En los canales de Xochimilco, en la capital mexicana, cientos de turistas pasean en botes multicolores mientras admiran el paisaje, escuchan mariachis, degustan los tradicionales tacos y compran artesanías. Detrás de ese escenario, una ola de basura, aguas negras e invasiones humanas avanza sin pausa.
Xochimilco, la llamada Venecia mexicana, se deteriora con tal rapidez que el Fondo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que la declaró en 1987 Patrimonio Cultural de la Humanidad, amenaza ahora con quitarle esa categoría.
Enclavada en el sur de la ciudad de México, Xochimilco, palabra nativa cuya traducción al castellano es "el lugar de la sementera florida", es el último vestigio de una forma de vida prehispánica arrinconada por el crecimiento urbano.
Allí, los canales y las pequeñas islas, llamadas chinampas, levantadas hace más de 500 años sobre lo que fue un gran lago, ocupan hoy unos 25 kilómetros cuadrados, 375 menos que su extensión original. Los nuevos asentamientos humanos irregulares, la basura y la contaminación del agua están acabando con la zona.
Mientras los visitantes de los canales fluviales de Xochimilco pasean sobre alguno de los 200 pequeños botes conocidos como trajineras y admiran lo que queda del lugar, tras bastidores avanza la destrucción.
Los problemas en Xochimilco no empezaron ayer, no empezaron el año pasado, lo que estamos viendo es la suma, es el resultado de muchos, muchos años de negligencia, dijo a IPS Enrique Cifuentes, investigador del estatal Instituto Nacional de Salud Pública, que con pobladores del lugar.
Son pobres cerca de la mitad los 370.000 habitantes de Xochimilco, zona que incluye no sólo los canales fluviales y las chinampas, sino también calles y avenidas que alguna vez fueron parte de grandes lagunas.
Esos habitantes enfrentan rezago en servicios urbanos como agua potable o drenaje, pues muchos viven en lugares de reserva ecológica o donde las ordenanzas municipales prohibían construir.
Los nuevos pobladores llegaron en los últimos 20 años violando las normativas y se ubicaron en canales acuíferos previamente taponados y rellenados con tierra, piedras y basura.
La Unesco, que envío a México al experto Ciro Caraballo para tratar de apoyar el rescate de Xochimilco, pidió el 19 de noviembre frenar de forma urgente la expansión de la mancha urbana y remover los asentamientos habitacionales irregulares para evitar un mayor deterioro.
Sin embargo, autoridades municipales respondieron que será difícil expulsar a los pobladores invasores y que mejor será dotarles de servicios urbanos y declarar sus ocupaciones legales.
Una vez dado ese paso, se frenarían nuevas invasiones y redoblaría la vigilancia y protección de Xochimilco, con base en una plan que concertarán con Unesco, dijeron.
Diversos estudios indican que el agua que rodea a las chinampas y los canales está contaminada con desechos humanos y basura y que el sitio se hunde 18 centímetros cada año por la succión de agua que se hace de sus mantos subterráneos.
Según urbanistas, mantener el legado indígena de las chinampas es una tarea muy difícil debido a la presión urbana.
En los últimos 25 años, la ciudad de México duplicó su extensión y en los próximos años será necesario edificar nuevos espacios para millones de personas, pues la urbe sigue creciendo.
Invento de las culturas nativas, las chinampas, levantadas con capas de tierra extraídas del fondo de lagos y compactadas con vegetación y árboles plantados en sus perímetros, permiten el cultivo de varias clases de legumbres y flores en niveles hasta ocho veces superior al de otras zonas agrícolas.
Parte de eso es lo que ven los turistas que visitan Xochimilco, pero en un futuro no muy lejano quizá ya no existan canales y chinampas, pues se ve que el deterioro avanza con rapidez, sostuvo Cifuentes, investigador del estatal Instituto Nacional de Salud Pública que trabaja en el lugar.
Pobladores del lugar denuncian que empresas inmobiliarias taponan los canales con basura y piedras con la intención de abrir nuevas zonas urbanas.
La Unesco advirtió que, si no se detiene la destrucción, Xochimilco será sacado de la lista de sitios considerados Patrimonio Cultural de la Humanidad. Para evitarlo es que se envió a México a un experto cuya tarea es tratar de concertar con autoridades locales un plan de rescate.
Los asentamientos de Xochimilco, edificados a partir de islotes ganados a un extenso lago, encerrando en un Valle a 2200 metros de altura, son pruebas elocuentes del espíritu creador y de los esfuerzos del hombre para formar un hábitat en un medio geográfico poco favorable, declaró la Unesco en 1987, cuando elevó a la zona a categoría de Patrimonio.
Gran parte de lo que es la ciudad de México y sus alrededores, donde hoy viven 20 millones de personas, era hace 500 años una zona lacustre habitada por una avanzada cultura. Los europeos que la invadieron realizaron grandes obras de ingeniería para sacar el agua e instalar edificaciones, lo que cambió la fisonomía de la zona.
Xochimilco es el último vestigio de antiguas formas de vida ligadas al agua, pero pronto podría desaparecer.
