EDUCACION-EEUU: Bienvenidos, pero no todos

Por muchos años, estudiantes de todo el mundo llegaban a universidades de Estados Unidos en busca de buena formación, oportunidades profesionales y, en algunos casos, libertades que no tenían en su país, gracias a un proceso ágil de obtención de visa estudiantil. Ya no más.

El acceso de los estudiantes extranjeros se ha vuelto más difícil, en especial para los procedentes de países islámicos, concluyó un informe del Instituto de Educación Internacional, una agencia educativa estadounidense sin fines de lucro, administradora del programa de becas Fulbright.

Luego de cinco años de fuerte crecimiento, el número de estudiantes extranjeros que asisten a institutos de educación terciaria en este país sólo aumentó menos de uno por ciento entre 2002 y 2003.

En contraste, el número había crecido entre dos y 6,4 por ciento entre los años 1997 y 2002.

De los 20 principales países de procedencia, 13 registraron una disminución en la cantidad de estudiantes que viajaron para estudiar en Estados Unidos.

La tasa de inscripción de los estudiantes de Arabia Saudita y Kuwait cayó 25 por ciento en el último año, la de Emiratos Arabes Unidos, 15 por ciento, la de Malasia, 11 por ciento, y la de Indonesia, 10 por ciento. Todos estos son países de mayoría musulmana.

En total, el número de estudiantes procedentes de Medio Oriente cayó 10 por ciento en el último año, al pasar de 38.545 a 34.803.

En contraste, los estudiantes llegados de India aumentaron 12 por ciento a 74.603; los de Kenia, 11 por ciento a 7.862, y los de Corea del Sur, cinco por ciento a 51.519.

Pese al enlentecimiento de la inscripción de estudiantes extranjeros, "Estados Unidos mantiene sus puertas abiertas a los hombres y mujeres de buena voluntad de todas partes del mundo, lo cual es vital para el entendimiento mutuo y nuestro propio bienestar", destacó Patricia Harrison, subsecretaria de Estado para Asuntos Educativos y Culturales.

Allen Goodman, presidente y director general del Instituto de Educación Internacional, sostuvo que la disminución de estudiantes de países musulmanes y de Medio Oriente "refleja varios factores: la débil situación económica en muchos países, las preocupaciones de seguridad de los estudiantes y sus familias, y la creciente competencia de otros países".

Pero Rabiah Ahmed, directora de comunicaciones del Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas (CAIR), no opina lo mismo.

Según Ahmed, la razón de la disminución radica en las políticas que Washington ha adoptado desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, que han intimidado o directamente impedido a los estudiantes de países islámicos estudiar en instituciones nacionales.

"Los estudiantes musulmanes no se sienten bienvenidos ni seguros en Estados Unidos", dijo Ahmed a IPS.

Aunque las nuevas normas para la obtención de visa estudiantil se aplican a todos, los procedimientos especiales aplicados a los hombres musulmanes de ciertos países luego del 11 de septiembre de 2001 hicieron sentir excluidos o perseguidos a los estudiantes islámicos, afirmó.

"Aunque los procedimientos de registro especial ya no se aplican, nuevas políticas contribuyen a la percepción de que los musulmanes son un blanco", dijo Ahmed.

Por ejemplo, el Departamento de Seguridad Interna anunció el lunes la utilización de un sistema de alta tecnología para rastrear a los extranjeros que ingresan al país, incluidos los estudiantes.

Además, el argumento de que la competencia de otros países impide a estudiantes musulmanes inscribirse en universidades estadounidenses es cuestionable, porque no existe un límite oficial al ingreso de estudiantes extranjeros, señaló Ahmed.

Además, pese a la crisis económica mundial, llegan estudiantes en grandes números desde India, México, Kenia y China, cuyo producto interno bruto por habitante es inferior al de la mayoría de los países musulmanes y de Medio Oriente, añadió.

Las nuevas normas y restricciones de visa hacen que muchos estudiantes de Medio Oriente elijan a Canadá o Europa como destino, o simplemente se queden en su país.

"Todos quieren tener la oportunidad de estudiar y tener una buena vida, pero hay una gran frustración entre los musulmanes en Estados Unidos. Este país ya no les parece un lugar seguro", concluyó Ahmed.

La disminución de estudiantes extranjeros también podría perjudicar a las universidades estadounidenses, dado que aquéllos aportan cada año más de 12.000 millones de dólares a la economía nacional, según el Instituto de Educación Internacional.

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