La persistente sequía provocó un descenso de la producción de arroz en Cuba, lo cual puede obligar al gobierno a incrementar la importación de este grano de alto consumo entre la población.
Fuentes oficiales admitieron que las granjas estatales y el movimiento de parceleros, pequeños agricultores dedicados a este cultivo, cosecharon el año pasado poco más de 260.000 toneladas de arroz, cuando en la zafra anterior se habían recogido 320.000 toneladas.
Del total de cosechado en 2003, más de 270.000 toneladas fueron provistas por ese Movimiento Popular de Cultivo de Arroz, un proyecto alternativo sustentable puesto en práctica en 1996.
Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indican que la producción arrocera en Cuba había crecido de modo constante a más de 10 por ciento anual en el último lustro.
Pero la sequía impidió no sólo mantener ese aumento, sino que en la región oriental del país, donde la escasez de agua es mayor, se registraron pérdidas en la actividad agropecuaria de 834 millones de dólares por daños totales o parciales en diferentes cultivos y por la muerte de 127.600 cabezas de ganado.
Expertos cubanos califican el año que acaba de finalizar como el más seco de las últimas siete décadas. Según esas fuentes, los 235 embalses que se explotan en el país contienen en la actualidad 3.466 millones de metros cúbicos de agua, el volumen más bajo desde 1993 como promedio nacional.
Cuba, con más de 11,2 millones de habitantes, compra unas 550.000 toneladas de arroz por año, en especial de Vietnam, China y, más recientemente, de Estados Unidos, según informes de Alimport, el ente estatal para la importación de alimentos.
Se estima que actualmente el consumo de este cereal en esta isla caribeña es de alrededor de 54 kilogramos por habitante al año.
La producción arrocera del país descansaba hasta inicios de los años 90 en granjas estatales de grandes extensiones, que requerían elevados insumos de maquinaria, combustible, agua, fertilizantes y herbicidas.
El ritmo productivo de entonces de unas 200.000 toneladas al año se interrumpió tras el colapso del campo socialista europeo y de la Unión Soviética, que privó a la isla de sus principales fuentes de combustible e insumos necesarios para ese tipo de agricultura, entre otras pérdidas.
Sin abandonar el esquema estatal de producción, el gobierno cubano fomenta desde 1996 el Movimiento Popular de Cultivo de Arroz, programa que involucra a unos 190.000 productores en un área de 165.000 hectáreas.
Esa práctica a pequeña escala se ejecuta mediante el arrendamiento de tierras estatales ociosas a personas interesadas en dedicarse a esta producción en parcelas de entre 0,5 y una hectárea.
Para impulsar esas formas de cultivo, se busca diversificar las variedades del grano y la capacitación de los nuevos productores, mediante cursos y seminarios de entrenamiento agrícola dictados por especialistas en el tema.
A la vez, se comenzó a introducir en el país maquinarias procedentes de Vietnam y Japón, de menor tamaño y más adecuadas a las condiciones en que se desenvuelve actualmente la mayor parte de la cosecha arrocera.
Los parceleros aprovechan la energía solar para el secado del grano, proceso que en la gran industria exige mucha energía eléctrica, y en los cultivos utilizan básicamente abonos y fertilizantes biológicos.
Además, estos cultivadores son asesorados por especialistas del Instituto de Investigaciones del Arroz, que ofrecen semillas y capacitación en el terreno en técnicas que permitan aumentar los rendimientos por hectárea.
Especialistas estiman que, debido a la prolongación de la sequía, la cosecha de este año que comienza en el sector estatal podría llegar a ser 50 por ciento menor a la de 2004 (70.000 toneladas), pues las presas vinculadas a las grandes arroceras, disponen de muy poco líquido para el riego.
A su vez, los parceleros están haciendo milagros para mantener húmedos sus arrozales y se les recomienda sembrar sólo en lugares que disponen de agua de riego.
Dentro de los tipos de semillas disponibles, en las regiones del país más azotadas por la sequía se da preferencia a la siembra de la variedad vietnamita LC-8866, resistente a la falta de agua.
Se estima que de las variedades disponibles actualmente en el país, 80 por ciento son especies mejoradas y 20 por ciento restante corresponde a las tradicionales, de gran arraigo entre el campesinado cubano.
El Instituto de Investigaciones del Arroz dispuso en todo el país más de 100 jardines de variedades para que los productores de cada zona puedan escoger las semillas que estimen más adecuadas a las condiciones de su tierra de cultivo.
El arroz es el alimento básico para más de la mitad de la población mundial. Más de 2.000 millones de personas sólo en Asia obtienen de 60 a 70 por ciento del consumo de energía con el arroz y sus derivados.
Además, es la fuente alimentaria con un crecimiento más rápido en África y de gran importancia para la seguridad alimentaria en un cada vez mayor número de países de escasos ingresos con déficit alimentario.
Los principales productores de este grano en América Latina son Brasil y Colombia, que también deben completar con importaciones sus necesidades de consumo.