Algunos iraquíes confían en que la unidad nacional florecerá luego de las elecciones de este domingo. Los restantes están convencidos de que las divisiones se agravarán, abonando una posible guerra civil.
Mientras cientos de miles de kurdos viajan a Kirkuk a ejercer el voto, muchas familias de Bagdad abandonan la ciudad por temor a una gran ola de violencia, que crece desenfrenada en las vísperas de los comicios.
Este jueves, el blanco de la resistencia fueron las fuerzas de ocupación en Bagdad, Tikrit y Samarra. Un soldado estadounidense murió en un ataque contra una patrulla en la provincia de Diyala, al noreste de Bagdad, y tres perdieron la vida en Baquba, a 60 kilómetros de la capital.
Son días difíciles. La escasez de combustible empeora. Muchos residentes en Bagdad luchan a brazo partido para pagar los precios cada vez más caros del gas doméstico y el petróleo.
Pretendan votar o no, muchos confían en que las elecciones abran paso a días mejores, o que, al menos, a cierta estabilidad y unidad nacional. Pero otros se muestran escépticos.
"Espero que estos comicios traigan la unidad entre chiitas, sunitas y kurdos", dijo Abdel Aziz, que trabaja en una casa de cambios en Bagdad.
Aziz aún no sabe a qué lista votará, pues el sistema electoral lo confunde. Pero consideró que esta instancia no dividirá a Iraq. "Solo los radicales predican un pensamiento divisionista", sostuvo.
"Rezo para que las elecciones traigan la unidad", dijo, por su parte, Ahmed Aziz, de 25 años, a cargo de una pequeña venta callejera de alimentos en el centro de Bagdad. "Si los comicios son legítimos, habrá paz. Y confío en que sean legítimos, pero no sé cuándo podremos asegurarlo."
Hamoudi Abdulla, de 35 años, es propietario de una tienda de ropa. Este jueves salió a comprar alimentos en el barrio bagdadí de Karrada. No quiere que un posible estallido de violencia lo sorprenda con los anaqueles de su casa vacíos.
Pero muestra optimismo. "Las elecciones nos unirán", pronosticó. Cuando se le pregunta si es chiita o sunita, respondió: "Soy iraquí."
Su amigo Hussam Hammad asiente. "No hay diferencias entre nosotros. Somos todos iraquíes y musulmanes. Las elecciones no pueden cambiar este hecho."
Pero otros iraquíes temen que las elecciones ahonden la brecha entre ellos y que los obligue a tomar decisiones basadas sobre su identidad étnica, como es el caso de los kurdos —mayoritarios en el norte del país—, o como practicantes de las vertientes sunita o chiita del Islam.
"Ni modo que estas elecciones unan a los iraquíes", dijo el empresario hotelero Khassem Mohammed, de 36 años. "Las diferencias entre sunitas y chiitas tienen más de 1.400 años. ¿Cómo podría cambiar eso unas elecciones apresuradas?"
Los partidos políticos representativos de los chiitas —que constituyen 60 por ciento de la población iraquí— ganarán el poder, y que los sunitas —rama mayoritaria en el mundo árabe y que dominó históricamente la política iraquí— desaparecerán después de los comicios.
El hoy prisionero ex presidente Saddam Hussein "nos llevó a la guerra, pero esta vez los iraquíes armarán una guerra por sí mismos. Temo una guerra civil", dijo Mohammed.
Jassim Khalid, operario de una sala de té en la calle Arasat, decidió no concurrir a las urnas porque siente, al igual que Mohammed, que el acto electoral ahondará las divisiones.
El custodia de un hotel consideró que Iraq nunca estuvo dividido entre chiitas y sunitas. "Pero estas elecciones causarán divisiones, por culpa de los malditos políticos y la influencia de los estadounidenses." (FIN/IPS/traen-mj/dj/ss/ip cr ik/05)