Denuncian esterilizaciones sin consentimiento o bajo presión y reivindican su derecho a la maternidad. Son mujeres chilenas portadoras del virus del sida que estudiaron con funcionarios, expertos y activistas los efectos secundarios del tratamiento antirretroviral y la situación de niños contagiados.
Hay un discurso muy represivo del servicio de salud (estatal y municipal) chileno hacia las mujeres seropositivas para que no continúen teniendo relaciones sexuales y para que no sean madres, aseguró a IPS Marina Carrasco, coordinadora nacional de Agrupaciones de Personas que Viven con VIH, de la no gubernamental Vivo Positivo.
Esto ha llegado incluso a casos de esterilizaciones bajo presión o sin consentimiento, añadió la antropóloga, quien es una de las autoras de la investigación Mujeres Chilenas Viviendo con VIH/Sida: ¿Derechos sexuales y reproductivos?, publicada en mayo en Santiago, donde se denunciaron por primera vez estas irregularidades.
En Chile hay 32.000 personas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que provoca el sida, no obstante sólo 12.000 de ellas están notificadas. Del total, 80 por ciento son hombres y 20 por ciento mujeres, la mayoría de ellas contagiadas por su pareja.
Es el caso de Rosa, una mujer de 35 años que prefiere no decir su apellido, madre de un hijo de 16 y viuda hace una década. Contó a IPS que en 1993 se enteró que era portadora del VIH, el que le fue transmitido por su marido, quien falleció de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
A pesar del impacto que le generó el diagnóstico, volvió luego a vivir en pareja y decidió tener más hijos. Pero cuando se fue atender al hospital Sótero del Río, de Santiago, por un embarazo ectópico (caso en que el huevo fecundado se implanta en un lugar no habitual), le extirparon las trompas de Falopio a través de un irregular procedimiento.
El doctor me dijo era mejor que me las sacaran (trompas) para no tener más hijos, por el riesgo de la transmisión. Yo le dije que no y le mencioné el protocolo que se usa actualmente para evitar eso y me respondió que ahí no lo tenían implementado, relató Rosa a IPS.
Recordó, además, que le hicieron firmar un documento, que nunca supo bien de qué se trataba, por el cual autorizaba la operación. A los dos días se enteró por un practicante de medicina que ya no podía tener más hijos. Yo estaba tratando de formar una nueva familia y resulta que este hecho destruyó irreparablemente ese sueño, comentó la mujer.
Este fue uno de los asuntos centrales del II Encuentro Nacional de Mujeres Viviendo con VIH/Sida, realizado el 14 y el 15 de este mes en Santiago y que reunió a funcionarios, expertos en la materia y a un importante grupo de mujeres portadoras del virus procedentes de todo el país.
Al foro, organizado por la Comisión Nacional del Sida (Conasida) y Vivo Positivo y auspiciado por el Fondo Global de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, también asistieron representantes de organizaciones extranjeras, como el Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Mujeres Positivas.
La investigación Mujeres Chilenas Viviendo con VIH/Sida: ¿Derechos sexuales y reproductivos?, que Carrasco es coautora, fue realizado en conjunto por Vivo Positivo, Universidad Arcis (Artes y Ciencias Sociales) y Flacso-Chile (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales).
De las 100 mujeres encuestadas en ese estudio, la mitad en Santiago y la otra en el interior del país, 31 por ciento declaró haberse sometido a una intervención quirúrgica para dar término anticipado a su vida reproductiva. Además, 77 por ciento de ellas respondió haberlo hecho después de saber que era portadora de VIH.
La modalidad más utilizada en esa operación fue la ligadura de trompas de Falopio, pero también se utiliza quinacrina, una sustancia química administrada en cápsulas y que se inserta en el útero a través del canal cervical, cuyo uso fue prohibido en Chile debido a las dudas que existen respecto de su toxicidad.
De igual forma, 12,9 por ciento de las mujeres entrevistadas para ese trabajo y que admitieron haber sido esterilizadas, aseguraron que fueron sometidas a la operación sin su consentimiento, y 50 por ciento algún tipo de presión.
