SRI LANKA: Volver a empezar después del maremoto

La tensión se refleja en el rostro de Kasumathi Thangamani mientras hurga entre los restos de su casa en esta pequeña aldea costera del este de Sri Lanka.

Todavía no comprende bien la realidad que la rodea, un mes después de que olas gigantescas causada por un maremoto de nueve grados Richter se llevara toda su vida frente a sus propios ojos.

“Las olas llegaron y se fueron, y aquí no quedó nada”, dijo a IPS la mujer, madre de cuatro hijos.

“No sé cómo voy a reconstruir esto”, dijo señalando los escombros de su casa.

El sismo submarino del pasado 26 de diciembre cerca del extremo norte de la isla de Sumatra arrasó las costas de una decena de países de Asia y Africa y provocó la muerte de unas 280.000 personas, 220.000 de ellas en Indonesia. Otras decenas de miles permanecen desaparecidas. Thangamani vive ahora como refugiada en la escuela de Panichchankerni y visita lo que fue su hogar para recoger cocos y así complementar la dieta de sus hijos.
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Al menos 31.000 personas murieron en Sri Lanka a causa de los tsunamis, y miles más están desaparecidas. La cantidad de personas que quedaron sin hogar se estima entre 800.000 y un millón.

La casa de Thangamani estaba situada justo en la línea de control entre los rebeldes Tigres de Liberación de Tamil-Eelam y las fuerzas gubernamentales.

Los Tigres pelean desde hace dos decenios por una tierra independiente en el noreste de la isla, de mayoría tamil. Cerca de 60.000 personas han muerto en la guerra civil.

Hasta 2002, Thangamani vivía en una choza. Fue después del cese del fuego de febrero de 2002 entre el gobierno y los insurgentes tamiles que pensó en construir una casa de ladrillo, y pudo hacerlo con la ayuda de una organización local de caridad.

Thangamani complementaba un subsidio gubernamental de 100 rupias (un dólar) al mes trabajando en los barcos pesqueros en la playa. Pero desde el maremoto, la industria pesquera está paralizada.

El sismo también devastó la aldea pesquera situada en la zona controlada por los Tigres. Ni una casa quedó en pie, y el hospital recién inaugurado también fue barrido por las olas. El hospital más próximo es el de Valachchenai, en una zona controlada por el gobierno, a unos 25 kilómetros.

“Estas personas sufrieron mucho por la guerra. Sólo durante la tregua pudieron hacer algo, y ahora el maremoto se los destruyó”, señaló T. Logitha, una socorrista de la organización no gubernamental Sarvodaya.

Sarvodaya, que realizaba obras de saneamiento y vivienda para civiles en Panichchankerni, utiliza su red de trabajadores como Logitha para llegar a comunidades bajo control de los rebeldes.

“Nuestra gente padeció dificultades, destrucción y miseria indescriptibles durante las dos décadas de guerra. El cese del fuego era, especialmente para los habitantes de la costa, una posibilidad de reconstruir su vida mediante la pesca”, hasta que llegaron los tsunamis, admitieron los Tigres en una declaración.

El gobierno asignó 40 por ciento de su presupuesto de 3.500 millones de dólares para la reconstrucción post-maremoto a la reparación de caminos y vías férreas, pero eso no aliviará el sufrimiento de pescadores como Sinnavani Murugesupillai, de Mankerni, bajo control del ejército.

Murugesupillai perdió a su padre, a su yerno, su casa y sus botes a causa del maremoto.

“Los 120 botes que estaban en la playa fueron destruidos”, dijo a IPS parado junto a la mitad de lo que fue su embarcación. “No sé qué hacer”, dijo.

Lo mismo le ocurrió a Pedurupullai Allagaiya, de Kayankerni, una aldea cercana a Mankerni.

“Ni bote, ni casa. Todo se ha ido”, dijo en el campamento de refugiados de Kayankerni.

Pese al miedo, tanto Murigesupillai como Allagaiya volverían al mar si obtuvieran nuevos botes, pero hasta ahora no hay señales de que el gobierno vaya a ofrecer compensaciones por pérdida de propiedad privada.

Las agencias humanitarias también tienen dificultades para llevar ayuda a sitios como Panichchankerni. El puente sobre el camino principal fue destruido durante la guerra, y su reemplazo sólo puede sostener siete toneladas.

“Si traemos grandes vehículos, debemos descargarlos en un extremo del puente y transportar la carga a pie”, explicó Logitha.

Para empeorar las cosas, desde el 26 de diciembre los Tigres y Colombo se disputan el control de los esfuerzos de rehabilitación en el norte y este del país, dominado por la etnia tamil.

“Dos tercios de las vidas y propiedades se perdieron en áreas tamiles, en la provincia del noreste. Pero el gobierno asigna vastas sumas de ayuda extranjera al sur”, lamentó el coronel Soosai, de los Tigres, citado en el sitio web Tamil Net. ***** +Maremoto en Asia – Cobertura especial de IPS Noticias (https://www.ipsnoticias.net/_focus/tsunami/index.asp) (FIN/IPS/traen-mlm/ap/si/dv pr en ts/05)

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