La soledad, la inseguridad financiera y la incomunicación son problemas arraigados en el Japón moderno, y fueron señalados como la causa del último de una serie de pactos suicidas arreglados por Internet.
Más de 34.000 personas se suicidaron en Japón el año pasado. Muchas de ellas lo hicieron en grupo tras entrar en contacto mediante sitios web especializados en el tema, que en este país suman cerca de 8.000.
Eso es lo que la policía cree que ocurrió con los nueve jóvenes que halló muertos el martes en dos vehículos diferentes, con las ventanas selladas, y donde había sendas estufas a carbón encendidas.
Alertada por el amigo de una víctima que le comunicó su intención de suicidarse, la policía llegó hasta una camioneta estacionada en una zona boscosa del noroeste de Tokio, donde encontró los cuerpos de cuatro hombres y tres mujeres, incluidos adolescentes y una madre de 33 años.
Los cadáveres de otras dos mujeres fueron hallados en un automóvil alquilado en un templo aislado en Yokosuka, 40 kilómetros al suroeste de la capital.
Se cree que la mujer de 33 años indujo a las otras personas a suicidarse junto a ella mediante mensajes publicados en Internet.
Los males sociales modernos sumados al poder de Internet crean la peor situación posible para la creciente cantidad de japoneses propensos al suicidio. Nos enfrentamos a un fenómeno muy peligroso, dijo a IPS Sumiko Kitagawa, portavoz de Life Line Support Hotline, una línea telefónica de ayuda a personas con tendencia suicida.
La preferencia por la muerte en grupo es peculiar de la sociedad japonesa, donde la mentalidad grupal está muy arraigada. Esa mujer tenía miedo de morir sola, señaló Kitagawa.
Es fácil encontrar sitios web para suicidas en japonés. Todos contienen advertencias sobre la peligrosidad del contenido, que incluye deseos de muerte e información sobre métodos de suicidio. Algunos presentan listas de los materiales necesarios para la autoasfixia e incluso promueven equipos prontos para usar y a la venta.
Las investigaciones policiales sobre las siete personas halladas el martes en un vehículo revelaron que tenían problemas como desempleo, reprobación en los exámenes de ingreso a la universidad y falta de amigos. Las víctimas eran extrañas entre sí, y sólo se conocieron mediante sitios de Internet.
Tenían en común la adicción a Internet, con una inclinación especial por los sitios para suicidas.
En cuanto a la supuesta instigadora del suicidio, informes de prensa señalan que era una madre de dos hijos, divorciada dos veces, que había vivido en Estados Unidos y era víctima de violencia doméstica.
Antes de morir, dejó a sus hijos un mensaje que decía: Mamá se va a morir, pero no se preocupen. Por favor perdónenme.
Comentarios de familiares indican que la mujer no les había pedido apoyo. Lo mismo ocurrió con otros miembros del grupo suicida.
Algunas de las víctimas tomaban antidepresivos por indicación médica, pero no tenían una buena comunicación con su familia ni con amigos.
Por ejemplo, el padre de uno de los adolescentes muertos dijo que las últimas palabras de su hijo fueron: Voy a salir. Agregó que el joven estaba constantemente deprimido porque no encontraba empleo.
En 2003 se registró un récord de suicidios en Japón, con 34.427 casos. Asimismo, se registró un aumento de 700 suicidios en la franja de 30 a 39 años, y de 335 en la franja de 20 a 29.
El experto en educación Tamotsu Sensotsu cree que aquellos jóvenes con dificultades para adaptarse a la sociedad son los que buscan consuelo en Internet.
La nueva generación no enfrenta problemas cruciales. Los jóvenes son prósperos económicamente y libres para hacer lo que quieran en la sociedad japonesa, dijo a IPS.
Por lo tanto, señaló, son como balsas sin ninguna atadura, y esto los lleva a conectarse con perfectos extraños para encontrar algún sentido de pertenencia en algo, aunque sea la muerte. (