Un prestigioso académico islámico de origen egipcio no pudo asumir un cargo en la Universidad de Notre Dame, una de las más prestigiosas instituciones terciarias de Estados Unidos, porque el Departamento de Estado (cancillería) invocó una ley antiterrorista y le impidió entrar al país.
Una encuesta nacional descubrió que casi la mitad de los ciudadanos estadounidenses creen que el gobierno debería restringir las libertades civiles de los musulmanes.
Ambos hechos forman parte de un nuevo fenómeno llamado islamofobia, o miedo paranoico a los musulmanes, que crece tanto en Estados Unidos como en Europa occidental, advierten académicos, expertos en asuntos de Medio Oriente y altos funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Alarmada por la creciente intolerancia racial y religiosa, la organización mundial con 191 países miembros expresó grave preocupación por el incremento de la islamofobia, el antisemitismo y la cristianofobia en distintas partes del mundo.
Una resolución adoptada esta semana por la Asamblea General de la ONU exhortó a todos los países a cooperar con la Comisión de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos para eliminar la discriminación racial y religiosa.
Por primera vez, el foro mundial también organizó este mes un seminario sobre la islamofobia, en señal de la gravedad de la situación.
Cuando un nuevo término se incorpora el lenguaje, suele ser como resultado de un avance científico o de una moda pasajera. Pero cuando el mundo se ve obligado a acuñar un nuevo término para registrar una creciente intolerancia, es algo muy triste. Eso es lo que ocurre con la islamofobia, declaró el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
En el seminario, al que asistieron líderes religiosos, académicos y altos funcionarios de la ONU, Annan dijo que los esfuerzos para combatir la islamofobia deben también hacer frente al terrorismo y la violencia perpetrados en nombre del Islam.
El Islam no debe ser juzgado por los actos de extremistas que deliberadamente atacan y matan a civiles. Unos pocos manchan la reputación de muchos, y esto es injusto, agregó el secretario general.
El Occidente cristiano siempre ha temido al Islam, en materia política y religiosa, recordó Seyyed Hossein Nasr, profesor de Estudios Islámicos de la Universidad George Washington y uno de los primeros oradores en el seminario.
Hoy en día, la paradoja de la islamofobia es que muchas personas que temen al Islam saben muy poco de él. Sienten una gran necesidad de ver 'al otro' como enemigo, dijo.
En Estados Unidos, la islamofobia se desató con los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, cuando aviones comerciales secuestrados por hombres procedentes de Medio Oriente se estrellaron contra el World Trade Center de Nueva York y el edificio del Pentágono (Departamento de Defensa), en las afueras de Washington, dejando cerca de 3.000 muertos.
La Universidad de Cornell publicó la semana pasada los resultados de una encuesta realizada en septiembre que reveló la voluntad de casi la mitad de los ciudadanos de restringir las libertades civiles de los musulmanes estadounidenses.
Anteriormente, el Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas (CAIR) había acusado a los organismos encargados de la ejecución de las leyes de realizar un perfil racial de los musulmanes residentes en Estados Unidos.
En la prensa y en el discurso político de Estados Unidos, existe una visión mixta del Islam, con frecuencia implícitamente negativa, comentó Norman Solomon, director ejecutivo del Institute for Public Accuracy (Instituto para la Precisión Pública), de Washington.
Hay mucha intolerancia antimusulmana. Parte de ella se basa en el chovinismo religioso de cristianos y judíos, y parte es racista, dijo a IPS.
La idea de que los musulmanes odian a Israel ha alentado el fervor antiislámico entre los partidarios del estado judío. Y en particular desde el 11 de septiembre, el nacionalismo estadounidense ha identificado el Islam como una amenaza para el país, agregó Solomon, coautor de Target Iraq: What the News Media Didn't Tell You (Objetivo Iraq: Lo que la prensa no contó).
Últimamente creo que la hostilidad pública hacia el Islam en Estados Unidos es más una cuestión de geopolítica y nacionalismo, agregó.
Si bien el 11 de septiembre tuvo un claro impacto sobre la islamofobia, es importante reconocer que este fenómeno ha existido de una u otra forma desde el advenimiento del Islam, en el siglo VII, comentó Mouin Rabbani, editor colaborador de la publicación Middle East Report, de Washington.
El fenómeno ha cambiado a través de los siglos sobre la base de una variedad de prejuicios religiosos y raciales y de factores políticos asociados como el colonialismo, el nacionalismo y el conflicto árabe-israelí, y cuestiones socioeconómicas como el petróleo y la inmigración.
La islamofobia como fenómeno ha evolucionado y tenido altibajos a través del tiempo y el espacio, dijo Rabbani a IPS.
En Estados Unidos, por ejemplo, el Islam fue por mucho tiempo asociado con la población de origen africano y la resistencia a la esclavitud (y en menor grado con la posterior militancia africano-estadounidense), y la islamofobia fue parte del proceso de deshumanización y domesticación de esos grupos.
En contraste, desde 1945, la islamofobia estadounidense se proyectó hacia el exterior, en particular contra los árabes, pero también contra otros grupos confundidos con éstos, como los iraníes y los sij.
Esto, según Rabbani, se relaciona con el surgimiento de Estados Unidos como potencia mundial y su búsqueda de control sobre el estratégico Medio Oriente, así como su alianza con Israel.
La islamofobia europea ha tenido una trayectoria diferente, ya que surgió en respuesta al desafío teológico y territorial planteado por el surgimiento del Islam como religión monoteísta alternativa y la expansión de imperios islámicos, explicó el experto.
Luego, se puso al servicio del colonialismo europeo en Medio Oriente y otros territorios de población musulmana, y más recientemente en respuesta al crecimiento de las poblaciones musulmanas migrantes en Europa occidental.
Mi impresión es que, mientras el prejuicio contra los musulmanes se ha intensificado, la hostilidad hacia el Islam ha crecido en forma exponencial, aunque ambas, obviamente, están interrelacionadas, agregó.
Uno de los principales efectos del 11 de septiembre ha sido propagar la islamofobia, pero además volverla más convencional y respetable, concluyó Rabbani.