Los fuertes aguaceros, que causaron destrucción en los alrededores de la capital venezolana, se desplazaron ahora hacia el este para desbordar ríos y arroyos, inundar viviendas, destrozar puentes y rutas, así como afectar poblados agrícolas y turísticos.
Son fenómenos climáticos producto de los problemas ecológicos del mundo. Los países poderosos no quieren oír: el Protocolo de Kyoto, el recalentamiento global, cómo se afecta el equilibrio terrestre, clamó el presidente Hugo Chávez mientras recorría áreas afectadas.
La aparición pública de Chávez en la víspera, tercer día de la nueva tragedia que se abatió sobre el norte venezolano, animó el debate sobre los correctivos y previsiones establecidas, bien o mal, después de que en 1999 las lluvias caídas sobre el litoral central provocaran el mayor desastre natural de este país, con un saldo de muertos estimado en 10.000.
Las lluvias de esta semana, que obligaron a decretar la emergencia en siete de las 24 regiones del país, han dejado un saldo de 14 muertos, varios lesionados y desaparecidos y más de 20.000 personas damnificadas por pérdidas totales o parciales en sus viviendas.
Sobre Caracas cayeron en un solo día 84,7 milímetros de agua (84,7 litros por metro cuadrado), un récord sobre la más copiosa lluvia antes registrada, con 72,9 milímetros, en febrero de 1951.
En el vecino litoral Caribe, estado de Vargas, donde están el puerto, el aeropuerto y los balnearios más frecuentados por los habitantes de la capital, se repitieron escenas de 1999, como torrenteras desbordadas, carreteras cortadas por el lodo y escombros, y helicópteros y fragatas de la Armada rescatando a turistas imposibilitados de regresar por vía terrestre.
El comandante de la Guardia Costera. Arístides Yibirín, informó que por mar fueron rescatadas unas 10.000 personas y otras 8.000 en helicópteros o vehículos todoterreno de la Fuerza Armada.
En el estado de Miranda, al este de Caracas, varios ríos se desbordaron tras recoger las aguas de la región capital e inundaron calles y carreteras. Los accesos a muchos vecindarios quedaron obstruidos con lodo, escombros, troncos y piedras. En otros era posible ver aun este viernes a habitantes desplazándose en rústicos botes a remo.
Aquí en el puente de Las Barrancas, cinco familias perdimos hasta la comida, relató José Machado a periodistas en una de las zonas afectadas.
En El Hueco el agua se lo llevó todo. Nos salvamos porque la crecida del río Guaire ocurrió como a las dos de la tarde y todos pudimos correr, dijo por su parte Mariana Montalvo.
El gobernador del estado de Miranda, Diosdado Cabello, estimó en 3.500 el número de damnificados en la región que administra.
En Puerto Cabello, 180 kilómetros al noroeste de Caracas, unas 5.000 personas fueron afectadas, con centenares de familias damnificadas. En otras regiones miles de personas perdieron total o parcialmente sus viviendas, además de enseres y vehículos.
Pero el epicentro de la tragedia volvió a ser Vargas, donde 15 días continuos de lluvia en 1999 causaron deslaves de la ladera del Ávila, la montaña que separa a Caracas del mar, y el vecino litoral se convirtió en un campo de muerte y destrucción, mientras barro, rocas y escombros hicieron que la tierra le ganase al mar más de 1.000 hectáreas.
Lo que nos salvó de algo peor es precisamente que esta vez no llovió durante 15 días continuos sobre el Ávila. Si algo parecido hubiera ocurrido, el litoral estaría llorando nuevamente miles de muertos, afirmó el crítico opositor Teodoro Pertkoff, director del vespertino Tal Cual.
Pertkoff consideró insólita la mención de Chávez al Protocolo de Kyoto, sobre la lucha contra la contaminación de origen petrolero.
Esta es una situación que fue advertida desde hace varios meses, sostuvo Luis Inciarte, de la no gubernamental Organización de Salvamento y Seguridad Marítima.
Advertimos pública y privadamente a las autoridades de las altas temperaturas en los océanos Pacífico y Atlántico y la fuerte actividad en la zona de convergencia intertropical, apuntó.
Según Inciarte, una vaguada (depresión barométrica) alimenta un sistema de baja presión en el Atlántico. Es una especie de tormenta gigante que absorbe nubes en las costas de Venezuela y Colombia y genera las lluvias. Las autoridades pudieron haber emitido alertas meteorológica.
Desde la tragedia de 1999 se realizan obras en Vargas, principalmente represas de gavión (cajas de reja metálica con piedras en su interior), pero algunas no cumplen con requisitos de seguridad establecidos en proyectos originales y pueden ser arrastradas, aumentando el peligro sobre la población, advirtió hace un año Carlos Genatios, ex ministro de Ciencia y Tecnología.
Genatios, quien dirigió estudios de reconstrucción en el año 2000, insistió este jueves en el peligro de las presas abiertas, indicó que sólo se han construido en la zona cuatro de los 23 canales planificados y, aunque hay algunos trabajos bien hechos, criticó que se haya perdido la visión global de la recuperación.
Bienvenidas las críticas. Debemos atender un desplazamiento poblacional, de todos esos barrios donde hay viviendas a la orilla de quebradas y el gobierno tiene los brazos abiertos para construir nuevos pueblos, dijo Chávez, e informó que se han destinado 52 millones de dólares para atender la emergencia en todo el país.
Las lluvias han castigado el noroeste venezolano, con 2.800 damnificados en los estados de Falcón y Yaracuy, y también el sudoeste, en el piedemonte de la cordillera de los Andes que mira hacia el lago de Maracaibo, donde se han visto afectadas viviendas, carreteras y unas 60.000 hectáreas con sembrados.
El jefe de meteorología de la Fuerza Aérea, Ramón Viñas, informó este viernes que sus sistemas de alerta detectan la cercanía de otra vaguada sobre Venezuela la próxima semana. (