Acelerar la negociación de paz entre el gobierno sudanés y el Movimiento Popular de Liberación de Sudán (SPLM, por sus siglas en inglés), insurgente en el sur, es crucial para el conflicto en Darfur, al oeste sudanés, afirmó este jueves el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
Annan expresó esa opinión al comienzo de una reunión de dos días en Nairobi del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que es la cuarta fuera de Nueva York de ese organismo, desde la creación del foro mundial en 1945.
El embajador estadounidense en la ONU, John Danforth, ex representante en Sudán del presidente de su país, George W. Bush, impulsó la sesión en Kenia para respaldar en forma expresa y acelerar las negociaciones que llevan a cabo allí, desde 2002, Jartum y el SPLM.
El Ejército Popular de Liberación de Sudán, brazo armado del SPLM, combate por autonomía del sur sudanés, donde la población es mayoritariamente negra y cristiana o animista, mientras que la del norte, en su mayoría blanca y musulmana, controla el gobierno central y es partidaria de aplicar la ley islámica.
Desde 1983, ese conflicto ha causado la muerte de más de dos millones de personas, en su mayoría civiles, y el desplazamiento de otros cuatro millones.
En la reunión de Nairobi también se presta especial atención a la crisis política y humanitaria en Darfur, donde el gobierno sudanés es acusado de impulsar o tolerar una campaña de limpieza étnica con matanzas, secuestros, violaciones y destrucción de bienes, realizada por las milicias árabes Janjaweed (Hombres a Caballo)contra la mayoría negra de la región.
Según la ONU, unos 70.000 integrantes de las comunidades negras fur, masalit y zaghawa de Darfur, en su mayoría musulmanes, fueron asesinados, y otros 1,5 millones obligados a abandonar sus hogares por esas milicias, de los que 200.000 se han refugiado en el vecino Chad.
En febrero del año pasado, el Ejército para la Liberación de Sudán y el Movimiento Justicia y Equidad se levantaron en armas en Darfur contra Jartum, en nombre de la postergada población negra, y la respuesta de Jartum fue armar a las Janjaweed.
Las negociaciones para poner fin a los combates en el sur de Sudán se han llevado a cabo con auspicio de la Autoridad Intergubernamental sobre Desarrollo, integrada por Djibouti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán y Uganda.
El resultado incluye seis protocolos que abarcan la creación de un gobierno de transición y el reparto de la riqueza petrolera, así como la convocatoria, seis años después de la eventual firma de un acuerdo final de paz, a un referendo para determinar si los habitantes del sur de Sudán quieren la independencia.
Pero ese acuerdo final no se ha logrado, básicamente por hondas discrepancias sobre la idea de crear, antes de que se realice ese referendo, Fuerzas Armadas que reúnan a las actuales partes en conflicto, y sobre el futuro de los actuales insurgentes que no participen en esa eventual fusión.
Por otra parte, el SPLM aboga por el despliegue en Sudán de una fuerza de la ONU cuyo mandato le permita usar la fuerza para evitar que se reanuden las hostilidades, y Jartum quiere una que sea solamente observadora.
Los efectos de la tardanza (en lograr un acuerdo final) no se sienten sólo en el sur, sino también en todo el resto del país, a medida que el conflicto se extiende. El devastador conflicto en Darfur es una obvia evidencia de esto, aseveró Annan en Nairobi.
Por eso, el momento de decidir es ahora. (…). La rápida conclusión de las conversaciones norte-sur no sólo ayudaría a frenar la diseminación del conflicto a otras partes del país, sino que también serviría como base y catalizador para la resolución de otros conflictos en Sudán, opinó.
Se espera que el gobierno sudanés y el SPLM firmen este viernes un memorando de entendimiento en el que se comprometan a alcanzar un acuerdo final el 31 de diciembre.
De todos modos, el vicepresidente sudanés Ali Osman Taha se limitó este jueves a decir que una negociación pacífica es el único camino hacia un acuerdo integral de paz en Sudán, y pronto se logrará un entendimiento, sin hablar de fechas.
El líder de los insurgentes del sur, John Garang, pareció más dispuesto a establecer un plazo para el fin de las negociaciones, y dijo a los integrantes del Consejo de Seguridad que las dos partes deben alcanzar entendimientos sobre las cuestiones más importantes y firmar un acuerdo integral de paz a fines de 2004.
La paz tiene un precio, y estamos preparados para pagarlo, aseguró.
El representante del SPLM y su brazo armado en Sudáfrica, Barnaba Benjamin Marial, expresó la misma posición en una entrevista con IPS.
Esperamos un acuerdo de paz antes del fin de 2004. Todos (en el sur de Sudán) desean la paz. La gente quiere los dividendos de la paz, y nadie tiene ganas de volver a combatir, alegó.
El avance hacia la paz en el sur se ha visto opacado por la crisis en Darfur, que fue un reino independiente hasta que Sudán lo anexó en 1917.
Los conflictos en esa región comenzaron en los años 70 como una disputa por las tierras de pastoreo entre nómadas árabes y agricultores indígenas negros.
La terrible situación en Darfur se debe en su mayor parte a actos deliberados de violencia contra civiles, incluyendo extendidas matanzas y violaciones. Debido a la magnitud e intensidad del sufrimiento humano en esa región, el conflicto se mantiene como una quemante preocupación, comentó Annan.
Desde julio, la ONU ha aprobado dos resoluciones sobre ese conflicto, que buscaron presionar a Jartum para que desarme a las milicias árabes y restablezca la seguridad en Darfur, pero Annan dijo este jueves al Consejo de Seguridad que tanto el gobierno sudanés como las Janjaweed y los insurgentes violan un cese del fuego que firmaron en abril.
Se espera que el Consejo apruebe este viernes una nueva resolución sobre Darfur, y la organización no gubernamental humanitaria (ONG) Human Rights Watch, con sede en Nueva York, desea que se aproveche la oportunidad para imponer un embargo contra la venta de armas al gobierno sudanés, así como sanciones económicas y una prohibición de realizar viajes internacionales a sus principales integrantes.
Hasta ahora, la idea de sancionar a Jartum ha sido resistida por Rusia y China, dos de los cinco miembros permanentes del Consejo con derecho a veto, y también por Argelia y Pakistán, que son actualmente dos de los 10 miembros rotativos.
La ONG humanitaria Amnistía Internacional, con sede en Londres, lanzó el martes un informe en que acusa a China y Rusia de facilitar el conflicto en Darfur mediante el suministro al gobierno sudanés de aviones de combate, vehículos militares terrestres y municiones.
* Con aportes de Moyiga Nduru desde Johannesburgo. (