El gobierno sudanés y el insurgente Movimiento Popular de Liberación de Sudán (SPLM, por sus siglas en inglés) se comprometieron este viernes ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que sesiona en la capital keniata, a firmar el 31 de diciembre, a más tardar, un acuerdo que ponga fin a 21 años de conflicto.
El Ejército Popular de Liberación de Sudán, brazo armado del SPLM, combate por autonomía del sur sudanés, donde la población es mayoritariamente negra y cristiana o animista, mientras que la del norte, en su mayoría blanca y musulmana, controla el gobierno central e intentó en 1983 aplicar al país la ley islámica, lo que desencadenó el conflicto.
Desde entonces, esa guerra, que es la más antigua de Africa, ha causado la muerte de más de dos millones de personas, en su mayoría civiles y en gran medida por hambruna provocada por el conflicto, así como el desplazamiento de otros cuatro millones.
El embajador estadounidense en la ONU, John Danforth, ex representante en Sudán del presidente de su país, George W. Bush, impulsó la sesión en Kenia del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para respaldar en forma expresa y acelerar las negociaciones que llevan a cabo allí, desde 2002, Jartum y el SPLM.
Esas negociaciones se han realizado con auspicio de la Autoridad Intergubernamental sobre Desarrollo (Igad, por sus siglas en inglés), integrada por Djibouti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán y Uganda.
El resultado incluye seis protocolos que abarcan la creación de un gobierno de transición y el reparto de la riqueza petrolera, así como la convocatoria, seis años después de la eventual firma de un acuerdo final de paz, a un referendo para determinar si los habitantes del sur de Sudán quieren la secesión.
La reunión de dos días del Consejo en Nairobi, que comenzó el jueves, es la primera de ese organismo fuera de Nueva York en 14 años, y la cuarta desde la creación de la ONU en 1945.
Un memorando de entendimiento para acordar la paz este año fue firmado este viernes por Yahya Hussein Babikar y Nhial deng Nhial, representantes, respectivamente, del gobierno sudanés y del SPLM.
Los 15 miembros del Consejo añadieron sus firmas al documento, en calidad de testigos, al igual que Lazaro Sumbeiywo, enviado especial de la Igad.
El jueves, el vicepresidente sudanés Ali Osman Taha y el líder del SPLM, John Garang, habían destacado la importancia de alcanzar con rapidez un acuerdo de paz.
Vicepresidente Taha y doctor Garang, escuché sus palabras ante el Consejo y creo que están realmente decididos a tener un acuerdo de paz concluido el 31 de diciembre, como han prometido al mundo que lo harán, dijo Danforth este viernes.
Depende de ustedes demostrar que los descreídos y escépticos se equivocan, y hacer que su país avance a reunirse con la familia de las naciones. Esta reunión prueba que la atención del mundo está puesta en ustedes. Las Naciones Unidas y todas las naciones del mundo esperan y demandan que cumplan su palabra, añadió.
Intentos previos de lograr un cese final del fuego en Sudán han fracasado.
El Consejo aprobó por unanimidad una resolución que urge a Jartum y el SPLM a lograr con rapidez un acuerdo final de paz, y promete apoyo económico a la reconstrucción de Sudán cuando cesen los conflictos en ese país.
Golpeamos en todas las puertas y miramos desde todos los ángulos en busca de la paz. Estamos más comprometidos que en cualquier ocasión previa a que nuestro pueblo coseche los frutos del largo proceso de paz que recorrimos. Renovamos nuestro compromiso con el contenido de la resolución que acaba de aprobar la ONU, comentó Taha tras la sesión.
Esa resolución, que lleva el número 1574, dice a los sudaneses que su largo sufrimiento termina, y que podrán rehacer sus vidas. Haremos lo mejor que podamos para no defraudar al pueblo de Sudán y a la comunidad internacional, aseveró Garang.
El texto aprobado por el Consejo destaca que la paz en el sur de Sudán ayudará a resolver el conflicto en la occidental región sudanesa de Darfur, donde una política de tierra arrasada por parte de fuerzas gubernamentales y milicias árabes ha causado 70.000 muertes y el desplazamiento de cerca de un millón y medio de personas, de las que unas 200.000 se han refugiado en el vecino Chad.
Una crisis política y humanitaria comenzó en Darfur en febrero del año pasado, cuando el Ejército para la Liberación de Sudán y el Movimiento Justicia y Equidad se levantaron en armas en Darfur contra Jartum, en nombre de la postergada población negra, y la respuesta del gobierno fue armar a las milicias árabes Janjaweed (Hombres a Caballo).
Esas milicias son señaladas como responsables de matanzas, secuestros, violaciones y destrucción de bienes de las comunidades negras fur, masalit y zaghawa de Darfur, integradas en forma mayoritaria por musulmanes.
Darfur fue un reino independiente hasta que Sudán lo anexó en 1917, y los conflictos en esa región comenzaron en los años 70 como una disputa por las tierras de pastoreo entre nómadas árabes y agricultores indígenas negros.
La resolución 1574 amenaza con acciones no especificadas contra quienes continúen los actos de violencia en Darfur, y el secretario general de la ONU, Kofi Annan, señaló el jueves que tanto las fuerzas gubernamentales como las Janjaweed y los insurgentes violan un cese del fuego firmado en abril.
Grupos de la sociedad civil sudanesas y organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales opinaron que esa resolución ayudará poco a detener las violaciones de los derechos humanos en Darfur, que para algunos observadores constituyen un genocidio.
Esperamos duras acciones contra el gobierno de Sudán, que es responsable de atrocidades en Darfur, entre ellas sanciones económicas y prohibiciones de vuelos internacionales, pero nada así ocurrió, dijo a IPS Peter Lasu Ladu, portavoz de la Coalición de Organizaciones de la Sociedad Civil del Sur de Sudán, durante una manifestación ante la sede de la reunión del Consejo de Seguridad.
El lenguaje suave en la nueva resolución abre camino para que el gobierno siga cometiendo atrocidades, opinó.
Esa resolución, a diferencia de otras del Consejo sobre el mismo asunto, dejó fuera la demanda explícita de que el gobierno de Sudán desarme y juzgue a las milicias Janjaweed, comentó la ONG humanitaria Human Rights Watch, con sede en Nueva York.
El Consejo había aprobado resoluciones sobre la cuestión de Darfur en julio y septiembre, y manejó la posibilidad de un embargo de las compras de petróleo a Sudán si continuaban los abusos en esa región.
Algunos ya dicen: 'Apenas una resolución más'. Algunos dirán que todo esto es solamente una oportunidad para fotografías. Pero no vinimos aquí para una ceremonia, sino por resultados, aseguró este ciernes Danforth. (