Una batalla entre fabricantes de automóviles y el gobierno del estado estadounidense de California, que intenta reducir la emisión de gases invernadero del transporte, podría adquirir dimensiones nacionales e internacionales, señalan activistas.
El sector del transporte de este país libera por sí mismo más dióxido de carbono (CO2, principal gas de efecto invernadero) que la economía entera de cualquier otra nación, excepto China, según el Centro Pew sobre Cambio Climático Global, con sede en el oriental estado de Virginia.
Mientras el gobierno de George W. Bush pone en tela de juicio el consenso científico acerca de la influencia humana en el cambio climático, muchos estados federales aplican sus propias estrategias para limpiar los cielos.
Pocos han sido más firmes que la occidental California, que adoptó en septiembre una ley única en el mundo: la primera que impone límites a los gases invernadero de los vehículos de pasajeros.
La nueva legislación da a las compañías fabricantes 10 años para lograr que todos los nuevos vehículos vendidos dentro del estado emitan 30 por ciento menos dióxido de carbono.
California ejerce considerable poder en la industria automovilística. Sus habitantes compran más de 1,5 millones de automóviles nuevos por año, casi la décima parte del mercado nacional. También tiene fama de ser líder en políticas ambientales, que se vuelven ejemplo para otros estados del país.
De hecho, proyectos similares se han aprobado en siete estados del noreste: Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut, Rhode Island, Massachusetts, Maine y Vermont.
Tal como se preveía, la Alianza de Fabricantes de Automóviles (AAM, por sus siglas en inglés) y la Asociación de Fabricantes Internacionales de Automóviles presentaron un recurso contra la ley ante los tribunales.
La mayoría de los fabricantes reconoce el problema de los gases invernadero y el cambio climático, pero arguyen que los estándares californianos no son realistas y acabarán costando a los consumidores miles de dólares más en los precios de los automóviles.
También alegan que California se ha excedido en su jurisdicción al establecer una norma uniforme de ahorro de combustible, que es potestad del gobierno federal.
El Protocolo de Kyoto sobre cambio climático —en vigor desde el miércoles 16— obliga a 35 naciones industriales a reducir sus emisiones de gases que recalientan la atmósfera a volúmenes cinco por ciento inferiores a los que arrojaban en 1990, con plazo entre 2008 y 2012.
Pero Estados Unidos no está obligado, pues no ratificó el tratado, alegando que su aplicación sería muy costosa y causaría la pérdida de millones de puestos de trabajo.
La Casa Blanca no ha ofrecido nada para reducir las emisiones de gases de los automóviles, dijo a Tierramérica Jason Mark, director del programa de vehículos limpios de la Unión de Científicos Preocupados (UCS, por sus siglas en inglés), un grupo ambientalista con sede en Massachussets.
Y los Tres Grandes fabricantes automotores de Detroit (Ford, General Motors y Chrysler) están al final de la fila cuando se habla de reducción de gases invernadero, agregó.
Estos gases, como el dióxido de carbono y el metano, son liberados principalmente por la combustión de petróleo, gas y carbón.
Las compañías tienen estrategias de inversión de muy corto plazo que han demostrado no ser modelos empresariales prudentes. Japón les viene ganando porciones de mercado desde hace décadas. En definitiva, lo que está en juego es la transformación de la industria automovilística de Estados Unidos, dijo Mark.
La UCS afirma que existe tecnología para reducir en 20 por ciento la contaminación de todos los nuevos vehículos de California, mejorando los sistemas de acondicionamiento del aire, los motores y la transmisión y reduciendo cargas. Todo redundaría también en ahorro de combustible.
Y, según el grupo, nuevas técnicas aún en desarrollo podrán llevar el recorte hasta 40 por ciento en los próximos cinco años.
La portavoz de la AAM, Gloria Bergquist, aseguró que la industria automovilística ya ha gastado miles de millones de dólares en moderna tecnología: tenemos más de 30 modelos en venta o en desarrollo.
A los compradores de vehículos más limpios les llevaría 16 años recuperar la diferencia prevista de precios (entre 1.000 y 3.000 dólares) en lo que ahorren de combustible, agregó. Aunque haya una recompensa al final del camino, los consumidores son renuentes a hacerse cargo de mayores costos, dijo.
La nueva legislación también fue recibida con escepticismo en la japonesa Toyota, que vendió unos cien mil autos híbridos en Estados Unidos desde 2000 y forma parte de la California Fuel Cell Partnership, un ámbito de colaboración del gobierno, fabricantes y compañías de motores a hidrógeno (conocidos como celdas de combustible) para la introducción de esta tecnología limpia.
Simpatizamos con la nueva legislación, pero pensamos que no es aplicable, dijo a Tierramérica Cindy Knight, portavoz de Toyota.
Knight reafirmó que su empresa toma el cambio climático como un asunto serio y aseguró que todas sus filiales en el mundo deben realizar planes de acción quinquenales en torno a varios problemas ambientales, entre ellos las emisiones de CO2.
El aliado de los fabricantes es Bush, quien se opuso a intentos del Congreso legislativo de limitar las emisiones de carbono y mejorar la eficiencia en el consumo de gasolina, pese a que el país vive su peor momento de los últimos 24 años en materia de ahorro de combustible.
Una encuesta realizada después de los comicios de noviembre, en los que Bush fue reelecto, reveló importante respaldo a las leyes para autos más limpios. Setenta y tres por ciento de los encuestados apoyó la ley californiana, según el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales que encargó la consulta.
Los vehículos con motores híbridos (a gasolina y electricidad) ganan lentamente terreno entre el público. El alza del precio internacional del petróleo influye en las decisiones.
El gobierno federal ofrece un incentivo impositivo de hasta 2.000 dólares para el comprador de un híbrido, pero el beneficio se reducirá a 500 dólares en 2006 y será eliminado en 2007.
Algunos fabricantes asiáticos, a la vanguardia de la industria de vehículos limpios, anunciaron planes de ahorro energético en sus fábricas y mayor producción de modelos limpios.
La sudcoreana Hyundai Motor Co. lanzó el lunes 14 un equipo de trabajo para cumplir sistemáticamente con el Protocolo de Kyoto.
En 2006, Toyota pondrá en el mercado dos modelos deportivos híbridos y promete alcanzar en 2010 una reducción de 10 por ciento en sus emisiones de carbono respecto de 1990.
Las compañías japonesas son dirigidas por ingenieros, las de Estados Unidos por contadores. Estamos viendo resultados notoriamente diferentes, dijo Mark.
Ford Motor no tenía a nadie disponible para contestar las preguntas de Tierramérica.
* La autora es editora regional de IPS para América del Norte y el Caribe. Publicado originalmente el sábado 19 de febrero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica)
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