Alarmada por percibir la semilla de la destrucción del planeta en el consumismo, una de las principales organizaciones ambientalistas del mundo se propone construir en Portugal una ciudad ideal, aunque repleta de restaurantes, tiendas y hoteles.
Se trata de las ecociudades expuestas por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en la Tercera Conferencia Mundial de la Naturaleza en curso en Bangkok, y que tendrán su casco en 4.340 hectáreas al sur de Lisboa.
Pero se trata apenas de la primera fase de una campaña mundial en pro de los modos de vida alternativos. El costo estimado de la construcción de 6.000 viviendas, así como tiendas y hoteles, entre otros edificios, se calcula en más de 1.300 millones de dólares.
Aspiramos a construir una serie de comunidades emblemáticas para que sus habitantes vivan sustentable, accesible y cómodamente, dijo el coordinador de la iniciativa Un Planeta Viviente, Eduardo Gonçalves.
En estas comunidades no se sacrificará la calidad de vida moderna. Serán respetuosas de la familia, agregó el director general de WWF, Claude Martin.
A la Conferencia Mundial de la Naturaleza, convocada por la organización conservacionista Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), asisten delegados de 81 gobiernos, 114 agencias estatales, más de 800 organizaciones no gubernamentales y unos 10.000 científicos y expertos de 181 países.
Los modos de vida más respetuosos del ambiente dieron origen en las últimas dos décadas a nuevos modelos de arquitectura, pero lo que separa este proyecto de sus predecesores es la escala en que los futuros pobladores abrazarán los valores ambientales.
El propósito es integrar muchos aspectos diferentes de la vida en un concepto de vivienda, que incluyan el uso del material de construcción, la energía, la alimentación y el transporte. Será más holístico que las casas que contaban con paneles de energía solar en los años 80, dijo Martin a IPS.
Esto se refleja en la descripción de Pelicano S.A., una empresa constructora portuguesa que es clave en el proyecto del WWF. La firma se propone utilizar materiales sustentables, reducir la emisión de dióxido de carbono y los residuos, promover fuentes limpias de energía y recurrir a los recursos alimentarios locales.
La intención es utilizar más de 50 por ciento de materiales considerados sustentables, como cemento, y eliminar más de 90 por ciento de los materiales tóxicos habituales en la construcción.
Pelicano S.A. se comprometió a reciclar 25 por ciento de los desperdicios.
Además, la futura comunidad se apartará de los combustibles fósiles, pero asegurará la eficiencia energética integrando al diseño de sus edificios paneles fotovoltaicos para acumular energía solar, sistemas de calefacción de biomasa a pequeña escala y estanques de agua para la refrigeración.
A la organización ambientalista BioRegional se le acredita la concepción de este novedoso modo de vida, al establecer la comunidad BedZed en el sur de Londres. El sistema eléctrico y de calefacción de sus viviendas, por ejemplo, apela completamente a fuentes renovables de energía.
Además de Portugal, el WWF está identificando áreas en Europa, Australia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Sudáfrica para crear comunidades similares. Incluso las autoridades chinas están interesadas en construir una. Los detalles se están conversando, dijo Gonçalves a IPS.
Una vez que se complete la primera fase, el WWF lanzará la segunda, a un nivel más amplio y global, para 2007, agregó. Entonces, se incorporarán países de Asia, Africa, Europa oriental y América Latina que muestren interés.
El desarrollo de estas comunidades será clave para deshacer el daño que ya le hemos causado al planeta, sostuvo Gonçalves. Necesitamos encontrar soluciones para evitar la crisis que surge de los actuales estilos de vida, que son insostenibles.
En el Informe Planeta Viviente 2004, publicado pocas semanas antes de la conferencia en Bangkok, el WWF indicó que la demanda humana de recursos excedió a mediados de los años 80 el ritmo de reposición natural del planeta. América del Norte y Europa eran las regiones más depredadoras.
El ciudadano promedio de Estados Unidos requiere, en promedio, el equivalente a los recursos naturales producidos por 10 hectáreas del planeta para mantener su estilo de vida. El europeo promedio, cinco hectáreas, advierte el informe.
En contraste, el ciudadano africano promedio requiere una hectárea. Lo que es aún peor, el promedio mundial de consumo de recursos naturales por persona es de de 2,2 hectáreas, más de los 1,8 hectáreas que corresponden a cada ser humano.
A este ritmo, necesitamos 1,2 planetas para sostener nuestros estilos de vida, consideró Martin. La vivienda sustentable es una respuesta, pero no puede prescribirse una receta para todo el mundo. Debemos trabajar con comunidades locales y arquitectos locales. *** +Fondo Mundial para la Naturaleza, en inglés (http://panda.org/) +Congreso Mundial de la Naturaleza (http://www.iucn.org/congress/es_about/whats_the_wwc_es.htm) (