CAMBIO CLIMÁTICO: Hará falta imaginación después de Kyoto

El Protocolo de Kyoto, tantas veces dado por muerto, entra en vigor el 16 de este mes. Según sus críticos, este acuerdo global para controlar el cambio climático llega tarde y mal: no sólo sus metas de reducción de emisiones son modestas (5,2 por ciento con relación a los niveles 1990), sino que varios países industrializados no serán capaces de cumplirlas en 2012.

Mientras tanto, la comunidad global ya calienta motores para iniciar este año las negociaciones más allá de Kyoto, cuando diversos pronósticos científicos indican que las variaciones climáticas podrían ser peores de lo que pensábamos.

La máxima autoridad ambiental del mundo, Klaus Toepfer, el director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, dialogó con Tierramérica desde su sede en Nairobi, Kenya.

—¿Qué podemos esperar de Kyoto? Algunos observadores temen que los países industrializados no logren cumplir las metas en 2012.

—No comparto los pronósticos pesimistas. La entrada en vigor del protocolo es un paso crucial en la lucha contra el cambio climático. Ahora los países industrializados tienen la obligación legal de reducir sus emisiones, y tienen que reportarlas a la opinión pública global. No creo en cuestionar si esas metas son o no alcanzables. Los gobiernos decidieron hacerlo, están obligados y harán todo posible por cumplirlas.

—El caso de Canadá es sintomático, se ha alertado que no podrá cumplir con la meta de Kyoto sino invierte unos 1.000 millones de dólares al año en comprar créditos de carbono a países como Rusia.

—No puedo emitir juicios sobre un país en particular, pero no culpo a los gobiernos por usar los mecanismos del protocolo. Comprar emisiones es válido a través de los tres instrumentos del tratado: el intercambio de emisiones, la implementación conjunta y mecanismo de desarrollo limpio. En especial este último me parece vital pues permite a los países industrializados cumplir sus metas a través de la inversión en tecnologías energéticas más limpias en el mundo en desarrollo. Es una sociedad positiva para ambas partes.

—Los críticos sostienen que las industrias de la energía y el transporte en el Norte se han resistido a la eficiencia energética. ¿Cómo lo evalúa?

—Cumplir con las metas de Kyoto sólo es posible si se compromete a los dos lados de la moneda. Uno es el desarrollo de las energías renovables, el otro es, efectivamente, la eficiencia energética, es decir, usar la energía disponible con más inteligencia. Veo que las grandes compañías automotrices ya están rompiendo récord de ventas con, por ejemplo, los autos híbridos (que mezclan, por ejemplo, electricidad y gasolina). La eficiencia energética en la industria de transporte es muy importante, pero también lo es en otros sectores, incluidos los hogares.

—¿Cuál debería ser la prioridad en el debate después de Kyoto?

—El gran tema es la adaptación para el cambio climático en países en desarrollo, es decir, cómo apoyarlos para enfrentar sus efectos. Pero tenemos que tener una visión muy amplia para las negociaciones en el futuro, para imaginar nuevas alianzas, metas más ambiciosas. Por ejemplo, fortalecer la cooperación entre ciudades, entre regiones, y fomentar el compromiso de las empresas para reducir emisiones. Necesitamos mucha imaginación. El desafío que enfrentamos es enorme y no podemos darnos el lujo de restringir el pensamiento.

—Se ha propuesto establecer un tope global a la concentración de carbono en la atmósfera, y a partir de ahí fijar límites globales de emisión que obligarían también al mundo en desarrollo a reducir gases invernadero. ¿Qué opina?

—Sí, se ha hablado en diversos foros de establecer ese límite máximo. Pero eso no cambia un principio sustancial acordado en Río de Janeiro en 1992: las responsabilidades comunes pero diferenciadas en materia de cambio climático. Eso significa que los países desarrollados son los que deben tomar el liderazgo, hacer reducciones y desarrollar tecnologías hacia una economía menos dependiente del carbón.

—¿Es plausible que Estados Unidos (que no ratificó el Protocolo de Kyoto) retorne a las negociaciones sobre clima?

—Hay mucho sucediendo ahora en Estados Unidos. Hay numerosas actividades relativas a cambio climático, por ejemplo en el estado de California, y hay un intenso debate nacional sobre políticas energéticas.. Además, la ampliación del suministro y la eficiencia energética son objetivos económicos cruciales en Estados Unidos. Por eso soy muy optimista.

—La semana pasada un prominente científico británico dijo que la Antártida no es un gigante dormido, como la caracterizó el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, en inglés), sino que está despierta y podría causar un dramático ascenso del nivel del mar. ¿Qué opina?

—Yo no soy un científico del clima, pero puedo decir que hace poco estuve en el Ártico y vi con mis propios ojos el derretimiento de glaciares y sí, es un proceso muy rápido. Ahora, yo me apego a las evaluaciones del IPCC y le aseguro que toda esta información de varios científicos es tomada muy en serio y estará integrada el IPCC.

* El autor es corresponsal de IPS. Publicado originalmente el sábado 12 de febrero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (

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