CULTURA-PORTUGAL: Buenos vientos soplan desde España

El viejo proverbio portugués ”da Espanha, nem bom vento nem bom casamento” (de España, ni buen viento ni buen casamiento) parece haberse disipado y, muy por el contrario, la lengua y la cultura del vecino ibérico, por años ignoradas, son ahora muy apreciadas.

El contencioso histórico entre España y Portugal no ha sido fácil y las dificultades comenzaron cuando la poderosa Castilla se perfilaba en el siglo XIV como la columna vertebral del nacimiento de una nación ibérica única.

Pero el plan falló cuando en 1385, el rey portugués Don João I, diezmó la poderosa caballería castellana en Aljubarrota, 150 kilómetros al norte de Lisboa, en la batalla considerada el hito que consagra definitivamente la independencia de Portugal.

Al aflorar el siglo XXI, los portugueses demuestran un crecido interés por su vecino. Hoy se considera fundamental hablar español y en las escuelas y empresas, cada vez más jóvenes desean aprender ”la lengua del futuro”.

En el mapa escolar portugués, el francés y el inglés pueden ser fácilmente destronados por el castellano en breve plazo. En tan sólo 12 años, los alumnos portugueses que aprenden español aumentaron en 1.900 por ciento.

En un estudio realizado en la escuela secundaria de Miraflores, del distrito de Lisboa, el experto en educación Tiago Fernandes llega a la conclusión que el ascenso del idioma de Miguel de Cervantes en las tierras de Luiz Vaz de Camões, el ”padre” de la lengua portuguesa, trae consigo efectos culturales inmediatos.

Uno de ellos es la avidez por leer autores latinoamericanos y españoles en su lengua original, con el propósito de practicar la lengua al tiempo de mejor compenetrarse de esas culturas.

Asimismo, el cine del país vecino jamás se exhibe con salas vacías y la popularidad de realizadores españoles como Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar o Fernando Trueba, nada tienen que envidiar al éxito de los directores franceses e italianos de hace sólo dos décadas.

El pragmatismo también hace parte de esta explosión sin precedentes de la enseñanza del castellano.

Marta Fialho, profesora de la escuela de Miraflores explica el fenómeno no sólo debido a que para un portugués es más fácil aprender castellano que otro idioma, sino también porque ”son los propios padres los que les instan, al deducir que este idioma es el futuro, va a ser hasta más importante que el inglés”.

Si para el resto del mundo esa afirmación podrá parecer un exceso, al menos en Portugal, cuya primera industria nacional es el turismo y las mayores inversiones extranjeras son españolas, este es el futuro más que seguro.

Al suprimirse los controles fronterizos hace cuatro años, los visitantes extranjeros aumentaron de nueve millones a 11 millones y 61 por ciento de ellos, son españoles, seguidos muy de lejos por alemanes y británicos, que no superan 12 por ciento.

En hoteles y restaurantes, prefieren personas que hablen castellano y un joven profesional luso tendrá bastante camino andado para ser contratado en una empresa hispana de gran dimensión, si entre sus antecedentes se cuenta el conocimiento de español.

Raquel Lacerda, estudiante secundaria de 17 años que desea ser periodista, cuenta que ”en un reciente viaje a Estados Unidos, me impresionó que el español es casi tan usado como el inglés”.

El fenómeno también se explica por la eficaz política de Madrid en su oferta cultural. ”Hubo un claro desacelerar en las acciones de promoción de otros idiomas, los españoles aprovecharon esa apatía y se impusieron a través de la natural agresividad expansionista de su lengua”, opinó María de Lurdes Crispim, profesora de la Universidad Nova de Lisboa.

Según la catedrática, a este factor se une el hecho de que ”el castellano dejó de ser una lengua que se aprende por cultura, como el francés o el alemán, para valer por su sentido utilitario”.

Datos de Maité Montes, profesora del Instituto Cervantes de Lisboa, indican que además de los 320 millones de hispanoamericanos, en Estados Unidos el castellano es el segundo idioma más hablado después del inglés y en lugares como en los sureños estados de Texas o Florida ambas lenguas compiten por el primer lugar.

En el sistema de enseñanza secundaria de la Unión Europea (UE) cada año se inscriben para cursar castellano cuatro millones de alumnos, por lo que además de los 40 millones de españoles, otros 24 millones de europeos dominan éste idioma.

Entre los nuevos miembros de la UE, de Europa central, el español es una materia más de la enseñanza secundaria, y se estima que el castellano en Polonia va a destronar en breve plazo al francés y al alemán. Por lo tanto, ”lo que ocurre en Portugal es un reflejo de lo que está pasando en el resto del mundo”, sostuvo Montes.

En el Instituto Cervantes de Lisboa, estudian 2.500 alumnos, 70 por ciento más que en 1998, y la mayoría de los inscritos son estudiantes que desean cursar medicina en España o son cuadros dirigentes de compañías de seguros, bancos y empresas multinacionales en general.

Hasta hace tres o cuatro años, las empresas del país vecino, fuente de trabajo para miles de portugueses, ”se contentaban con el 'portuñol' (mezcla de español y portugués) al contratar personal, pero eso ya acabó”, advirtió Amândio da Fonseca, director de una sociedad dedicada a reclutar y seleccionar candidatos.

Sin embargo, no todo es pacífico en ”la invasión lingüística” castellana en tierras lusitanas.

A pesar de que en la actualidad el portugués, con 220 millones de hablantes, es más extendido que el francés, lengua de 209 millones de personas, varias generaciones de lusos fueron admiradores incondicionales de la cultura gala y no es raro observar que un crítico de cine de entre 50 y 60 años, muchas veces otorga cuatro o cinco estrella a un filme francés aunque no sea de gran calidad.

En el sistema escolar aún persiste una realidad marcada por el exceso de profesores de francés y carencia de maestros de español y alemán. En una carta al diario Público de Lisboa, el filólogo Pedro Sá apunta esta realidad con certera precisión.

Portugal necesita de una profunda reforma en las escuelas, porque además de la enseñanza del inglés, ”que es verdaderamente fundamental, hay que tener en cuenta las realidades internacional y europea”, sostiene Sá, quien dice no comprender porqué el francés aún se aprende en muchos casos como primera lengua.

Esta situación ”es manifiestamente inadecuada a una realidad internacional en que el castellano es indudablemente la segunda lengua más importante del mundo y el alemán la más importante en la UE de 25 países”.

Sá apunta que pese a ”los acérrimos defensores de la cultura francesa, que salen en defensa de su dama, es un hecho comprobado que la relevancia del francés a nivel internacional es cada vez más reducida. Apostar en el castellano es un gran paso al frente”. (

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