El primer ministro designado por Estados Unidos en Iraq, Iyad Allawi, entregó hace poco billetes de 100 dólares a periodistas en una conferencia de prensa. Luego, le concedió a los educadores del país un inesperado bono de 100 dólares.
Con este tipo de acciones, Allawi, un chiita de familia adinerada y tendencia laica, parece bien encaminado para ganar las elecciones de este domingo en Iraq.
Wa'il Issam, un traductor desempleado, cuestiona su campaña. "Allawi soborna a la gente y compra votos y apoyo de los periodistas, los jubilados y los profesores", dijo.
"Les aseguro que Allawi obtendrá 70 por ciento de los votos chiitas en estas elecciones fraguadas", enfatizó Issam. "¿Cómo podría alguien imaginarse que un hombre que ha trabajado para seis servicios secretos de diferentes países podría perder estas elecciones?"
Las normas electorales, según este ciudadano, permiten "a un miembro de una familia emitir los sufragios de todos los que vivan en su casa", sostuvo.
La mayoría de los iraquíes son chiitas (62 por ciento) y habitan el sur, mientras en el centro predominan los sunitas (35 por ciento), el grupo islámico dominante en el mundo árabe y también en el régimen de Saddam Hussein.
Allawi, médico neurólogo de profesión, tiene dólares y protección. Pero lo que parece faltarle es el respeto de muchos compatriotas suyos.
"Cualquiera que resulte elegido en estos supuestos comicios será un títere de (el presidente estadounidense George W.) Bush. Especialmente Allawi", dijo un joven de 18 años, estudiante de Biología de la Universidad de Bagdad.
Los vínculos de Allawi con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos está presente en la mente de muchos iraquíes.
Tampoco dejaron de ser motivo de preocupación sus supuestos antecedentes como agitador estudiantil de Baath, el partido que puso en el poder al hoy detenido ex presidente Saddam Hussein y del que, según estas versiones, se habría desafiliado en 1976, ya en el exilio.
"Allawi era un baathista con Saddam (Hussein) y ahora es un maniquí de los estadounidenses", se burló Alí Hammad Adnan, un hombre de 42 años que vende petróleo en el mercado negro para mantener a los cuatro miembros de su familia.
Pero Allawi, que dejó Iraq en 1971, mucho antes de la llegada de Saddam Hussein al poder en 1979, luego de una década de irrefrenable ascenso. Y el hoy primer ministro no regresó a Iraq hasta 2003, cuando Estados Unidos invadió el país del Golfo.
Se sabe, también, que trabajó con la CIA en una operación para derrocar a Saddam Hussein en 1996.
De todos modos, los iraquíes desconfían de Allawi. "No es cuestión de elecciones", dijo Suhaid, un ingeniero en computación de 23 años que vive en Bagdad. "Los que tienen poder mantienen el poder. Nos enfrentamos con una gran mentira. Estas elecciones son totalmente ilegítimas."
Allawi está decidido a celebrar las elecciones bajo cualquier circunstancia. Las medidas de seguridad continúan endureciéndose. Incluso Irán anunció que cerrará las fronteras con Iraq hasta después de abiertas las urnas.
Por razones de seguridad, las carreteras de Iraq se cerrarán antes de los comicios. La comunicación por teléfono celular y satelital también será bloqueada, se establecerá el toque de queda, se cerrarán las fronteras y se limitará el transporte dentro del país.
Los militares estadounidenses afrontan un promedio de 80 ataques diarios. La resistencia iraquí no cede. Pero las fuerzas ocupantes no se quedan quietas.
Soldados estadounidenses e iraquíes irrumpieron en una mezquita en Ciudad Sadr, un barrio chiita de Bagdad, y detuvo a 25 seguidores del clérigo Muqtada al-Sadr, que dispuso un boicto a las elecciones. Al menos nueve iraquíes murieron en una serie de atentados con coches-bomba en la septentrional ciudad kurda de Kirkuk.
Pero muchos iraquíes están dispuestos a apoyar por Allawi.
"Votaré por Allawi porque pienso que nos traerá la seguridad que necesitamos con tanta desesperación", dijo Zuthir Abbas, residente en el barrio bagdadí de Khadamiya. Sin embargo, Abbas ni siquiera sabía en el momento de la entrevista cuál es el número que identifica la lista de Allawi, así como tampoco a dónde deberá ir a votar el domingo, pues la Comisión Electoral no había anunciado, cuatro días antes de los comicios, la ubicación de las urnas.
"Aunque lo elijan legítimamente o no, Allawi permanecerá en el poder", dijo el herrero chiita Ahmed Shuhab, de 28 años. "Parece fuerte y actúa como si supiera lo que hace, porque los ejércitos de Estados Unidos e Iraq lo apoyan." (FIN/IPS/traen-mj/dj/ss/ip ik/05)