Brasil es responsable de tres por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, lo que correspondió a 1.030 millones de toneladas en 1994, tres cuartos de ellas por la deforestación.
Es lo que informa el Inventario Brasileño, divulgado este miércoles por el gobierno en Brasilia, justo a tiempo para presentarlo el viernes en la Décima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se desarrolla en Buenos Aires hasta el 17 de este mes.
Las emisiones de dióxido carbono (el principal gas invernadero) aumentaron cinco por ciento entre 1990 y 1994, ya que en el primer año de referencia habían alcanzado 979 millones de toneladas.
Los combustibles fósiles (segunda mayor fuente brasileña de gases que recalientan la atmósfera) respondieron por solo 23 por ciento del total, una participación muy inferior a la de otros países, especialmente los industrializados.
Brasil tiene la ventaja de contar con una matriz energética con gran participación de fuentes renovables y limpias, como hidroelectricidad y biomasa, destacó la ministra de Minas y Energía, Dilma Rousseff, en el acto de divulgación del Inventario.
La pérdida de árboles de la Amazonia, acelerada desde los años 80, queda así como el talón de Aquiles de un país que pretende algún liderazgo en cuestiones ambientales mundiales, especialmente en el combate al recalentamiento global.
Reducir la deforestación es un compromiso del actual gobierno, que puso en marcha planes para combatir el talado de árboles y para desarrollar de modo sustentable la Amazonia, sostuvo la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, conocida como líder de luchas ambientales y sociales de Acre, un estado amazónico.
Los datos preliminares indican que en este año se estabilizará la destrucción de los bosques amazónicos, después de haber aumentado dos por ciento el año pasado y 28 por ciento en el año anterior, según Silva. El año pasado fueron talados 23.750 kilómetros cuadrados de bosques.
Organizaciones no gubernamentales (ONG), sin embargo, estiman que en 2004 hubo un fuerte aumento de la deforestación, que puede acercarse a los 30.000 kilómetros cuadrados, la extensión de Bélgica. Los datos preliminares son parciales e imprecisos, argumentan. El resultado definitivo será anunciado en marzo.
Con la comunicación del Inventario en la conferencia de Buenos Aires, Brasil cumple un compromiso de todos los países que adhirieron a la Convención sobre Cambio Climático.
Los países en desarrollo, aunque no están sujetos a metas de reducción de emisiones, asumieron compromisos previstos en los artículos 4.1 y 10 de la Convención, explicó a IPS Rubens Born, director ejecutivo de la ONG Vitae Civilis.
Incorporar medidas de prevención de gases en políticas sectoriales como las de energía, transportes y agricultura, preservar bosques y "reducir por lo menos el ritmo de aumento de las emisiones" son deberes asumidos, especialmente por Brasil, de cuyo gobierno los ambientalistas esperan un papel de liderazgo en ese tema, señaló el activista.
Born formó parte de una comisión del Foro Brasileño de ONG y Movimientos Sociales para el Desarrollo Sustentable que entregó una carta al presidente Luiz Inácio Lula da Silva hace una semana, reclamando la divulgación del Inventario, la adopción de una política nacional y otras ocho medidas gubernamentales para afrontar los cambios climáticos.
Según las ONG, Brasil tiene gran responsabilidad en la cuestión por ser el sexto mayor emisor de carbono del mundo.
Además del carbono, el país emite 13 millones de toneladas de metano y medio millón de toneladas de óxido nitroso, otros dos gases invernadero. La ganadería y la agricultura responden por 77 por ciento del metano, también liberado por la basura.
En la elaboración del Inventario, o Comunicación Nacional a la Convención, participaron 700 expertos de 150 instituciones gubernamentales y no gubernamentales, universidades y asociaciones empresariales, destacó el ministro de Ciencia y Tecnología, Eduardo Campos.
Además de prevenirse contra los efectos de los cambios climáticos, Brasil trata de desarrollar nuevas tecnologías que contribuyen a la reducción de los gases, aseguró el ministro, cuya cartera coordina la discusión y las políticas sobre el tema en Brasil.
Campos y la ministra de Minas y Energía destacaron que el país está sustituyendo buena parte de los combustibles fósiles, principal causa mundial del recalentamiento, por alcohol carburante y, a partir del próximo año, por biodiesel.
El programa del alcohol como sustituto de la gasolina, desarrollado en Brasil desde 1975, inició una nueva expansión el año pasado, con el surgimiento de los automóviles flexibles, que usan gasolina, alcohol o una mezcla de ambos en cualquier proporción.
En el año pasado se vendieron 48.178 de esos vehículos en Brasil, cantidad multiplicada por más de cinco este año, observó Rousseff. El biodiesel llegará al mercado el próximo año, con una mezcla de dos por ciento en el diesel o gasóleo, subproducto muy contaminante de la destilación de gasolina.