El escritor portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura, criticó las protestas desproporcionadas en el Foro Social Mundial contra el presidente del país anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva, pero le aconsejó a éste no tener actitudes paternalistas.
Saramago participó este sábado de una conferencia titulada Quijotes hoy: política y utopía, en el marco de este encuentro de la sociedad civil mundial que se celebra en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre hasta el lunes 31.
En el panel además estuvieron el escritor uruguayo Eduardo Galeano, el director la publicación francesa Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, y el secretario general de la Presidencia de Brasil, Luiz Dulci.
También participaron de la conferencia el español Federico Mayor Zaragoza, ex director de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, y el ítalo-argentino Roberto Savio, secretario general de Media Watch Global y presidente emérito de IPS.
El triunfo de Lula (en las elecciones de 2002) despertó grandes expectativas no sólo en Brasil y no sólo en América Latina, sino en todo el mundo, expectativas que en el fondo correspondían con las promesas hechas, destacó Sarmago más tarde en un encuentro con la prensa.
El escritor portugués subrayó las dificultades que enfrenta un gobierno de izquierda para dar respuesta a las necesidades inmediatas de la gente e introducir cambios mientras se enfrenta a un orden internacional dominado por las grandes potencias y los organismos multilaterales de crédito.
Tras ese comentario, condenó las manifestaciones hechas con radicalismo y desproporcionadas en relación con la causa.
La referencia es por la protesta en Porto Alegre de simpatizantes de partidos políticos de extrema izquierda brasileña contra un proyecto de reforma sindical del gobierno de Lula y por la decisión del mandatario de asistir también al Foro Económico Mundial, cita de gobernantes, empresarios e inversionistas que se realiza en forma simultánea en la localidad suiza de Davos.
Lula participó de una conferencia paralela al Foro el jueves, horas antes de partir para Davos, y en ese contexto fue abucheado por un grupo de manifestantes.
Pero Saramago discrepó también con algunas actitudes del mandatario brasileño. Vi en la prensa las manifestaciones (contra Lula) y que él dijo que los que hacían las protestas eran hijos del PT (gobernante Partido de los Trabajadores) que volverían a casa. Yo le diría al presidente que el paternalismo es una actitud que no conviene a nadie y menos de un político con responsabilidad, añadió.
En la conferencia de este sábado, a la que asistieron unas 5.000 personas, el ministro Dulci fue también abucheado por un grupo minoritario de asistentes. El funcionario fue acusado de oportunista por destacar en su discurso las obras del gobierno.
Mientras, Galeano sostuvo que la administración de Lula enfrenta los mismos desafíos que otros gobiernos de América Latina que tienen voluntad de cambio, y que han generado expectativas de cambio entre las nuevas generaciones.
Estos gobiernos tienen una gran responsabilidad, porque las encuestas de opinión revelan que la situación de la juventud es patética. La juventud no tiene fe en la democracia. Hay una proporción altísima de jóvenes que no tienen fe en la democracia, y no es su culpa: es una reacción lógica a años de frustración, afirmó.
La izquierda, que está en el poder o a las puertas del poder en muchos países, tiene esa responsabilidad inmensa en esta hora, agregó.
Durante la conferencia, Saramago propuso revisar los conceptos actuales de izquierda y democracia, y fue ovacionado en más de una oportunidad por la multitud que lo escuchaba, integrada en su mayoría por jóvenes.
¿Dónde está la izquierda? ¿Está aquí? ¡Sí, claro que está aquí! Pero hay muchos que se refieren a ella, para usar una frase conocida, como pronunciando el nombre del Señor en vano, señaló.
Todo se discute en el mundo, menos la democracia. La democracia está allí como si fuera una santa en el altar, y de la que ya no se pueden esperar milagros, dijo en otra parte de su intervención.
Por su parte, Ramonet subrayó la necesidad de que el Foro Social Mundial pase de las reivindicaciones a la acción, y en ese sentido anunció la declaración del Manifiesto de Porto Alegre.
El manifiesto, entre otras cosas, propone la implantación de una serie de tasas de solidaridad planetaria contra el hambre y la miseria, que deben pagar los países ricos y las fortunas más importantes del mundo, explicó Ramonet a IPS.
Además, exige la anulación de la deuda de los países, la supresión de los paraísos fiscales y el acceso universal al agua potable.
El objetivo del Foro Social Mundial no debe ser una vez por año criticar a la globalización. Lo que queremos es cambiar el mundo, afirmó.
Saramago coincidió en la necesidad de pasar a las acciones concretas, y discrepó con la mayoría de sus colegas en el panel, que reivindicaron el concepto de utopía.
Si la realización de lo que aquí se llama utopía fuera posible, eso sería bueno, eso sería útil, y no le llamaríamos utopía. Le llamaríamos desarrollo, trabajo, objetivo, determinación… Nada más. No la llamaríamos utopía, afirmó.
Lo único que tenemos seguro es el día de mañana. Y si el Foro lanzara propuestas concretas, ahí sí tendríamos una base para un ya, para un ahora, y no hablando de utopías, concluyó.