DROGAS-EEUU: Precio cae en las calles tras 25 años de «guerra»

El fracaso de Estados Unidos tras un cuarto de siglo de ”guerra contra la droga” ha quedado de manifiesto por la caída del precio de esas sustancias en las calles, según la no gubernamental Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).

"Tras 25.000 millones de dólares invertidos en 25 años para luchar contra las drogas en América Latina, no estamos más cerca de ganar una guerra cuyo objetivo era, en definitiva, reducir el abuso”, dijo la directora ejecutiva de WOLA, Joy Olson.

Tampoco los 3.000 millones de dólares aportados desde 2000 por Washington al Plan Colombia de lucha contra el narcotráfico y la insurgencia de izquierda en aquel país lograron elevar el precio de la cocaína y la heroína en Estados Unidos, según el informe publicado este martes.

De hecho, a mediados de 2003 —última fecha con datos disponibles— tanto el costo mayoristas como el minoristas había alcanzado su cotización más baja en 22 años desde que existe registro estadístico, advierte WOLA.

El estudio de esta organización se concentra en los ”efectos colaterales” de la política antidrogas de Estados Unidos en las instituciones democráticas de México y los países andinos productores de estas sustancias.

En ese sentido, los autores del informe proponen una gran reforma de la política oficial de la Casa Blanca, que se ha dedicado, más que nada, a atacar las fuentes de drogas en los países de origen.

”La actual política no funciona”, dijo Coletta Youngers, coeditora del informe de 400 páginas, titulado ”Drogas y democracia en América Latina, el impacto de la política estadounidense”.

”No detectamos evidencia de reducción significativa del flujo de drogas ilícitas salidas de los países andinos ni de otras regiones”, sostuvo Youngers.

La revelación más importante del informe, producto de tres años de investigaciones a cargo de 20 expertos de Estados Unidos y América Latina, se refiere a la estadística sobre el precio de las drogas entregado por el centro académico RAND Corporation a la Oficina Nacional de Políticas para el Control de Drogas de la Casa Blanca el año pasado.

La política de control de drogas de Estados Unidos parte del supuesto básico de que reducir el suministro elevará los precios y desalentará a los usuarios.

Los últimos datos aportados por RAND Corporation, mantenidos en reserva por la Casa Blanca, indican que los precios mayoristas y minoristas de la cocaína y la heroína cayeron entre 2000 y junio de 2003.

”Se puede concluir que la cocaína y la heroína siguen siendo ampliamente asequibles en Estados Unidos”, dijo John Walsh, analista de WOLA que colaboró con el último informe.

Un portavoz de RAND Corporation confirmó a IPS que aquel informe fue entregado a la oficina de la Casa Blanca en abril.

Walsh atribuyó el mantenimiento en reserva del estudio de RAND Corporation al hecho de que ”los precios son hoy más bajos que cuando comenzó el Plan Colombia”. El experto añadió que WOLA obtuvo una copia del estudio de manos de una fuente del Congreso legislativo.

Pero un portavoz de la oficina antidrogas de la Casa Blanca consideró que las cifras informe de RAND Corporation son ”absolutamente irrelevantes para medir el impacto del Plan Colombia”.

”El informe de WOLA está repleto de errores, datos irrelevantes y malinterpretaciones. El impacto del Plan Colombia no se sintió hasta agosto de 2002, cuando asumió el presidente Álvaro Uribe. Para fines de 2003, la cosecha de coca se había reducido 33 por ciento”, dijo el informante.

Además, aseguró que no hubo retrasos en la publicación del informe, pues en general ese proceso insume un año.

Washington ha asignado desde 2000 casi 3.000 millones de dólares al Plan Colombia, la mayoría en concepto de asistencia militar a Bogotá. Así, el país latinoamericano se convirtió en el tercer receptor de asistencia estadounidense al extranjero, detrás de Israel y Egipto.

El Plan Colombia tenía inicialmente el objetivo de afianzar la autoridad del gobierno en áreas del país donde el cultivo de coca y adormidera (o amapola, materia prima del opio, la morfina y la heroína) era particularmente intensa.

Pero la actividad se resumió fundamentalmente en la fumigación de vastas áreas del país, lo cual presentó grandes inconvenientes para el ambiente y para la producción agrícola legal.

Además, eso provocó ”un dramático aumento en el cultivo en Perú y Bolivia”, indicó el periodista Gustavo Gorriti, experto en narcotráfico y codirector del diario peruano La República, quien participó en la presentación del informe de WOLA.

Es improbable que haya fumigaciones en Perú y Bolivia, dada la fuerza política de los cultivadores de coca de esos países, agregó Gorriti.

La guerra contra las drogas declarada a comienzos de los años 80 por el entonces presidente Ronald Reagan ”contribuyó a confundir las funciones militares y policiales, con la militarización de las fuerzas policiales y la asignación a los militares de funciones de policía”, indicó Youngers.

”De ese modo, se fortaleció a las fuerzas armadas a expensas de las autoridades civiles de una región con una trágica historia de dictaduras militares”, agregó.

Además, la ”guerra” llevó a Washington a entablar alianzas con políticos inescrupulosos, como el general panameño Manuel Noriega y el otrora hombre fuerte de la inteligencia peruana Vladimiro Montesinos.

Los pactos con estas figuras, muy implicadas en el narcotráfico, le permitían a Estados Unidos cumplir con metas antidrogas de corto plazo en detrimento del desarrollo democrático de esos países en el largo plazo, según el informe de WOLA.

La naturaleza represiva de la guerra contra las drogas también desató importantes conflictos sociales e inestabilidad política. El año pasado en Bolivia, el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Losada, elegido en las urnas, fue depuesto por un movimiento opositor que incluyó a los cultivadores de coca (cocaleros).

Mientras, en la propia Colombia se cometen las peores violaciones de derechos humanos de las que se tiene noticia en la América Latina de hoy.

”Los esfuerzos por el control antidrogas causaron una guerra contra los pobres y un asalto contra las instituciones democráticas”, consideró Olson. ”Hemos gastado millones en esfuerzos antidrogas y no tenemos nada que mostrar, excepto daños colaterales.”

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