DERECHOS HUMANOS-CUBA: No todos los caminos llevan a Ginebra

La diplomacia cubana inició en la capital mexicana una temprana ofensiva para evitar una posible nueva resolución de censura en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU o al menos restarle fuerza.

En ese rumbo, el gobierno cubano de Fidel Castro aprovechó un foro latinoamericano sobre esa materia, realizado el lunes y este martes en México, para disuadir a los países de la región de sumarse a la postura de Estados Unidos en la comisión especializada de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

La Comisión de Derechos Humanos del foro mundial, que sesiona entre marzo y abril de cada año en su sede de Ginebra, es escenario frecuente de fuertes enfrentamientos entre Cuba y Estados Unidos, su principal acusador en materia humanitaria.

Las acusaciones sobre violación de las libertades fundamentales irritan especialmente a La Habana, que defiende el sistema socialista vigente en Cuba desde el comienzo de la década del 60 como el más humano por sus políticas sociales, de salud y educación, entre otras áreas sociales que benefician a todos los ciudadanos por igual.

Para Castro, las democracias representativas que ”tanto recomiendan” a Cuba son una ”ficción”, con sus millones de analfabetos, pobreza, marginalidad, desempleo, violencia y publicidad banal, entre otras ”lacras”.

En ese sentido, el gobierno sostiene invariablemente que considera inaceptable cualquier resolución específica sobre esta isla caribeña, por inocua que sea, y culpa a Washington de querer llevar a Cuba al banquillo de los acusados con el único fin de ”justificar el bloqueo” que mantiene desde hace más de cuatro décadas.

La Comisión ”se ha transformado en un mecanismo donde lo que impera es la acusación, la coerción, el chantaje, es una institución que en este momento está deformada”, aseguró el vicecanciller cubano, Abelardo Moreno, previo a su partida hacia México.

Moreno encabezó la numerosa delegación de Cuba que acudió, junto a diplomáticos de otros 28 países de América Latina y el Caribe, a la cita que buscó crear un mecanismo informal de consulta y cooperación en materia de derechos humanos.

En su opinión, la región puede desempeñar un importante papel para tratar de recuperar la credibilidad de la Comisión de la ONU mediante esa instancia propuesta por México.

En declaraciones a medios mexicanos de prensa, Moreno advirtió, sin embargo, que ese mecanismo deberá ser autónomo, reflejar la voluntad ”soberana” de la región, y no parte de otras instancias que pudieran existir.

El foro de Ginebra, que actúa con representación de 53 países que se rotan periódicamente, 11 de ellos latinoamericanos, aprueba mociones sobre la situación de los derechos humanos en este país caribeño desde 1990, con la única excepción de 1998. Este año integran el cuerpo por la región Argentina, Brasil, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay y Perú,

Pero en los últimos años han sido países de América Latina, precisamente, los que han presentado las resoluciones, según Cuba bajo la presión de Estados Unidos. Inclusive, el voto de naciones de la región ha resultado decisivo para la aprobación, siempre por escaso margen, de las mociones.

Esas posturas y las airadas reacciones del gobierno de Castro han sido motivo de roces verbales y fuente de tensiones que, en algunos casos llevaron inclusive a la ruptura de relaciones diplomáticas, como en el caso de Uruguay en 2002.

Ese año, una moción presentada por Montevideo y apoyada por los delegados de Argentina, Canadá, Chile, Costa Rica, Guatemala, México y Perú, resultó aprobada por 23 votos a favor, 21 en contra y nueve abstenciones.

En reacción, Castro llamó públicamente de ”lacayo de Estados Unidos”, además de ”trasnochado y abyecto Judas”, al presidente uruguayo Jorge Batlle, ante lo cual éste decidió suspender los vínculos bilaterales con La Habana.

Batlle entregará la banda presidencial el próximo 1 de marzo al izquierdista Tabaré Vázquez, quien ha anunciado que ese mismo día reanudará lazos diplomáticos con la isla mayor de las Antillas.

También en 2002, el presidente de México, Vicente Fox, rompió la tradición de su país de optar por la abstención en el ejercicio ginebrino y comenzó a votar a favor de las resoluciones condenatorias.

Al año siguiente Costa Rica, Perú y Uruguay promovieron una moción que instó a La Habana a recibir a la francesa Christine Chanet, representante para Cuba del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

Esa resolución fue considerada ”componedora” y ”tibia” por medios diplomáticos, dado que no enfatizó en la detención y condena de 75 opositores, por esa misma fecha, bajo cargo de conspirar con Washington para desestabilizar al país.

Las autoridades cubanas aseguraron en ese entonces que Estados Unidos había comenzado desde diciembre de 2002 a buscar patrocinadores latinoamericanos para una moción de condena a Cuba en la Comisión de la ONU.

También cuestionaron al foro de Ginebra por ”ignorar” que Washington había lanzado una campaña internacional contra el terrorismo, a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, pero tolera ”aún el terrorismo que desde Miami se planifica y ejecuta contra Cuba”.

El pasado año, la diplomacia cubana llevó a Ginebra una moción que pedía investigar la situación jurídica de las personas de diversas nacionalidades que Estados Unidos mantenía prisioneras ûy en muchos caso aún mantiene— en su base naval de Guantánamo, el enclave militar situado en la porción este de Cuba.

Sin embargo, desistió de llevarla a votación, según dijo, para evitar que una moción de no acción presentada por la delegación estadounidense bloqueara la consideración del asunto no sólo en ese momento, sino en el futuro.

Menos de una semana antes del encuentro en México, la cancillería cubana volvió sobre el tema y, en una declaración, acusó a Estados Unidos cometer ”atrocidades” y ”horrendas torturas” contra esos presos.

Medios diplomáticos en La Habana no descartan que ese comunicado sea preludio de un nuevo proyecto de resolución para proponer en el 61 período de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que se desarrollará del 14 de marzo al 22 de abril en Ginebra.

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