Tras más de cuatro años de matrimonio, Meeran Harchand, de 26 años, logró embarazarse, pero dio a luz una niña muerta.
ôNunca llegué a tenerla en brazos. Y mire cómo me dejó, lamentó la joven.
Meeran recuerda todavía el dolor atroz que sintió durante su trabajo de parto, hace cuatro años.
ôMi suegra llamó a la dai' (partera tradicional), que me dio una inyección. Después de unas horas, pidió a mi familia que llamaran a un médico. Como no había ninguno en la aldea, mi marido consiguió transporte a la mañana siguiente y me llevó a la localidad más cercana. Estaba sufriendo tanto que quería morirme, contó a IPS.
El trabajo de parto tan prolongado le prolongó una fístula obstétrica, es decir que su vagina quedó comunicada con la vejiga y con el recto, lo que le impedía controlar sus funciones excretorias.
ôLe rogué a mi esposo que me llevara de vuelta al hospital. Finalmente me llevó, porque ya estaba cansado de la situación. Me operaron dos veces, pero yo seguía ensuciándome y oliendo mal, relató.
Finalmente, el médico Shershah Syed, jefe del departamento de ginecología del Hospital General de Qatar, en la meridional ciudad portuaria de Karachi, la operó por tercera vez y reparó su fístula.
En Pakistán, con una población total de 145 millones y 33 millones de mujeres en edad fértil, cada 20 minutos muere una mujer al dar a luz.
Por cada parturienta que muere, otras 40 quedan con lesiones permanentes, señaló Imtaiz Kamal, secretaria general del Comité Nacional para la Salud Materna y vicepresidenta de la Asociación de Pakistán para el Bienestar Materno-Infantil.
ôNos olvidamos de aquellas que no murieron pero desearían haber muerto, dijo Kamal, de 86 años.
Entre este grupo se cuentan las mujeres que padecen incontinencia como Meeran, prolapso uterino (condición en que el útero desciende hasta dentro de la vagina o más abajo), enfermedad inflamatoria pélvica o infertilidad debido a abortos realizados en malas condiciones.
ôMuchas de las mujeres que veo todos los días cuentan historias trágicas de rechazo por sus familias, declaró Syed, del Hospital General de Qatar.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (FNUAP), 80 por ciento de un total de 4,5 millones de nacimientos anuales en Pakistán ocurren en el hogar.
ôMás de 90 por ciento de esos partos son atendidos por dais', señaló Sadiqua Jafarey, médico presidente del Comité Nacional para la Salud Materna y profesor de obstetricia y ginecología de la Universidad Médica de Ziauddin.
ôAun en los centros urbanos, las mujeres se niegan a atenderse con médicos hombres, y esto contribuye a promover la proliferación de parteras no capacitadas, explicó.
No sorprende entonces que la mortalidad materna en Pakistán ascienda a 533 cada 100.000 nacimientos, según cifras oficiales.
Como en otros países en desarrollo, la alta morbimortalidad materna se debe a tres demoras, destacó Syed.
La primera demora se produce en la búsqueda de ayuda médica por parte de la familia de la parturienta.
ôEn nuestra sociedad, la suegra tiene un papel importante. Es una poderosa institución matriarcal, y no sólo en los hogares pobres. Ella es la que decide cuándo se debe pedir ayuda, explicó el ginecólogo.
ôY hay una clara diferencia entre cómo ella trata a su hija embarazada y a su nuera embarazada. Lo veo todos los días en el hospital, afirmó..
La segunda demora ocurre en la identificación de una institución médica y la llegada hasta ella.
ôY la tercera tiene lugar en el propio hospital, donde no se brinda tratamiento adecuado. Muchos centros no ofrecen atención las 24 horas y carecen de suministros y personal suficientes, continuó Syed.
Además, están las barreras de género, como la ignoracia masculina de los problemas de salud de las mujeres y la renuencia de éstas a atenderse con médicos o enfermeros hombres, explicó Nabila Zaka, funcionaria de proyecto de salud femenina del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
ôNecesitamos crear conciencia en hombres, mujeres, familias y comunidades, además de capacitar mejor a las parteras, exhortó Zaka. (