NACIONES UNIDAS: Apuesta a la generosidad de los ricos

El momento es oportuno para apelar a la generosidad de la comunidad internacional, estimó Jan Egeland, coordinador de acciones humanitarias de urgencia de la ONU al lanzar un pedido de donación de 1.700 millones de dólares para atender necesidades de 26 millones de personas.

Egeland observó que la humanidad nunca había dado muestras de tanta generosidad como en la apertura de este año, cuando se recibieron promesas de donaciones por varios miles de millones de dólares para asistir a los cinco millones de damnificados por el maremoto en Asia.

Con ese antecedente, El funcionario de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) reclamó a ministros y delegados de países donantes mayor generosidad que en 2004, cuando algunas regiones recibieron sólo una tercera parte de los fondos requeridos para salvar vidas mediante campañas de vacunación, alimentación de niños y construcción de abrigos para desplazados y refugiados.

La solicitud de fondos para los programas de ayuda humanitaria de la ONU en 2005, presentada este martes a los gobiernos, es independiente de la demanda que dirigiera la semana pasada el secretario general del foro mundial, Kofi Annan, de 977 millones de dólares para asistir por los próximos seis meses a los afectados por el maremoto del 26 de diciembre.

Hay zonas que despiertan más conmiseración entre los donantes, como ha ocurrido con Kosovo, la provincia meridional de Servia administrada por la ONU.

El foro mundial advierte de que es tan terrible resultar herido en la República Democrática del Congo (RDC) como en Kosovo. La condición de desplazado o de refugiado es tan dolorosa en Uganda del norte como en Iraq del norte, apuntó Egeland. Por tanto, debemos actuar con la misma generosidad ante todos los necesitados, insistió.

El cuadro económico del mundo ha cambiado, pues nunca hubo tantas naciones ricas. El club de países donantes se reducía a una decena pero ahora hay unas 20 naciones que estarían en condiciones de financiar la ayuda humanitaria.

Nunca ha habido tantos millonarios y multimillonarios en Europa, en América del Norte, en Asia, en los estados del Golfo, e incluso en América Latina, sostuvo Egeland. Por tanto, sería factible alimentar a unos 20 o 30 millones de personas en desesperante necesidad de asistencia, dijo.

Entre los casos más críticos figura la RDC, donde mueren por lo menos 1.000 personas por día a causa de enfermedades, de la guerra y de la ausencia de asistencia. La ONU calcula que unos tres millones de congoleños han muerto en los últimos seis años por esos motivos.

Dadas esas cifras, bien se podría decir que la RDC padece un maremoto cada cinco meses, año tras año, dedujo Egeland.

Las necesidades de las agencias de la ONU y de las organizaciones no gubernamentales asociadas, en total unas 104 entidades, no se reducen al desembolso de las sumas solicitadas. También requieren que los donantes actúen con puntualidad.

En marzo de 2004, los fondos recibidos sólo cubrían 12 por ciento de las sumas solicitadas. De esa manera no podemos trabajar, lamentó Egeland.

La asistencia humanitaria es la mejor inversión en la actualidad, como demuestra el caso del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que en 2004 vacunó a 14 millones de niños. Otro ejemplo son las exitosas operaciones de repatriación de refugiados en África y Medio Oriente, que han reducido considerablemente el número de esas personas atendidas por la ONU.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) suministró víveres a 38 millones de personas al borde de la hambruna, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) respondió ante emergencias críticas, como en Haití, donde impidió los brotes de enfermedades epidémicas.

Pero no todos los casos han sido éxitos. El director del departamento de cooperación para el desarrollo internacional de Suiza, Walter Fust, observó que la violencia de género no ha sido tratada de manera adecuada al evaluarse las necesidades de asistencia humanitaria.

No estoy aquí para criticar a la ONU, pero debe aceptarse que esa cuestión de importancia extrema debe ser incluida en el examen de las necesidades, dijo el diplomático suizo.

Egeland aceptó que en 2004 "no hemos sido capaces de salvar las vidas de mujeres y de niños porque carecíamos de fondos" para atenciones de salud reproductiva.

Tampoco pudimos prevenir las afecciones de transmisión sexual, incluido el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), precursor del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), dijo. (FIN/IPS/gc/dm/hd ip/05)

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