Aborígenes del mar Ártico esperan que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictamine que Estados Unidos, el principal emisor de dióxido de carbono, amenaza su existencia. Se trata de la primera demanda que vincula cambio climático con derechos indígenas.
El pueblo inuit de las regiones árticas se prepara para acusar a Estados Unidos por violar sus derechos humanos, sobre la base de que el cambio climático amenaza su ancestral estilo de vida.
El considerable aumento de las temperaturas en el Ártico ha causado dramáticas pérdidas de hielos marinos y derretimiento de permafrost (la capa de tierra que permanecía siempre congelada), con destrucción de edificios y carreteras, determinando la reubicación forzosa de aldeas inuit.
Un estudio científico internacional desarrollado durante cuatro años concluyó que osos polares (Thalarctos maritimus), morsas (Odobenus rosmarus) y varias especies de focas, todos animales de los que depende actualmente la supervivencia de los inuit, se extinguirán a mediados de este siglo si continúa el recalentamiento del planeta.
Por eso, la Conferencia Circumpolar Inuit (ICC son sus siglas en inglés), que representa a unas 155 mil personas de esa etnia en las regiones árticas de Canadá, Rusia, Groenlandia y Estados Unidos, presentará en los próximos meses una petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Su objetivo es conseguir que la comisión, una rama de la Organización de Estados Americanos, dictamine que Estados Unidos, principal emisor de gases invernadero con 29 por ciento del total, amenaza la existencia de los inuit.
El cambio climático está acabando con nuestra cultura. Nuestra sabiduría tradicional para sobrevivir y prosperar en la tierra se vuelve inútil, porque todo cambia y cambia rápido, había explicado Sheila Watt-Cloutier, presidenta de la ICC, en una entrevista con Tierramérica el año pasado.
Los inuit apoyan el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, que entrará en vigor el 16 de este mes, porque es el único instrumento global disponible para reducir la emisión de gases que causan efecto invernadero, al retener calor en la atmósfera, pero la reducción de emisiones deberá ir mucho más allá de Kyoto para ayudar a los pueblos árticos, indicó Watt-Cloutier.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, retiró la firma de ese país del Protocolo de Kyoto en 2001, poco después de iniciar su primer mandato, con el argumento de que cumplir ese acuerdo sería perjudicial para la economía estadounidense.
Es la responsabilidad de Estados Unidos, como mayor fuente de gases invernadero, adoptar de inmediato acciones para proteger los derechos de los inuit y de otros en el mundo, dijo a Tierramérica Martin Wagner, abogado administrador del programa internacional de Earthjustice, una organización no gubernamental (ONG) estadounidense que representa legalmente a los inuit.
El impacto del cambio climático en el Ártico está bien documentado, y Estados Unidos ha admitido oficialmente que emisiones causadas por el ser humano son en parte responsables del recalentamiento global. La devastación ambiental en las regiones árticas no es muy distinta de otros casos de represas, tala o derrames tóxicos en cursos de agua que fueron interpretados como violaciones de derechos humanos básicos, adujo.
Pero la Comisión Interamericana no es un tribunal ante el que se puedan presentar demandas propiamente dichas y se limita a formular recomendaciones.
Si se reconoce que Estados Unidos violó los derechos de los inuit, la Comisión recomendará que ese país adopte medidas para poner fin al abuso, pronosticó Donald Goldberg, abogado del Centro de Ley Ambiental Internacional, una ONG con sede en Washington que también brinda apoyo legal a esa etnia.
El organismo de la OEA no puede obligar a los Estados a cumplir sus recomendaciones, pero un dictamen que de la razón a los inuit facilitará la presentación de demandas contra Washington ante tribunales internacionales, o contra compañías de Estados Unidos en tribunales federales de ese país, señaló en una entrevista.
Sería la primera vez que la Comisión Interamericana o cualquier otro organismo considere una acusación relacionada con el cambio climático, comentó.
Pese a la urgencia asociada con el problema, los inuit actúan con gran cautela, y no presentarán su petición hasta fines de la primavera o comienzos del verano (boreal), tras lo cual la decisión puede tardar uno o más años, señaló el abogado.
Los inuit buscan crear conciencia sobre el modo en que el cambio climático los daña, y esperan que otros grupos emprendan acciones similares, informó.
Millones de habitantes de zonas montañosas, islas poco elevadas sobre el nivel del mar, regiones costeras y otras áreas vulnerables al cambio climático afrontan graves amenazas, aseveró Goldberg.
En diciembre, el científico Myles R. Allen y el experto en leyes Richard Lord escribieron para el periódico especializado Nature que los pleitos relacionados con emisiones de gases invernadero son cada vez más probables y ya han comenzado.
Ya es suficientemente sólida la evidencia científica disponible sobre el vínculo entre el cambio climático y fenómenos extremos como la oleada de calor de 2003 en Europa, que causó más de 14 mil muertes sólo en Francia, afirmaron.
Ocho estados estadounidenses y el gobierno de la ciudad de Nueva York ya presentaron en Estados Unidos una demanda contra cinco compañías generadoras de energía de ese país, por su contribución al cambio climático.
Una coalición de ONG ambientalistas estadounidenses anunció el 5 de diciembre que demandará a la Agencia de Protección Ambiental de su país por su sistemática inacción contra el cambio climático.
Con independencia de los debates jurídicos, Watt-Cloutier quiere que los estadounidenses comprendan que lo que hacen a diario (por ejemplo, al consumir gran cantidad de combustibles fósiles que emiten gases invernadero) tiene impacto directo en un pueblo, una cultura y un estilo de vida.
* El autor es colaborador de Tierramérica. Publicado originalmente el sábado 12 de febrero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (