La Ciudad Médica de Bagdad luce muy bien bajo su nueva capa de pintura, pero dentro, los pacientes mueren por falta de medicamentos.
No he visto ninguna señal de reconstrucción, además de la pintura rosa y azul en la fachada y las escaleras de emergencia, dijo a IPS el médico oftalmólogo Hammad Hussein.
El mayor complejo médico de Iraq carece de fármacos. No sirve de nada prescribir medicamentos a mis pacientes, porque la farmacia no tiene nada, lamentó el médico.
Además, faltan sillas de ruedas, la mitad de los ascensores no funcionan, y los familiares de los pacientes deben hacer de enfermeros porque falta personal, explicó.
Mientras, el hospital Yarmouk, también de Bagdad, recibió nuevos escritorios y sillas.
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Necesitamos un ascensor, para que los pacientes que no pueden caminar puedan ser llevados a la sala de operaciones, pero en cambio recibimos estos escritorios, dijo la doctora Aisha Abdulá, sentada frente a uno de los nuevos escritorios en un corredor del hospital.
¿Cómo es posible que nos entreguen escritorios nuevos mientras hay pacientes que mueren porque no tenemos medicamentos para ellos?, preguntó..
La empresa multinacional estadounidense Bechtel Corporation fue contratada el año pasado por las autoridades de la ocupación para identificar las necesidades de reconstrucción de más importancia en Iraq.
Bechtel realizó reparaciones en unos 50 centros de atención primaria de la salud, antes de pasar el resto de la tarea a la Agencia Estadounidense de Desarrollo (USAID), el organismo oficial de cooperación de Estados Unidos.
En su libro Iraq Inc., el autor y periodista Pratap Chatterjee explica que USAID dedicó casi un año a la selección de contratistas para la reconstrucción de hospitales y otros centros de salud antes de otorgar uno de los mayores contratos a ABT Associates Incorporated, una consultora con sede en Massachusetts, Estados Unidos.
El contrato, de 22 millones de dólares, obliga a la empresa a brindar al Ministerio de Salud equipos y artículos médicos, distribuir las donaciones de suministros esenciales entre organizaciones de salud y determinar necesidades específicas, en especial de grupos vulnerables como las mujeres y los niños.
USAID sostiene que brindó al Ministerio asistencia de salud para las mujeres embarazadas y los niños, programas de inmunización y remodelación de clínicas locales. Más 100 de esas instalaciones han sido mejoradas, dijo David De Voss, portavoz de la agencia en Bagdad.
Con la ayuda de USAID, el Ministerio de Salud distribuyó galletas de alto contenido proteico entre más de 450.000 niños y 200.000 madres embarazadas o lactantes con desnutrición, agregó De Voss.
Pero no es suficiente. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la cantidad de niños y niñas desnutridos en Iraq se duplicó desde la invasión de este país del Golfo por Estados Unidos y sus aliados, en marzo de 2003.
Cerca de ocho por ciento de los niños menores de cinco años padecen diarrea crónica y deficiencia de proteínas. La diarrea es causada principalmente por el consumo de agua contaminada, responsable de 70 por ciento de las muertes infantiles en Iraq, según Unicef.
El ministro interino de Salud, Ala-al-Din al Awan, afirmó que Unicef obtiene sus datos en base a métodos cuestionables, pero según el canal de noticias qatarí Al Jazeera, 40 por ciento de la red de agua potable y saneamiento está dañada.
USAID afirmó que en el último año reparó 1.700 roturas de caños, aunque admitió que se precisa mucho más.
Si la situación es mala en Bagdad, es mucho peor en la central Faluya, bastión de la resistencia sunita que desde el mes pasado sufre una masiva ofensiva aérea y terrestre de las fuerzas de ocupación.
La Media Luna Roja Iraquí estimó que hasta 10.000 civiles permanecen atrapados dentro de la ciudad, muchos necesitados de asistencia médica urgente, pero las autoridades no le permiten el ingreso y el Ministerio de Salud tampoco ayuda a esas personas.
La organización humanitaria pudo entregar algunos suministros en Faluya la pasada semana, pero el lunes las autoridades militares la expulsaron de la ciudad, debido a operaciones militares.
Susan Pittman, portavoz de USAID, dijo a IPS desde Estados Unidos que no quedan civiles en Faluya, y anunció que una vez terminadas las operaciones militares, su agencia realizará las evaluaciones correspondientes.