preocupación porque la tendencia era a la normalización gradual de los envíos de gas natural desde Argentina y ahora nos encontramos en otro escenario, dijo Leal a IPS. Hay temor de que los recortes lleguen a 10 millones de metros cúbicos diarios, lo que representa casi 50 por ciento del suministro desde el país vecino, admitió.
El diputado del derechista y opositor partido Unión Demócrata Independiente (UDI), Juan Antonio Coloma, señaló la evidente responsabilidad del gobierno en la crisis energética, y lo acusó de engañar a la gente.
El ministro de Economía y Energía, Jorge Rodríguez Grossi, admitió la necesidad de contar con mayor independencia energética y anunció un proyecto de ley para incentivar las inversiones en este campo, que será enviado al parlamento el mes próximo.
Hay mucho entusiasmo en los privados por invertir en el sector eléctrico, justamente porque las expectativas de crecimiento son muy buenas, dijo.
Rodríguez Grassi recordó uno de los proyectos más difundidos por el gobierno, llamado GNL (por gas natural licuado), para importar ese producto desde países lejanos, y cuya licitación se realizaría en abril.
El GNL contempla la construcción de un muelle para descarga, estanques de almacenamiento y una planta regasificadora en la ciudad de Quintero, centro del país, con una inversión de más de 400 millones de dólares..
Cuando entre en funcionamiento, aportará entre tres y cinco millones de metros cúbicos de gas, con un potencial de hasta 18 millones, de acuerdo con las estimaciones oficiales.
Pese a la insistencia oficial en que no habrá racionamiento eléctrico durante los meses del invierno austral, la directora del no gubernamental Programa Chile Sustentable, Sara Larraín, dijo a IPS que la situación que vive el país es gravísima.
No se trata de cinco por ciento de déficit. Hablamos de 25 a 30 por ciento, advirtió la ecologista.
El hecho de que hoy sólo tengamos planes de emergencia es responsabilidad del gobierno, sostuvo. Desde inicios de 2004 se sabe de la falta de inversión de los productores de gas argentinos y del progresivo agotamiento de las cuencas, añadió.
Esto es la crónica de una muerte anunciada, argumentó Larraín.
La activista admitió la intención gubernamental de diversificar la matriz energética chilena, excesivamente dependiente de combustibles fósiles como el gas. Pero eso no se traduce en incentivos para construir, por ejemplo, pequeñas centrales hidroeléctricas y eólicas, dijo.
Larraín propone fondos de promoción y créditos blandos para habilitar el negocio de las pequeñas generadoras, que además de ser rentables tienen un impacto ambiental mucho menor.
De momento, el gobierno sólo ha anunciado que la primera planta geotérmica del país entrará en funcionamiento en 2008.