AFGANISTAN: ”No vine a ser florero”, dice embajador de EEUU

Afganistán no ha quedado atrás en los planes de Estados Unidos luego de la ocupación de Iraq, y sigue siendo un lugar de suma importancia estratégica y militar para Washington, aseguró el embajador estadounidense en Kabul, Zalmay Khalilzad.

”Antes de que nos involucráramos en Iraq, Estados Unidos ya estaba ayudando a Afganistán, y todavía lo estamos haciendo”, dijo Khalilzad en una entrevista exclusiva con la Agencia Afgana de Noticias Pajhwok

Sólo por citar la ”ayuda” más reciente: Estados Unidos bombardeó e invadió Afganistán en 2001, luego de que el movimiento radical islámico Talibán, que entonces controlaba gran parte de este país de Asia central, se negó a entregarle al saudita Osama bin Laden, líder de la red terrorista Al Qaeda.

Estados Unidos acusa a Bin Laden de ser ideólogo de los atentados suicidas del 11 de septiembre de ese año contra Nueva York y Washington.

Tras desalojar a los talibán del poder con ayuda la Alianza del Norte, formada por varias milicias armadas, Estados Unidos estableció un gobierno interino presidido por Hamid Karzai y con representación de las diversas etnias.

El mes pasado se realizaron las primeras elecciones, supervisadas por la Organización de las Naciones Unidas, en las que Karzai fue confirmado en el gobierno.

No obstante, los enfrentamientos continúan. Las fuerzas de Estados Unidos aún buscan a células de Al Qaeda y del Talibán en la frontera con Pakistán, en tanto las milicias locales y los ”señores de la guerra” recuperan influencia.

Estados Unidos tiene 20.000 efectivos en Afganistán, pero no integra una pequeña fuerza de paz internacional de 3.000 miembros que apenas logra proteger la capital.

Khalilzad, afgano de nacimiento, aseguró que Washington continuará ”colaborando con la administración” de este país.

—¿Qué tipo de conflictos enfrenta por ser afgano y representar a Estados Unidos? ¿Tiene previsto permanecer en Kabul luego de que concluya su misión?

—Me siento feliz, después de 35 años lejos de Afganistán, de volver para ayudar al país en su camino hacia el progreso y el éxito. Nací en Afganistán. Mi padre fue enterrado aquí, mi madre vive aquí y yo estudié aquí. No he decidido aún qué haré luego de que termine mi trabajo y no veo ningún problema en ser afgano y además ser embajador de Estados Unidos. Algunos esperan más de mí por esto, y yo siento ese peso en mis hombros, por eso trato de dar lo mejor.

—¿De qué habló con el presidente Karzai cuando se reunieron recientemente? Muchos afganos creen que es usted quien gobierna el país, y que Karzai sólo es una máscara.

—Karzai es el presidente de Afganistán. Yo quiero colaborar con la administración afgana, y si hay algún problema en que pueda ayudar al gobierno, ayudaremos. El objetivo es que Afganistán ya no requiera de nuestra asistencia, pero en tanto haya una necesidad, ahí estaremos.

—¿Pero qué tipo de ayuda ha dado? Se habla de injerencia de parte suya. En los momentos más difíciles, usted se reunió con varios ”señores de la guerra”, como Mohammad Mohaqiq, Abdul Rashid Dostum e Ismail Khan, y nunca se divulgaron los detalles de esos encuentros. ¿Se puede saber de qué se habló en esas reuniones?

—Depende del momento en que se realizaron. En ciertas ocasiones hablamos de la seguridad y del desarme, en otras de las tareas de reconstrucción y en otras de asuntos que son claves para el éxito de Afganistán. Pero todas las conversaciones las hicimos tras una consulta al gobierno afgano. Yo no vine aquí para ser un florero. Nuestra misión es asegurar que se resuelvan los problemas, y no descansaré hasta lograrlo.

—Karzai no quiere volver a tener un gobierno de coalición como cuando fue mandatario interino. Podría haber problemas de seguridad si a los comandantes de las diferentes milicias no se les da un lugar en el gobierno. ¿Cuánta ayuda puede ofrecer Estados Unidos para mantener la seguridad?

—No lo hemos discutido aún. Estuve afuera por unas semanas. Karzai dice que no quiere una coalición, y el futuro gobierno depende de él. Deberá mantener esa decisión, aunque creo que eso no significa que sólo una etnia tendrá parte del gobierno. Es necesario que el gobierno tenga participación nacional, que incluya a los hombres y a las mujeres, un gobierno que cumpla con su trabajo y que no tolere la corrupción. Asuntos como el (movimiento radial islámico) Talibán, los ”señores de la guerra”, los narcotraficantes y la economía son muy importantes, pero el tipo de gobierno que necesita el país y la forma en que debe funcionar también lo son.

—¿Cuánta ayuda militar dará Estados Unidos al futuro gobierno afgano si de éste quedan fuera los comandantes de las milicias que controlan algunas zonas del territorio?

—El tiempo de los comandantes de las milicias está pasando, así como el de los señores de la guerra. El éxito de Afganistán depende de tener un ejército nacional, leyes, un gobierno central fuerte y una economía próspera. Algunos señores de la guerra le están prestando atención ahora a estas cosas porque quieren ser parte del proceso de reformas. Este trabajo tomará tiempo, pero el futuro es esperanzador. Hubo versiones de que Estados Unidos estaba apoyando a los señores de la guerra, pero nosotros dejamos claro el año pasado cuál era nuestra política. No debería haber dudas. Afganistán es un lugar de suma importancia estratégica y militar para Estados Unidos, y por eso queremos su éxito.

—Washington trasladó a Iraq a varios funcionarios de inteligencia que estaban instalados en las ciudades afganas de Herat, Kandahar y Mazar. ¿Eso se debe a que la atención se volcó por completo a Iraq o es que ya no se necesita ese personal?

—No sé a qué hechos se refiere. Decir que hay una mayor atención a Iraq que a Afganistán es falso. Antes de que nos involucráramos en Iraq, Estados Unidos ya estaba ayudando a Afganistán, y todavía lo estamos haciendo. Yo personalmente me dediqué a acelerar el proceso de reconstrucción y a obtener 1,4 millones de dólares adicionales al presupuesto original (para Afganistán). El número de soldados enviados aumentó respecto de los últimos dos años. Las actividades vinculadas con la seguridad y la economía, e incluso la política, han aumentado. Estados Unidos puede trabajar en los dos países, en Afganistán e Iraq.

—¿Qué puede decirme sobre el informe que debió haberse publicado hace unos meses sobre los prisioneros bajo control estadounidense en Afganistán? ¿Cuándo va a ser divulgado? La organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch ha efectuado varias críticas a esa situación.

—Está terminado, pero todavía no fue hecho público. Tengo previsto hablar con las autoridades militares sobre esto.

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