Todos, menos Estados Unidos, parecían prever las consecuencias de su asalto militar a Faluya: un desastre humanitario en ese bastión de la insurgencia iraquí y el fortalecimiento de la resistencia contra la ocupación en todo Iraq.
Mientras altos militares estadounidenses dan por cumplidos sus principales objetivos en esa ciudad central tras siete días de combate, la otra cara de la ofensiva aérea y terrestre comienza a mostrarse: miles de familias atrapadas sin alimentos, agua potable ni asistencia médica.
Nadie puede saber cuántos de los 1.200 rebeldes que las fuerzas estadounidenses dicen haber matado dentro de la ciudad son civiles, ni si la cantidad de muertos es mayor.
La Sociedad de la Media Luna Roja Iraquí, respaldada por la Cruz Roja y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), consideró un gran desastre la situación en Faluya.
La Media Luna Roja tiene varios equipos de socorristas y médicos y camiones cargados de alimentos a la espera de autorización del gobierno provisional y las fuerzas estadounidenses para entrar en la ciudad, pero todavía no se le ha permitido el ingreso.
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El Comité Internacional de la Cruz Roja expresó profunda preocupación por la población civil atrapada en la ciudad. Todos los participantes de los combates tienen la responsabilidad de proteger a los civiles y permitir la asistencia de los heridos, declaró Rana Sidani, portavoz de la organización.
Las fuerzas estadounidenses replicaron que ellas mismas se encargarán de las tareas humanitarias. Pero a juzgar por relatos de testigos, podría ser demasiado tarde.
Muna Salim, quien logró huir de la ciudad con su hermana después que el resto de su familia muriera por los bombardeos, afirmó que Faluya se convirtió de un campo de batalla en una ciudad fantasma en los últimos días.
Faluya tenía cerca de 300.000 habitantes, pero fuentes militares de Estados Unidos estimaron que entre 70 y 90 por ciento de su población huyó.
La mayoría de las familias que quedaron permanecieron dentro de sus casas todo el tiempo, dijo Salim en Bagdad.
Siempre teníamos hambre, porque no queríamos agotar todas nuestras reservas de comida ni de agua. No sabíamos cuándo podríamos obtener más, contó. Salim no logró armarse de valor para hablar de los muertos.
A los estadounidenses no les importamos, sostuvo Ahmed, un joven de Faluya que llegó a Bagdad con la mayor parte de su familia hace tres días.
Todo el personal médico abandonó la ciudad. Los únicos que quedan son los propios residentes o gente de Ramadi y otras ciudades vecinas que llegaron para ayudar, señaló.
Los habitantes de Faluya están desamparados, dijo Ahmed. Cualquiera que saliera de su casa podía ser blanco de francotiradores estadounidenses o ser reclutado por los mujaidines, por lo tanto nos quedábamos en casa la mayor parte del tiempo y rezábamos. Cuantas más bombas explotaban, más rezábamos y llorábamos, contó.
Ahmed no tenía muchas esperanzas de sobrevivir. Cada noche nos despedíamos, porque pensábamos que íbamos a morir. En algunos barrios, todas las casas estaban arrasadas, no quedaba nada. A veces podíamos conseguir agua, pero nunca había electricidad, explicó.
Según el testigo, las fuerzas estadounidenses arrojaban bombas sobre casas de familia. Los que no peleamos sufrimos igual por las bombas y los tanques de Estados Unidos. ¿No se dan cuenta de que se están poniendo a tanta gente en su contra?, preguntó.
La resistencia iraquí tomó el control de muchas ciudades tras el sitio de Faluya. Aunque las fuerzas de Estados Unidos dicen tener el control de Mosul, en el norte, el canal árabe de noticias Al Jazeera informó que el ejército estadounidense, la policía iraquí y la Guardia Nacional desaparecieron de esa ciudad y que hombres armados y enmascarados caminan libremente por sus calles.
Un periodista independiente dijo desde Faluya a Al Jazeera que la situación es muy mala, no hay seguridad, sólo grupos armados de resistencia en las calles, y parece que no hay gobierno en Mosul, aunque oficiales estadounidenses dicen haber recuperado el control de las estaciones de policía y algunas áreas de esa ciudad.
Asimismo, rebeldes iraquíes controlan actualmente grandes áreas de Ramadi, Samarra, Haditha, Baquba, Hiyt, Qaim, Latifiyah,Taji y Khaldiyah. También se han reportado combates en Kerbala, ciudad sagrada para los musulmanes chiítas.
El levantamiento se ha propagado a la capital también. Los distritos de Al Dora, Al Amiriya, Abu Ghraib, Al Adhamiya y Khan Dhari están controlados por combatientes de la resistencia.
Vehículos militares estadounidenses han sido dañados y destruidos cerca de la ciudad de Hiyt, y hay combates en Hilla, una localidad habitualmente pacífica al sur de Bagdad.
La situación aquí ha ido de mal en peor, afirmó Alí Abdulá, un carpintero de 35 años residente en Hilla. Ahora hay combates en toda la ciudad, y la resistencia pelea ferozmente contra las fuerzas polacas, integrantes de la coalición ocupadora, dijo.
Según Abdulá, esta es la primera vez que se enfrentan tropas polacas y combatientes de la resistencia.