Las gotas de lluvia son mucho más pesadas para los pobres.
Las comunidades marginadas son golpeadas con más fuerza por eventos climáticos extremos como inundaciones, sequías y deslizamientos de tierra. Preparar a esas poblaciones para hacer frente a las consecuencias de esos desastres es una necesidad creciente.
Una red de organizaciones ambientalistas y humanitarias de todo el mundo advirtieron en un extenso informe que la falta de previsión pone en peligro el cumplimiento de las Metas de Desarrollo del Milenio acordadas por la comunidad internacional en 2000.
El estudio, titulado Up in Smoke (En agua de borrajas), alerta que el enfoque de los asuntos de desarrollo debe cambiar radicalmente, de modo de considerar el impacto del cambio climático.
Ambas cuestiones deben abordarse simultáneamente, pues están íntimamente ligadas, sostuvieron los autores del estudio.
Por un lado, eso significa que los países ricos deben apuntar mucho más alto de los compromisos ya asumidos en el Protocolo de Kyoto, convenio internacional para recortar las emisiones de gases invernadero que causan el recalentamiento planetario.
Ya están en marcha los esfuerzos para asistir a los pueblos más vulnerables en el Norte industrial y en el Sur en desarrollo para que se adapten al clima cambiante.
Según el borrador de un otro estudio, preparado por una alianza de organizaciones ambientales y de desarrollo, las pérdidas económicas por desastres climáticos crecieron abruptamente, de 128.400 millones de dólares en los años 80 a 432.200 millones en los 90.
En un análisis primario para determinar cómo pueden adaptarse las comunidades amenazadas por el cambio climático y cómo el mundo puede aprender de esas lecciones locales, las organizaciones sugirieron que ese fenómenoo amenaza con exacerbar la vulnerabilidad existente y crear otras nuevas para los pobres.
Entre esas nuevas vulnerabilidades figuran la pérdida de medios de subsistencia por el aumento de eventos climáticos extremos, desplazamientos humanos por elevación del nivel del mar e inundaciones costeras, inseguridad alimentaria atribuible a cambios en la temperatura y en los patrones pluviométricos y a la pérdida de cosechas, indica el estudio.
Se trata de poblaciones en tierras naturalmente frágiles y marginales, dijo Erika Spanger-Siegfried, del Instituto Ambiental de Estocolmo-Centro de Boston (SEI-B), al comentar los tres casos analizados por su grupo y el Alto Consejo Sudanés para el Ambiente y los Recursos Naturales.
Las otras organizaciones que participaron en la elaboración de este estudio preliminar, titulado Modos de vida sustentables y adaptación al cambio climático, son la Unión Conservacionista Mundial, el Instituto para el Desarrollo Sustentable y la Organización Suiza para el Desarrollo y la Cooperación.
Las comunidades analizadas se marginaron aun más debido a la conversión de áreas silvestres en predios de cultivo, dijo Spanger-Siegfried.
Hay una reducción de la base de recursos naturales para la subsistencia, dada la sobreexplotación de las tierras naturales, y eso aumenta la condición de vulnerabilidad, explicó la experta.
Estos son países pobres y poblaciones vulnerables no sólo por las sequías sino también por su propia condición socioeconómica, agregó.
Uno de los casos en estudio fue un proyecto en que participó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y 17 poblados en la occidental provincia sudanesa de Bara, a cuyos residentes se les pidió que sugirieran mecanismos para rehabilitar las tierras sobreexplotadas en esta región propensa a las sequías y, luego, desarrollarlos.
Así, se les brindó a la población incentivos para reemplazar sus rebaños de cabras por ovejas, que tienen un menor impacto sobre la tierra y brindan más posibilidades productivas, como la explotación de la lana.
Para la comunidad, los cambios aumentan su capacidad de lidiar con la sequía, explicó Spanger-Siegfrid.
Tienen alternativas para obtener un ingreso, para obtener crédito, cultivar diferentes tipos de vegetales, almacenar granos, irrigar jardines, acceder a los mercados, dijo.
El estudio mencionó entre las claves para la adaptación exitosa a las variaciones climáticas la comprensión del modo de vida local y sus vulnerabilidades, la implementación comunitaria de los proyectos, la organización de las propias comunidades, la fuerte participación de las mujeres, el entrenamiento local y la combinación de enfoques tradicionales y modernos.
En agua de borrajas también advierte que las medidas científicas y ambientales constituyen respuestas insuficientes al cambio climático.
La pobreza causa inseguridad y vulnerabilidad, y reduce la capacidad de adaptación de las comunidades. Hoy, la humanidad afronta los desafíos simultáneos de un obsceno nivel de pobreza y de un clima mundial en rápido recalentamiento, sostiene el estudio.
El mundo debe cumplir tanto con sus compromisos de las Metas de Desarrollo del Milenio como atacar el cambio climático. Ambas cosas están íntimamente vinculadas, sostiene el informe.
Las Metas de Desarrollo del Milenio, acordadas por los 191 países de la ONU, incluyen reducir a la mitad la cantidad de personas que viven con menos de un dólar diario y asegurar la enseñanza universal a los niños y niñas del mundo para 2015.