Las ventas externas asumieron un papel decisivo en la reducción de los riesgos y en el crecimiento de la economía de Brasil desde el año pasado, cuando asumió el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva que, a priori, pretendía impulsar antes que nada la expansión del mercado interno.
Brasil ya acumuló este año un superávit comercial sin precedentes de 28.121 millones de dólares, superando largamente el obtenido en todo el año pasado, que fue de 24.824 millones de dólares.
Las exportaciones sumaron 79.121 millones de dólares de enero a octubre, 32,3 por ciento más que en igual período del año pasado, mientras que las importaciones también se incrementaron de forma impresionante, al llegar a 28,6 por ciento en la misma comparación.
La aceleración del comercio exterior brasileño ganó un empuje excepcional desde el año pasado, cuando las exportaciones se expandieron 21,08 por ciento y las importaciones sólo 2,16 por ciento.
Son efectos tardíos de la gran devaluación de la moneda local frente al dólar adoptada junto con la política de cambio flotante en enero de 1999, sumada a un esfuerzo exportador del gobierno y las empresas.
El Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior prevé que las ventas al exterior acumularán 94.000 millones de dólares en diciembre, lo que representa 21.000 millones de dólares más que en 2003 y casi todo el aumento del producto bruto interno esperado este año, de poco más de cuatro por ciento.
El superávit esperado es de por lo menos 32.000 millones de dólares. Empero, aún son metas conservadoras, teniendo en cuenta que el país exportó 8.843 millones de dólares e importó 5.836 millones, un récord histórico, en octubre.
Pero los últimos meses del año en general registran un retroceso exportador y aumento de importaciones debido a las fiestas de Navidad.
Los resultados obtenidos en los dos últimos años mejoran sustancialmente la relación entre exportaciones y deuda externa neta del país, un indicador de vulnerabilidad siempre destacado por los economistas.
En 1999 la deuda, descontadas las reservas internacionales y los créditos en el exterior, equivalía a casi cuatro veces el total anual de las exportaciones. Ahora esa proporción se limita a 1,5 veces, un índice menos preocupante.
Sin embargo, Brasil sigue vulnerable a las oscilaciones de la economía internacional, pues aún no puede acomodarse y necesita continuar el esfuerzo en su comercio exterior, evaluó Fernando Ribeiro, economista de la Sociedad Brasileña de Estudios de Empresas Transnacionales y Globalización (Sobeet), que acompaña especialmente las cuentas externas del país.
Cualquier incertidumbre puede provocar fuga de capitales del país, con las consecuentes presiones e inestabilidades macroeconómicas, dijo a IPS. El gran superávit comercial mejora la situación, pero Brasil aún tiene que pagar cerca de 30.000 millones de dólares anuales del servicio de su deuda externa.
Además, las reservas internacionales netas del país son bajas, menos de 25.000 millones de dólares, y las inversiones extranjeras directas se recuperaron desde julio, pero se limitarán a unos 15.000 millones de dólares este año, señaló Ribeiro.
El crecimiento económico de este año, más de cuatro por ciento según todas las previsiones, se debe también a una recuperación de las ventas internas y de la producción industrial. Pero el Banco Central elevó su tasa básica de interés de 16 a 16,75 por ciento en los dos últimos meses, buscando contener una demanda que podrá sobrepasar la capacidad productiva del país.
También surgen preocupaciones respecto del mantenimiento del crecimiento de las exportaciones. La moneda nacional se valorizó en los últimos meses, con un dólar cotizado a menos de 2,85 reales por unidad. Un tipo de cambio en ese nivel puede afectar el buen desempeño del comercio exterior, según algunos economistas.
Otros problemas, como el embargo a la carne brasileña de vacuno y de puerco en Rusia, a causa de la fiebre aftosa en la Amazonia, y las restricciones argentinas a productos industriales brasileños, entre ellos televisores y refrigeradores, preocupan a los exportadores.
La Federación de las Industrias de Sao Paulo reclama una revisión de los acuerdos comerciales con Chile y alguna forma de contener pérdidas provocadas por acuerdos de libre comercio bilaterales de países latinoamericanos.
El acuerdo de Estados Unidos con Chile y otros en negociación por Washington pueden afectar las ventas de bienes manufacturados brasileños, sustituidos por productos estadounidenses favorecidos por el libre comercio, según Marcos Jank, director del Instituto de Estudios de Comercio y Negociaciones Internacionales (Icone).