El reconocimiento legal de la unión de parejas del mismo sexo en Buenos Aires transformó a la capital argentina en el destino turístico latinoamericano que más atrae a hombres y mujeres homosexuales, por encima de las ciudades brasileñas de Río de Janeiro y San Pablo, antes preferidas.
Antes, los turistas homosexuales elegían Brasil como estadía fija y desde allí venían un fin de semana a Buenos Aires, pero ahora la tendencia es justo la contraria, explicó a IPS Carlos Meliá, dueño y gerente de Pride Travel, única agencia de viajes argentina manejada por gays y orientada casi exclusivamente a la comunidad homosexual.
Las razones del cambio son variadas. Los promotores turísticos observan que muchos visitantes se cansaron de ir siempre a Brasil y encontraron en Buenos Aires una ciudad amigable, con una oferta cultural y de entretenimientos amplia y que además les resulta barata desde la devaluación del peso argentino en 2002.
Es una mezcla de ciudad europea con aires latinos, sintetiza Meliá.
Los visitantes gay son un fruto codiciado de las agencias turísticas mundiales. En el negocio se los identifica como dinks una palabra que se forma del inglés double income -doble ingreso- y no kids -sin niños-.. Llegan principalmente de Estados Unidos, Europa, Sudáfrica, Canadá y Australia.
Son parejas de profesionales, empleados con puestos jerárquicos, y sin hijos, que destinan buena parte de sus ingresos al ocio o al cuidado personal. Viajan más de una vez al año y no reclaman visitas en temporada alta porque no tienen el compromiso de los padres con hijos, describió Meliá.
Si bien no hay datos oficiales, la sanción de la ley de unión civil en Buenos Aires en julio de 2003 desató una verdadera ola de visitantes. Desde ese momento hubo un crecimiento exponencial, el aumento de la demanda en nuestras oficinas fue de 50 por ciento mensual, aseguró el dueño de la agencia.
El profesor de tango Augusto Balizano también se sorprendió del boom que se desató tras la aprobación del llamado matrimonio gay. Yo daba clases de tango a homosexuales argentinos desde hace seis años, pero en 2003 abrimos una milonga (lugar de baile) y enseguida empezaron a llegar del exterior, contó a IPS.
Balizano asegura que en La Marshall, el salón de baile que alquilaron para la comnunidad gay los días miércoles, hay entre 100 y 120 personas por noche. Algunos prefieren mirar y otros traen alguna experiencia y se largan a bailar, abunda el profesor, y recuerda que originalmente el tango se bailaba entre hombres.
Pero La Marshall no es un reducto gay, como tampoco lo son las discotecas de música tropical y otras en Buenos Aires. Hay también parejas heterosexuales que se mezclan entre las que no lo son.
Esto se repite en otros sitios de entretenimiento y restaurantes. No son exclusivos, sino gay-friendly, como se denomina a los lugares públicos donde los homosexuales son bien recibidos.
Meliá explicó que ese es un rasgo distintivo de Buenos Aires, donde es difícil imaginar un gueto para gays. En otras grandes ciudades del mundo hay barrios exclusivos para la comunidad, por ejemplo El Castro en San Francisco, Le Marais en París, el Borne en Barcelona o Chueca en Madrid.
En Buenos Aires, comerciantes del barrio de San Telmo, una zona de típica de anticuarios y ferias, propusieron crear un circuito de visitas para la comunidad gay-lésbica, pero no un barrio especial. La tendencia es a la mezcla, no al gueto, incluso hay lugares en los que es vanguardista tener gays como clientes, dijo Meliá.
Esa misma tendencia se observa en otros destinos turísticos urbanos importantes de Argentina, como Córdoba -capital de la provincia del mismo nombre-, Rosario, en la provincia de Santa Fe, y Mar del Plata, un balneario situado 400 kilómetros al sur de la capital argentina, en la provincia de Buenos Aires.
Para alojarse, surgieron también en los últimos años hoteles gay-friendly y otros exclusivos para turistas homosexuales y lesbianas, sobre todo del estilo bed and breakfast (cama y desayuno), donde se fomenta la sociabilidad entre los huéspedes y se informa sobre paseos y sitios de compra.
En los paquetes turísticos suele ofrecerse alguna visita de un día a las ciudades de Colonia o Montevideo, en el vecino Uruguay.
A diferencia de países donde el área de turismo del gobierno tiene una oficina dedicada a atender este nicho del mercado, en Buenos Aires hay poca ayuda de la Secretaría de Turismo de la Nación, dijo Meliá. Todo el mundo está detrás del 'pink money' (dinero rosa), pero el gobierno aquí todavía no lo ve, criticó.
En cambio, se trabaja en estrecha colaboración con la Subsecretaría de Turismo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Con el auspicio de esa dependencia, Pride Travel edita una revista de bolsillo (The Ronda) en la que se publican mapas, circuitos y ofertas de restaurantes, discotecas, milongas, comercios, espectáculos, paseos y diversos servicios para el visitante, como el de masajes o peluquería.
A partir de abril lanzarán también un mensuario que se llamará Pride Travel Mag y que se anticipa como la primera revista gay sudamericana sobre sitios turísticos.
En respuesta a este fenómeno, entre el 24 y el 27 de febrero de este año, por primera vez Buenos Aires será sede de un simposio de la Asociación Internacional de Turismo Gay Lésbico (conocida por su sigla en inglés IGLTA). El encuentro es considerado de interés turístico por el gobierno comunal.
IGLTA realiza cada año una convención y cuatro simposios en distintos destinos turísticos del mundo. En cada uno de esos simposios se reúne más de un centenar de promotores de viajes de agencias especializadas en la comunidad gay-lésbica, y representantes de revistas orientadas a ese sector que promocionarán la oferta. (