Millones de habitantes de Europa oriental están convencidos de que la vida era mejor para ellos antes del colapso del sistema comunista, hace 15 años.
Uno de cada cinco checos, en su mayoría mayores de 50 años, quisieran regresar al comunismo, y más de la mitad de los pensionados opinan que el país hizo mal en elegir la democracia en 1989, según una encuesta realizada en República Checa por la agencia Median.
Sondeos realizados en otros países ex comunistas revelaron que muchos adultos mayores consideran que la vida era mejor bajo el comunismo.
En Polonia y la antigua Alemania Oriental, esta nostalgia está lo suficientemente extendida como para haberse ganado un nombre propio: Ostalgie, o nostalgia del Este.
En Eslovaquia, la mitad de los encuestados en octubre por la agencia MVK manifestaron insatisfacción con los cambios experimentados en el sistema político desde 1989.
Y en Rusia, donde sucesivos regímenes comunistas se contaron entre los más represivos del mundo, el Partido Comunista goza todavía de amplio apoyo.
El fenómeno refleja una mezcla de inseguridad social y simple nostalgia entre las personas mayores del antiguo bloque oriental, según expertos.
Es una combinación de nostalgia y la reacción humana de mirar hacia atrás y ver la época de la juventud en color rosa, opinó Jan Buncak, catedrático de sociología de la Universidad Comenius, en Bratislava, capital de Eslovaquia.
Sin embargo, también refleja preocupación por la falta de seguridad en términos de empleos y beneficios que el comunismo garantizaba a todos, dijo a IPS.
El cambio de la economía de planificación central a la de libre mercado tras la caída del muro de Berlín puso fin al empleo garantizado y al apoyo financiero estatal para todos los que los precisaban.
Además, el precio de los artículos de consumo quedó liberado, y los subsidios estatales para necesidades básicas como la energía y la calefacción se retiraron gradualmente.
El desempleo en los países que antes integraban el bloque soviético es ahora mayor que en Europa occidental. Polonia y Eslovaquia registran los mayores índices de desempleo de Europa, con 19 y 14 por ciento respectivamente. República Checa tiene nueve por ciento de desempleados.
La criminalidad también es hoy un problema mayor que antes. Las autoridades comunistas consideraban que el orden público era sinónimo de un buen funcionamiento del aparato estatal, y que el estado-policía era la causa de que el crimen organizado fuera raro en esos países.
Antes había mucho más orden en la sociedad, y muchos menos delitos, comentó Antonin Kutek, un ex miembro del Partido Comunista checo y actual empresario, en declaraciones al diario Mlada fronta Dnes.
La gente tenía mucho más respeto por la policía, los fiscales y los tribunales, agregó.
El temor por la inseguridad social y el desorden público se ha traducido en un apoyo real a los partidos comunistas de Europa oriental.
En la República Checa, encuestas realizadas periódicamente atribuyen al Partido Comunista entre 15 y 20 por ciento del apoyo popular. El partido tiene 41 legisladores en un total de 200.
Mientras, el Partido Comunista de Eslovaquia obtuvo seis por ciento de los votos en las últimas elecciones parlamentarias, en 2002, convirtiéndose en uno de los tres mayores partidos de oposición.
En Rusia, el Partido Comunista quedó en segundo lugar en los comicios legislativos de 2003, con más de 12 por ciento de los sufragios.
Pese a este renacimiento del apoyo a los partidos comunistas en Europa oriental, pocos creen que éstos se transformen en fuerzas políticas dominantes, porque sólo cuentan con el apoyo de la generación mayor.
Aquellos que sienten nostalgia del comunismo o lo apoyan políticamente son todos mayores de 50 años. Las generaciones más jóvenes no tienen ningún interés en el comunismo, dijo Buncak a IPS.
Según la encuesta realizada este mes en República Checa por la agencia Median, la gran mayoría de las personas menores de 40 años no quieren un retorno del comunismo.
Sólo ocho por ciento de los encuestados de 15 a 19 años, tres por ciento de los de 20 a 29 y siete por ciento de los de 30 a 39 quieren una sociedad como la anterior a 1989.
En contraste, 31 por ciento de las personas de 50 a 59 años y 56 por ciento de las de 60 a 69 quieren el regreso del comunismo. (