Cada vez más los judíos estadounidenses que creen necesarios grandes cambios en la política de su país, de Israel y de Palestina para retomar la senda de la paz en Medio Oriente.
Pero el camino de estos ciudadanos se hace cuesta arriba, dado el firme respaldo del gobierno de George W. Bush al primer ministro israelí Ariel Sharon.
Defensores del proceso de paz confían en que vuelva a abrirse el camino de las negociaciones tras la muerte del presidente palestino Yasser Arafat y el reciente llamado del primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, a que el gobierno de Bush encabece una nueva iniciativa de paz.
Si bien virtualmente todas las organizaciones judías de Estados Unidos postulan proteger al estado de Israel, muchas se oponen a Sharon, exigen el desmantelamiento de los asentamientos judíos en Cisjordania y defienden la constitución de un estado palestino.
Una de esas instituciones, Brit Tzedek v'Shalom (Alianza Judía por Justicia y Paz, radicada en Chicago), pidió a sus 16.000 miembros inundar la Casa Blanca con mensajes de apoyo a la designación de un enviado internacionalmente reconocido para facilitar ahora la resolución del conflicto palestino-israelí.
En una carta abierta, la organización urgió a Bush volver a comprometerse a alentar un acuerdo negociado y a señalar su determinación mediante el nombramiento, en los primeros 100 días de su segunda presidencia, de un funcionario dedicado especialmente a impulsar el proceso de paz.
El apoyo de Bush a Sharon le permitió al mandatario estadounidense obtener 25 por ciento de los sufragios de los votantes judíos en las elecciones presidenciales del 2 de este mes, 32 por ciento más que en 2000. La comunidad judía es un bastión tradicional del opositor Partido Demócrata.
La carta de Brit Tzedek v'Shalom también exhorta a Bush a procurar la implementación plena del 'plan de desconexión' y una renovación de las negociaciones dirigida a un acuerdo definitivo entre israelíes y palestinos.
El plan de desconexión es la denominación oficial de la iniciativa de retirada unilateral de las tropas israelíes de Gaza y de desmantelamiento de todos los asentamientos judíos en esa área y de la mayoría de los ubicados en Cisjordania.
El actual bloqueo de las negociaciones sirve como antorcha del terrorismo internacional y amenaza la seguridad de nuestra nación, agregó.
La realidad demográfica de Israel deja en claro la urgencia de una solución basada sobre dos estados, clave para preservar Israel como estado judío y democrático, indica la carta.
Brit Tzedek v'Shalom, fundada en 2002 por un ex legislador israelí, exhortó al gobierno de Bush a rechazar con firmeza las condiciones impuestas por Israel al proceso de paz, que socavan las futuras negociaciones.
Entre ellas mencionan el actual trazado del muro que Israel construye en torno de Cisjordania y la permanencia de grandes asentamientos judíos en esa área, aun en el marco del plan de desconexión.
Aunque estamos a favor de evacuar los asentamientos, sólo podemos apoyar una retirada responsable que no socave la posibilidad de un futuro acuerdo negociado y el establecimiento de un estado palestino viable en Cisjordania y Gaza, dijo la presidenta de Brit Tzedek, Marcia Freedman.
Otra organización, el Centro de Acción Religiosa del Judaísmo Reformista, le recordaron en una carta al secretario de Estado (canciller) en funciones, Colin Powell, que la retirada de Gaza estaba directamente vinculada con el retorno a la mesa de negociaciones.
El Centro, que representa a alrededor de 1,5 millones de judíos estadounidenses, también manifestó su preocupación en torno del terrorismo contra civiles y las problemáticas condiciones humanitarias de vida de los palestinos.
Asimismo, urgió a Washington a mantenerse activamente involucrado en impulsar el proceso de paz y las negociaciones hacia una solución de dos estados.
A pesar de su representatividad, estas organizaciones no reciben apoyo financiero, atención de los medios de comunicación ni de dirigentes políticos, al contrario que otras instituciones conservadoras y con mejores vínculos, como el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (AIPAC).
AIPAC y la Conferencia de Presidentes de grandes organizaciones judías junto con sus poderosos compañeros de ruta, Cristianos Sionistas, forjaron un consenso bipartidista en Washington en cuanto a que la política hacia Medio Oriente debe privilegiar la 'relación especial' entre Israel y Estados Unidos, escribió la periodista Esther Kaplan en la revista The Nation.
En la práctica, este sólido consenso significa priorizar la seguridad israelí frente a la paz, apoyar incluso medidas israelíes extremas como el muro de separación y los asesinatos colectivos, y deslegitimar al liderazgo palestino, según Kaplan.
Una encuesta de la firma Zogby International reveló en 2002 que entre 50 y 60 por ciento de los judíos estadounidenses entrevistados estaban a favor del fin de la ocupación y del desmantelamiento de los asentamientos en territorio palestino.
Otra organización religiosa judía, la Comunidad Tikkun de California, llamó al pueblo palestino a reconocer el derecho de Israel a mantener su patria dentro de las fronteras anteriores a 1967, con control sobre el sector judío de Jerusalén y el Muro de los Lamentos.
Además, llamó a los palestinos a poner fin a los actos de terrorismo contra Israel, y condenó las violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de ocupación contra la población árabe.
Otra organización californiana, Voz Judía por la Paz, se muestra especialmente preocupada porque el gobierno de Sharon continúa alentando la construcción de asentamientos en Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental.
Judíos contra la Ocupación, organización con sede en Nueva York, sostuvo que no es necesario subyugar a la población palestina para garantizar la seguridad de Israel. La paz, según esta institución, solo será resultado del respeto mutuo.
Judíos Contra la Ocupación advirtió que la ocupación empeora la posición de los judíos en Medio Oriente y en todo el mundo, se opuso a la demolición de viviendas y a la destrucción de cosechas en territorio ocupado, llamó a Estados Unidos a poner fin a la asistencia económica a Israel.
Uno de los grupos más antiguos de la comunidad judía, Rabinos de América del Norte por los Derechos Humanos, publicaron una carta abierta para protestar contra las demoliciones de viviendas palestinas. El texto fue firmado por 400 rabinos.