/CORRECCION*/EEUU: Nuevo embate contra la ONU

Ante el estancamiento en Iraq y la dificultad de lograr ”cambios de régimen” en Irán y Corea del Norte, neoconservadores de Estados Unidos se unieron a la extrema derecha para poner la mira en un blanco mucho más débil: la ONU, empezando por su secretario general, Kofi Annan.

Dos destacadas voces neoconservadoras pidieron el lunes la renuncia del secretario general basados en informes de que el hijo de Annan, Kojo, recibió pagos de una firma auditora suiza contratada por el foro mundial para controlar el programa ”petróleo por alimentos” en Iraq, hasta cuatro años después de haber dejado esa empresa.

El programa permitía a Iraq, como excepción al embargo internacional, vender cantidades limitadas de petróleo para adquirir alimentos, medicinas y otros artículos humanitarios, todo bajo supervisión de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

Los dos artículos que reclamaron la renuncia de Annan, uno del columnista William Safire publicado en The New York Times y otro en la página editorial de The Wall Street Journal, fueron rápidamente difundidos por el canal de televisión FoxNews, perteneciente al magnate de los medios de comunicación Rupert Murdoch.

FoxNews recordó que el diario The New York Sun dio la primicia sobre los pagos de 2.500 dólar mensuales de Cotecna Inspections a Kojo Annan tras su salida de la firma, hace cinco años.
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Este es ”el fin del comienzo del escándalo”, afirmó Safire, quien durante meses escribió sobre la supuesta complicidad de la ONU en el robo de miles de millones de dólares de las ventas de petróleo iraquí por el derrocado presidente Saddam Hussein.

”El fin no comenzará hasta que Kofi Annan, aunque él sea personalmente inocente, renuncie, porque con su ineptitud inicial y su obstruccionismo final ha deshonrado a la Secretaría de las Naciones Unidas”, escribió Safire.

Al mismo tiempo, la página editorial del Wall Street Journal publicó una columna de Glenn Harlan Reynolds, editor de InstaPundit.com, en el que instaba a sustituir a Annan por Vaclav Havel, ex presidente de la República Checa.

Coincidentemente, Havel es ahora copresidente del ala internacional del nuevo Comité sobre el Peligro Actual (CPD), un grupo neoconservador que considera que la ”guerra contra el terrorismo” lanzada por Bush es el equivalente de la ”cuarta guerra mundial”.

”La ONU está perdiendo lo que le queda de legitimidad moral, incluso entre aquellos que alguna vez la apoyaron, porque su grado de corrupción es demasiado obvio para ignorarlo”, escribió Reynolds.

Ambas columnas son la última señal de una campaña para desacreditar a la ONU que se gesta en círculos neoconservadores y de extrema derecha desde que Estados Unidos y Gran Bretaña invadieron Iraq, en marzo de 2003, sin la aprobación del Consejo de Seguridad del foro mundial.

El mismo día de la invasión, Richard Perle, líder neoconservador y ex presidente de la Junta de Políticas de Defensa del Pentágono, escribió una columna para el diario británico The Guardian en que celebraba ”la fantasía de la ONU como base del nuevo orden mundial”.

Al día siguiente, The Wall Street Journal publicó un artículo titulado ”Au Revoir Consejo de Seguridad”, en que exhortaba a Estados Unidos a apartarse de la organización para ”despojarla de su pretensión de legalidad y seriedad, y eliminarla como obstáculo hacia la auténtica seguridad colectiva”.

Los neoconservadores son políticos, académicos y analistas de los medios de comunicación de gran influencia en la política exterior dentro del gobernante Partido Republicano.

Son en su mayoría judíos de derecha, muy vinculados con el gobernante partido Likud de Israel, y abogan para que la política antiterrorista internacional de Washington apunte contra todos los grupos y países que consideran amenazas para los intereses israelíes.

Los neoconservadores son belicistas y hostiles a la ONU y a los procesos multilaterales en general. Sus postulados sobre política exterior rechazan el pragmatismo y plantean los conflictos en términos morales.

De acuerdo con esos principios, advierten que no se debe dar al foro mundial ninguna responsabilidad en la conducción de Iraq durante ni después de la ocupación, aun cuando se vuelve cada vez más claro que, sin una mayor participación internacional, la carga sobre las fuerzas armadas y el Tesoro de Estados Unidos será insostenible.

La acometida contra la ONU se intensificó tras una declaración de Annan a un periodista en septiembre, durante la campaña por la reelección del presidente George W. Bush, en la que consideró ”ilegal” la invasión de Iraq según la Carta de las Naciones Unidas.

Desde entonces, se sucedieron las notas editoriales y los ensayos furiosos contra el foro mundial, publicados en medios de derecha y neoconservadores, como The Weekly Standard y National Review, de Murdoch.

Además de la supuesta corrupción de funcionarios de la ONU en el programa petróleo por alimentos, esos artículos lanzaron muchas otras críticas contra la organización, por ejemplo su falta de intervención para detener las masacres contra civiles en Darfur, Sudán.

Asimismo, criticaron las censuras del Consejo de Seguridad a los ataques de Israel en territorios palestinos, y las advertencias de Annan contra la ofensiva militar en la ciudad iraquí de Faluya.

Las soluciones sugeridas han sido variadas: desde abandonar del todo a la ONU y crear una comunidad de democracias como alternativa, hasta retener o reducir más el aporte de Estados Unidos a la organización, que representa 22 por ciento de su presupuesto.

”El presidente Bush tiene el deber de repensar las relaciones de Estados Unidos con la ONU”, escribió Anne Bayefski en National Review Online después de la elección del 2 de noviembre. Bayefski pertenece al Hudson Institute, un gabinete de expertos neoconservadores, en National Review Online.

En cuanto a la extrema derecha de Estados Unidos, ha sido hostil a la ONU desde un principio, afirmando que era un complot de comunistas, socialistas y, según algunas versiones, de judíos y francmasones, para crear un gobierno mundial que destruiría la soberanía estadounidense y la libertad de sus ciudadanos, empezando por el derecho a portar armas.

/*En esta versión del informe transmitido a las 15.10 GMT se corrige un dato incorrecto sobre la propiedad del diario The New York Sun, en el quinto párrafo/

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