La escena es inusitada. Un futbolista comete una falta violenta, pero no contra un adversario sino que la víctima es uno de sus propios compañeros de equipo, y se arma la confusión. Donde hay violencia, todos pierden, sentencia una voz.
Se trata de un aviso estrenado en la televisión y otros medios de Brasil este jueves, al celebrarse el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en una campaña diseñada por el Instituto Patricia Galvao, una organización no gubernamental con sede en Sao Paulo, volcada a la comunicación en defensa de los derechos femeninos.
Otra pieza publicitaria muestra a un grupo de hombres mientras toman cerveza en un bar y conversando sobre uno de ellos que golpeó a su esposa. Había bebido demasiado, se justifica el blanco de las críticas, pero éste es contrarrestado por otro argumentando que los demás beben igual y no agreden a sus mujeres. Bebida no es disculpa, dice la consigna final.
La campaña es innovadora porque por primera vez en Brasil se dirige directamente al público masculino, buscando que los hombres se identifiquen con los personajes y las situaciones mostradas, explicó a IPS la codirectora del Instituto Patricia Galvão, Jacira Melo.
Por ello es que los avisos son protagonizados por varones, en actividades usuales, como el fútbol, el deporte más popular del país, y la conversación en el bar alrededor de una mesa llena de botellas. Es necesario cambiar actitudes de los agresores, hay muchas experiencias exitosas en que la violencia doméstica se superó con psicoterapia para los hombres, explicó Melo.
Hasta ahora las campañas ponían acento casi exclusivo en las mujeres agredidas, destacando su drama personal y estimulándolas a denunciar el delito.
Hay que poner el hombre en el centro de ese debate, porque es su conducta que se debe modificar, argumentó la activista al explicar los trabajos presentados en esta jornada instaurada en 1999 por la Organización de las Naciones Unidas en recuerdo del asesinato el 25 de noviembre de 1961 de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de República Dominicana, por orden del dictador Rafael Trujillo (1930-1961).
Su Instituto, que lleva el nombre de una periodista y escritora feminista que vivió entre 1910 y 1962, divulgó también este jueves una encuesta hecha para averiguar el modo en que la población brasileña encara la violencia contra las mujeres.
De las 2002 personas entrevistadas en todo el país, incluyendo hombres y mujeres, 30 por ciento indicó que la violencia dentro y fuera del hogar es la mayor preocupación entre los principales problemas sufridos por las brasileñas.
Esta cuestión superó el cáncer de mama y de útero, que ocupa el segundo lugar entre las preocupaciones, con 17 por ciento, y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida el tercer puesto con 10 por ciento.
Lo más importante es que se reveló un elevado índice de rechazo a la violencia, muy por encima de lo esperado, destacó Melo, mencionando que 91 por ciento de los entrevistados consideró las agresiones contra la mujer un problema muy grave.
Soportarlas en nombre de la estabilidad familiar no debe ser la reacción de las mujeres, contestó 86 por ciento de los consultados. No existe ninguna situación que justifique la agresión del hombre contra su mujer para 82 por ciento de los consultados.
Las bebidas alcohólicas constituyen el principal factor de la violencia doméstica, indicaron 82 por ciento, quedando los celos en segundo lugar, con 63 por ciento.
Pero la bebida sólo es un catalizador que se agrega a una situación anterior de violencia potencial y se aprovecha como disculpa, opinó Melo. Y se trata de un consumo difícil de combatir, por la tolerancia de la sociedad al acto de beber y la presión de los grupos económicos interesados, acotó.
En ciudades donde se impusieron límites para la venta de bebidas alcohólicas se notó que muchos pasaron a beber en su propia casa y hay indicios de que la violencia doméstica aumentó, ejemplificó.
En la evaluación de la directora del Instituto, campañas de educación permanentes o intermitentes durante cinco o seis años reducirían mucho la violencia de que son víctimas las mujeres, ya que la sociedad tiene clara conciencia del problema, según indicó la encuesta.
En Brasil, dos millones de mujeres son agredidas cada año, en una especie de guerra oculta, y prácticamente unilateral en términos de sexos.
Comisarías de Mujeres, especializadas en recibir sus quejas, Casas de Abrigo donde son acogidas las víctimas de violencia que no tienen donde refugiarse, son algunas de las instituciones creadas para mitigar el problema
Son necesarias otras políticas públicas y mejorar las existentes, especialmente la atención en el sistema público de salud, donde los funcionarios y médicos no están preparados para atender estos casos, sostuvo Melo.
Sin embargo, estudios apuntaron que 40 por ciento de las mujeres que buscan los servicios de salud se quejaron de violencia física o sexual, destacó.