Los chilenos beneficiarios del sistema público de salud que sufran sida tienen acceso gratuito a la totalidad de los medicamentos que requiera su tratamiento y puede cambiar de terapia hasta tres veces en caso de inconvenientes.
El programa implementado por el gobierno en los 32 centros de salud con ese fin ubicados a lo largo del país también garantiza la evaluación periódica de la situación inmunológica y virológica de los pacientes, prevención y tratamiento de las infecciones oportunistas y apoyo psicosocial.
No obstante, a propósito de las esterilizaciones, Carrasco se quejó ante IPS por la falta de mayor capacitación de los funcionarios en derechos sexuales y reproductivos.
Según Carrasco, los casos de esterilizaciones dan cuenta de la vulnerabilidad en que se encuentran las mujeres respecto del libre ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos, que se ratificaron en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en 1995 en Beijing.
En particular en este grupo, la discusión está centrada en el derecho que tienen las mujeres a ser madres, considerando el riesgo que existe de transmisión vertical (de madre a hijo o hija) durante el embarazo, el parto o la lactancia.
Para prevenir esta situación, en Chile se utiliza hoy en todo el sistema de salud y de modo gratuito el Protocolo ACTG 076, en el que se considera la pesquisa precoz de la infección en la madre, el tratamiento de enfermedades de transmisión sexual intercurrentes, la cesárea electiva, la suspensión de la lactancia materna y el suministro de antirretrovirales a la madre y a su hijo.
Datos del ministerio del área, la prevalencia de infección por VIH en Chile en embarazadas es de 0,05 por ciento, lo que significa aproximadamente 100 por año.
La trasmisión vertical en Chile ha bajado desde que se aplica el Protocolo ACTG 076 completo de 30 por ciento a 2,6 por ciento, el mismo porcentaje que tiene cualquier mujer del país de tener un hijo con malformaciones congénitas. Por lo tanto prohibirles tener hijos es una discriminación, advirtió Carrasco a IPS.
La violación de este derechos en las mujeres seropositivas se ha transformado en un tema de primer orden a partir de que las estadísticas indican una feminización de la epidemia, al achicarse la brecha con los hombres en esa condición, una tendencia también mundial.
En la actualidad existen en el mundo 39,4 millones de portadores de VIH y se calcula que 1,6 millones de ellos viven en América Latina, donde se registran tres hombres afectados por cada mujer en esa situación, mientras que en el Caribe es de dos por una.
Estadísticas de Conasida indican que en Chile el promedio de incremento anual de la incidencia de sida para el periodo 1998-2003 es de 4,7 por ciento en las mujeres y de tres por ciento en los hombres.
Pero el encuentro de Santiago también dio lugar para estudiar también el denominado sida pediátrico y la lipodistrofia, un efecto secundario de la terapia antirretroviral.
Ya suman 100 los niños con VIH en Chile, muchos de los cuales son huérfanos por la muerte prematura de uno o los dos progenitores a causa del sida.
Los niños y niñas beneficiarios del sistema de salud público tienen acceso gratuito a las terapias requeridas.
En cuanto a los efectos secundarios de los tratamientos existentes, tanto los especialistas como las mujeres asistentes al foro coincidieron en la mayor atención que hay que poner a este problema, que afecta tanto física como psicológicamente a las pacientes.
Entre las toxicidades derivadas de la ingesta de este tipo de medicamentos están la pancreatitis, las alteraciones del sistema nervioso central y periférico, el rash (erupción) cutáneo, la acidosis láctica y la resistencia a la insulina.
Otra toxicidad, pero que aparece a largo plazo, es la lipodistrofia, que es el crecimiento anormal del tejido graso en distintas partes del cuerpo, en particular en la zona abdominal y en la parte posterior del cuello, más conocido como lomo de búfalo.
Hay mucha gente que tiene lipodistrofia, pero que no le afecta su calidad de vida. Pero también se presentan casos severos, donde la persona tiene un cambio de aspecto que realmente le interfiere en su relación con los demás, explicó a IPS el encargado de atención a personas viviendo con VIH del Hospital Barros Luco, Carlos Beltrán.
Para estos pacientes existen procedimientos quirúrgicos reparadores, pero su costo es de varios miles de dólares, por lo cual no constituyen hoy una alternativa real para los usuarios del sistema público.