FORO SOCIAL MUNDIAL: América, del ALCA al ALBA

La quinta versión del Foro Social Mundial, a realizarse a fin de mes en Brasil, tendrá lugar en un contexto sugerente de nuevas propuestas de integración de América Latina, con el trasfondo de evidente fracaso en la creación del ALCA y del balbuciente despegue de la Comunidad Sudamericana de Naciones.

A medio camino en la primera década del nuevo milenio, el fervor comercial que acompañó la despedida del siglo XX parece moderarse en las agendas de los gobiernos, más interesados hoy en tratados bilaterales y en la búsqueda del gran acuerdo de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que en pactos de alcance regional.

Los movimientos sociales, que tienen su cita cumbre del 26 al 31 de este mes en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre, denunciaron desde los primeros foros al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), como el más depurado proyecto de imposición a nivel continental de un modelo globalizador regido por el neoliberalismo.

El ALCA fue concebida a comienzos de los años 90 como un megatratado de libre comercio, "desde Alaska hasta el Cabo de Hornos”, convocando a los 34 países miembros activos de la Organización de Estados Americanos, es decir todos los del continente con la sola exclusión de Cuba, suspendida de ese foro desde 1962.

En la actualidad es un hecho que el cronograma del ALCA, que preveía la ratificación de este gran tratado durante 2005 para su inmediata puesta en marcha, no sólo está atrasado sino diluido, toda vez que diferentes foros continentales el año pasado mostraron la inviabilidad de un consenso para un acuerdo vinculante.

El economista chileno Hugo Fazio, director del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda), señaló a IPS que la negociación del ALCA ha confrontado sobre todo a Brasil, como cabeza del Mercado Común del Sur (Mercosur), con Estados Unidos.

El Mercosur, creado en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, tiene ya como asociados externos a otros seis países de América del Sur, todos los de esta región excepto Surinam y Guyana.

La resistencia de Washington a aceptar el libre comercio en los productos agropecuarios y su negativa a negociar medidas antidumping (contra la competencia desleal de precios) en el ALCA, bajo el argumento de que este asunto estará en el gran acuerdo de la OMC, están entre los mayores puntos de fricción con Brasil, recordó Fazio.

Como ya se señaló en el Foro Social Américas, celebrado en julio de 2004 en Quito, el gobierno estadounidense de George W. Bush está dando prioridad en este escenario a los acuerdos bilaterales de comercio, entre los cuales se incluye el tratado con Chile, que cumplió el 1 de enero de 2005 su primer año de vigencia.

Washington negocia igualmente tratados con cuatro de los cinco miembros de la Comunidad Andina de Naciones, es decir Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú, dejando a un lado a Venezuela por sus diferencias con el presidente Hugo Chávez, y con los países del Mercado Común Centroamericano.

"En este contexto, más que nunca pasa a ser necesaria una concepción colectiva de los países latinoamericanos sobre la concepción regional, que hasta ahora no existe”, según Fazio, quien fue vicepresidente del Banco Central de Chile en el gobierno de Salvador Allende (1970-1973).

"El Mercosur, el proceso de integración latinoamericano más importante, si bien ha aumentado el número de países asociados, abarcando al conjunto de naciones de América del Sur, no cumple ese papel”, estimó el director del Cenda.

Chile y Bolivia se asociaron al Mercosur en 1996, y entre 2003 y 2004 hicieron otro tanto Venezuela, Perú, Colombia y Ecuador. Estos tres últimos, a la vez, negocian tratados de libre comercio con Estados Unidos.

"El Mercosur necesita un viraje. No es suficiente el papel positivo desempeñado contra los propósitos de establecer un ALCA en el esquema de la Casa Blanca. Requiere encontrar sus propias líneas de desarrollo”, subrayó el director del Cenda.

Un desafío similar está planteado para la Comunidad Sudamericana de Naciones, que tuvo su acta de nacimiento oficial en la cumbre celebrada en diciembre último en Cuzco, Perú. La expresión económica de este nuevo bloque "debiera ser la acción común entre el Mercosur y sus países asociados”, sentenció Fazio.

Manuel Hidalgo, un economista vinculado a la Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y la Acción Ciudadana (Attac), señaló que "América Latina es un territorio en disputa”.

Una de las tareas, según Hidalgo, es "concretar un espacio político sudamericano al margen de la OEA y de la injerencia imperial de los Estados Unidos”.

En esta línea, agregó, deberían confluir "las dos tendencias que han venido confrontando la política imperial en la región: por un lado, la tendencia bolivariana, levantada por Venezuela y apoyada por numerosos movimientos sociales y políticos de la región, y (por otro) la tendencia 'neodesarrollista’, representada por los gobiernos de Brasil y Argentina”.

A fines de diciembre, el presidente Chávez y su par cubano, Fidel Castro, pusieron la firma en La Habana a una nueva propuesta de integración regional, la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).

El ALBA, que se presenta como la antítesis del ALCA, fue propuesta originalmente por Chávez en 2001 en la isla venezolana de Margarita en una reunión de la Asociación de Estados del Caribe, pero su lanzamiento oficial demoró cuatro años, postergado entre otros factores por la crisis política interna de Venezuela.

Este nuevo proyecto, que pretende rescatar los orígenes de la integración latinoamericana bajo la inspiración del prócer Simón Bolívar, no parece conmover a los gobiernos, pero sin duda resultará atractivo para diversas expresiones de la sociedad civil latinoamericana que se darán cita en Porto Alegre.

Los organizadores del Foro Social Mundial, de retorno a Porto Alegre luego de la incursión de la cuarta edición por la occidental ciudad india de Mumbai, apuntan a situar el tema de la integración más allá de la visión exclusivamente económica o comercial, para darle una proyección más integral en el rechazo al modelo globalizador neoliberal.

"Existe la esperanza, existe la posibilidad de cambio, pero tenemos que unir nuestras ganas y fuerzas en toda América Latina y en el mundo”, dijo el activista argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz.

Para María Luiza Mendonça, de la Red Social de Justicia y Paz, la promoción y defensa de los derechos humanos está cada vez más ligada a la confrontación de las políticas macroeconómicas y a asuntos como la deuda de los países y la propiedad intelectual en las negociaciones de la OMC.

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