CAMBIO CLIMATICO: La hora del balance

Diez años después de la entrada en vigor de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, delegados de 188 países evaluarán este mes en Argentina el cumplimiento de los compromisos asumidos para reducir la emisión de gases invernadero, y discutirán proyectos de adaptación al recalentamiento del planeta.

Complacidos por la ratificación del Protocolo de Kyoto sobre Cambio Climático por parte de Rusia, que pondrá en marcha el primer instrumento obligatorio para reducir los gases invernadero, los representantes de los Estados parte de la Convención se encontrarán del 6 al 17 de diciembre en el centro de exposiciones ”La Rural”, de Buenos Aires.

En forma paralela a esa reunión, a la que se prevé asistirán más de 4.000 delegados, habrá un foro de organizaciones no gubernamentales (ONG) en el que se comprometieron a participar unas 700 agrupaciones ambientalistas, para debatir el impacto del cambio climático en sus comunidades y presentar proyectos de adaptación.

En diálogo con IPS, Gladis Enciso, de la ONG Foro del Buen Ayre, señaló que la expectativa de las organizaciones es ”muy positiva” por la inminente entrada en vigencia del Protocolo de Kyoto, y adelantó que se presentarán proyectos que podrían ser financiados por los mecanismos previstos en ese tratado.

De todos modos, Enciso, que es una de las coordinadoras del foro de grupos ambientalistas, admitió que el eje de la conferencia estará en la reunión oficial.

A diferencia de sus casi agónicas predecesoras, esta 10 Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático, más conocida como COP-10, promete debates intensos y avances significativos, ante todo porque la ratificación rusa permitirá comenzar a aplicar desde febrero los mecanismos de mitigación del Protocolo de Kyioto.

Eso significa que en dos meses los países en desarrollo comenzarán a recibir propuestas de empresas y gobiernos para desarrollar proyectos de reducción de la emisión de gases invernadero en sus países, en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio ideado para que los países industrializados compensen sus excesos de emisión de esas sustancias, que retienen calor en la atmósfera.

El principal gas causante de efecto invernadero es el dióxido de carbono, generado por la quema de combustibles fósiles.

Los delegados se proponen afrontar otros dos fuertes retos.

En primer lugar, crear un listado de eventuales impactos del recalentamiento del planeta en países en desarrollo, que señale las principales vulnerabilidades y comprometa fondos para la necesaria adaptación.

En segundo lugar, comprometer a Estados Unidos con la reducción de emisiones, a pesar de que retiró en 2001 su firma del Protocolo de Kyoto. ”Ellos siguen siendo parte de la negociación pero hay que traerlos a la acción”, dijo a IPS el argentino Raúl Estrada Oyuela, director de Asuntos Ambientales de la Cancillería del país y jefe de su delegación a la COP-10.

El alto funcionario tuvo y tiene un papel relevante en las negociaciones internacionales sobre cambio climático, presidió el comité que redactó el Protocolo de Kyoto y actualmente está a cargo de organizar la COP-10.

A fin de evitar lo que Estrada califica como una rutinaria sucesión de monólogos de los ministros de Ambiente, en Buenos Aires se lanzará una nueva metodología para la reunión. Los ministros se dividirán en cuatro paneles temáticos, y además de exponer brevemente van a debatir entre sí y con organismos no gubernamentales.

El primer panel será de balance. Aprovechando el décimo aniversario de la entrada en vigor de la Convención Marco, los delegados sintetizarán avances y retrocesos para reducir emisiones de gases invernadero en los plazos establecidos mediante compromisos internacionales.

Según un estudio de la Agencia Internacional de Energía, esos compromisos se cumplieron en términos globales, pero el esfuerzo de los países fue dispar.

Por otra parte, las naciones en transición de la economía socialista a la capitalista vieron caer drásticamente su producción y eso contribuyó a la disminución de sus emisiones, mientras aumentaban las de otros países, entre ellos España y Estados Unidos.

Habrá un panel sobre la adaptación al cambio climático, que por primera vez se erigirá en tema central de una conferencia de partes.

Hasta ahora, los integrantes del Grupo de los Siete países más poderosos (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) habían sido reacios a considerar esa cuestión, con el argumento de que no era un problema global sino un conjunto de diversas situaciones locales.

Pero según un artículo hasta ahora desdeñado de la Convención Marco, los países industrializados deben ”ayudar a los países en desarrollo particularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático a hacer frente a los costos que entrañe su adaptación a esos efectos adversos”.

”La idea es que podamos delinear una agenda de los temas que preocupan a cada región y conseguir compromisos de financiamiento para proyectos”, explicó Estrada, y comentó que los financiadores ”están renuentes a destinar dinero a estos temas si no señalamos un camino racional” para su utilización.

Ese camino consiste en desarrollar modelos matemáticos de escala regional y local para develar cuáles son las áreas críticas ante el aumento de la temperatura, y establecer prioridades según la seriedad de los impactos. Puede haber diversos programas según las regiones, adelantó.

Algunos países presentarán proyectos para construir barreras al aumento del nivel del mar o los desbordes de los ríos, otros deberán establecer cuáles cultivos se adaptarán mejor a los cambios del clima, y también se preverán medidas para afrontar tormentas tropicales que, según se pronostica, serán más frecuentes.

En este punto, Estrada teme que los cabildeos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo boicoteen la agenda. Los países petroleros demandan que entre los programas de adaptación se incluyan medidas para diversificar sus economías de manera de hacerlos menos dependientes del comercio de crudo.

Pero los donadores se niegan a incrementar los fondos para que se canalicen hacia países que ya reciben grandes ingresos por sus ventas de petróleo y que tienen aún por delante la provisión a vastísimos mercados como los de India o China, que están en plena expansión de su demanda.

Los otros dos paneles se dedicarán a la transferencia de tecnología y al impacto del cambio climático junto con a las medidas de mitigación hasta ahora adoptadas.

En cuanto a Estados Unidos, que ratificó la Convención Marco, Estrada advirtió que Washington enviará a la COP-10 una delegación de más de un centenar de funcionarios y asesores, y sostuvo que eso desmiente su aparente desvinculación del debate sobre cambio climático.

Washington desarrolla proyectos de captura de dióxido de carbono para reinyectarlo en pozos petroleros, apuntó el jefe de la delegación argentina, quien subrayó que si bien Estados Unidos es responsable de 25 por ciento de las emisiones de gases invernadero, hay en ese país estados y ciudades que redujeron esas emisiones.

”Estados Unidos 'sacó los pies del plato' prematuramente por obra de un lobby, ahora tenemos que inventar otra cosa para que vuelva” aunque ya no sea al Protocolo de Kyoto, dijo Estrada, y aseguró que ”ningún país en su sano juicio puede imaginar un escenario de reducción de emisiones sin Estados Unidos”.

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