La pobreza, las guerras y el VIH/sida son las mayores amenazas a la infancia en los países en desarrollo. Las tres pueden contrarrestarse con voluntad política, dice Unicef.
La pobreza no viene de la nada, la guerra no viene de la nada, y el sida no se propaga por sí mismo, destacó la directora de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), Carol Bellamy, en el lanzamiento del décimo informe sobre El Estado Mundial de la Infancia, en Londres.
La mitad de los niños y niñas del mundo padecen privaciones extremas. Cuando tantos niños son privados de su infancia, nuestro futuro queda comprometido, advirtió Bellamy.
El último año, el mundo gastó 956.000 millones de dólares en armas y equipos bélicos. Con sólo una fracción de esa cantidad, entre 40.000 y 70.000 millones al año, se podrían financiar los Objetivos de Desarrollo del Milenio acordados por la Asamblea General de las Naciones Unidas para el año 2015, señaló la funcionaria.
Esos objetivos incluyen la reducción de la pobreza extrema a la mitad y de la mortalidad infantil en dos tercios, así como la universalización de la enseñanza primaria.
Demasiados gobiernos toman decisiones informadas y deliberadas que perjudican a la infancia, lamentó.
El nuevo informe, titulado La infancia amenazada y publicado el jueves, analiza las condiciones de vida de 2.200 millones de niños y niñas. Fue elaborado por un equipo de investigadores de la Escuela de Economía de Londres y la Universidad de Bristol, en colaboración con Unicef.
El documento distingue siete áreas de necesidades esenciales para la infancia: alimentación, agua potable, atención de la salud, educación, saneamiento, vivienda e información.
Hallamos que más de 1.000 millones de niños padecen alguna forma de privación severa de las necesidades humanas, y 635 millones sufren dos o más privaciones, dijo Peter Townsend, de la Escuela de Economía de Londres, en el lanzamiento.
Entre otras conclusiones, el informe establece que uno de cada seis niños padece hambre, uno de cada cinco no tiene acceso al agua potable, y sólo uno de cada siete recibe atención médica. Los países industrializados gastan en promedio 15 por ciento de su presupuesto en salud pública, pero en los países en desarrollo, esa proporción cae a uno por ciento.
Además, la mitad de los 3,6 millones de personas muertas en guerras desde los 90 fueron niños y adolescentes.
Las guerras no sólo desplazan comunidades, con una secuela de hambre, enfermedades y padecimientos psíquicos que afectan especialmente a los niños, sino que en muchos casos llevan a éstos al campo de batalla, señala el informe.
El VIH/sida amenaza cada vez más a los jóvenes: es la principal causa de muerte entre las personas de 15 a 49 años en el mundo en desarrollo, y hay más de 15 millones de menores huérfanos a consecuencia del sida.
Pero la pobreza infantil no es patrimonio del Sur en desarrollo. En varios países del Norte industrial, el número de niños y niñas pobres aumentó de manera notable en el último decenio, dice el informe.
Los niños experimentan la pobreza de manera diferente que los adultos, y ya sea que sus familias sean pobres o no, esos niños deben recibir servicios básicos, resaltó Townsend.
Unicef, con un presupuesto anual de 1.600 millones de dólares, trabaja para mejorar las condiciones de vida de la infancia mediante atención materno-infantil, programas de inmunización, educación para las niñas y cuidados adicionales en el caso de víctimas del VIH/sida.
Es posible financiar la eliminación de la pobreza. Las transferencias de efectivo son una estrategia modelo en ese sentido, dijo Townsend.
En México, el programa Oportunidades ofrece dinero en efectivo a madres pobres para que adquieran alimentos, útiles escolares y atención básica de la salud para sus hijos. Otros programas similares se han aplicado con éxito en Brasil y Sudáfrica.
Trabajamos cada día para hacer una diferencia en ese sentido, dijo Bellamy a IPS. Necesitamos más socios: gobiernos, organizaciones no gubernamentales, socios fundadores y los propios niños, pidió la directora de Unicef.